Irónicamente, la medida con la que Pedro Sánchez conserva a muchos de sus votantes de izquierda, la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, podría cumplir con la voluntad del genocida de ser enterrado en El Pardo.
Después de no cumplir con las resoluciones de la ONU que obligan al gobierno de España a buscar, encontrar y reparar la memoria de los desaparecidos a causa de la represión franquista, de mantener como legal la justicia franquista que llevó al paredón a decenas de miles de opositores, de permitir que el robo de bienes y propiedades a los republicanos mantenga en posiciones privilegiadas a la alta sociedad franquista, y de apoyar la monarquía surgida de la dictadura, Pedro Sánchez, ayudado por los medios de comunicación, se viste de izquierdas con una cuestión meramente cosmética que, aún aplicándose, no supondrá un cambio en el statu quo heredado del fascismo, que dirigió España con puño de hierro desde 1939 hasta 1978, y con un guante de seda a partir de entonces.
Esta iniciativa, que se queda solo en la forma sin ni siquiera atisbar el fondo, es la exhumación de los restos de Francisco Franco. Por supuesto no los de José Antonio, que se seguirán quedado en una edificación levantada con el sudor, la sangre y la vida de los esclavos republicanos que fueron explotados por la dictadura en la construcción de ese mausoleo fascista.
Tampoco se derribará la cruz, ni se reconvertirá el espacio en un lugar que rinda homenaje a los que sufrieron por defender la democracia emanada de las urnas los días 16 y 23 del mes de febrero del año 1936, tampoco se recuperará el nombre original del Valle (Cuelgamuros). Solo la forma, no el fondo.
La cuestión es que exhumarlo, cosa que parece que sucederá convenientemente cerca de la jornada de reflexión antes de las elecciones, podría terminar con los restos del traidor a España -en tanto que se sublevó contra el gobierno surgido de las urnas, voluntad de la mayoría de los españoles-, en El Pardo, justo donde quería el máximo valedor del rey emérito.
Es el perfecto resumen de lo que lleva siendo el PSOE desde que el chantaje emocional de Felipe González funcionó en Suresnes: retórica de izquierdas y hechos favorables al régimen surgido del franquismo.