¿Y la exhumación de Franco para cuándo?
Una de las promesas estrella del gobierno de Pedro Sánchez fue, sin duda, la exhumación del dictador genocida Francisco Franco del Valle de Cuelgamuros. Hoy es 13 de marzo, y aún estamos esperando ese hecho. Una promesa, otra más, electoralista, otra llamada más al voto útil de izquierdas. Es la misma estrategia seguida para la aprobación de los presupuestos generales dialogando con el independentismo catalán: todo se sabía desde el principio.
El PSOE y Pedro Sánchez eran conocedores de las trabas burocráticas para la exhumación del dictador genocida Franco, además del tiempo necesario para llevarlo a cabo, un tiempo muy largo. Incluso, el gobierno no dudó en ponerse en contacto con la familia Franco -el representante gubernamental es Félix Bolaños, secretario general de la presidencia- y en ofrecerle a su abogado, Luís Felipe Utrera Molina, nieto del falangista y torturador José Utrera Molina, hasta una misa en memoria del dictador.
>>Valle de Cuelgamuros y el disfraz socialista<<
Una medida cosmética desde el principio que solo busca apoyo electoral. Y es que, fue en agosto de 2018 cuando Pedro Sánchez prometió que iban a proceder a la exhumación “muy pronto“. ¿Alguien cree que Sánchez no sabía a lo que se enfrentaba?
Lo que sí es cierto es que España, un país con el que muchos se llenan sus bocazas con la palabra “democracia“, no puede ni debe permitir que los restos de un dictador y genocida estén enterrados como si de un Papa se tratase.
Dicho todo esto, a lo que debería aspirar, además de sacar de ahí al genocida Franco, un gobierno que se dice socialista y de izquierdas, es a convertir de una vez por todas el Valle de Cuelgamuros en un mausoleo para la memoria de quienes sufrieron la brutal represión franquista, esa de la que a día de hoy, un puñado de fanáticos e iluminados, siguen sintiendo un hondo orgullo. ¡Qué pena!
>>La exhumación de Franco antes de las elecciones<<
Además de qué hacer con el Valle de Cuelgamuros, el PSOE, tras tantos años en los que ha gobernado este país, debió hace mucho ejecutar medidas para arrancarle las propiedades a aquellos ladrones del franquismo, y devolvérselas a sus herederos y dueños legítimos. Empezando, cómo no, por la incontable fortuna de la familia del propio dictador genocida.
Todas estas medidas hay que hacerlas por encima de cualquier cosa, de cualquier familia adinerada. No se está, como dice la derecha, profanando ninguna tumba. Se trata de que el mayor criminal que ha tenido este país no esté enterrado con unos honores que ni él, ni su séquito militar merecen.