En los instantes previos a que se hunda un barco, las ratas -cuando las hay- son las primeras que corren a abandonarlo. No importa el tiempo que hayan pasado a cobijo en la embarcación, no interesa si es posible gastar recursos en intentar salvarlo, simplemente se van.
Al barco institucional que capitanea en el timón Lenín Moreno le está sucediendo eso mismo. Diferentes movimientos políticos, sociales y sindicales que han callado ante todos los atropellos cometidos por su ejecutivo, de un segundo a otro, resultan ser los más radicales activistas contra su gobierno.
No es creíble. No puede serlo. Este cambio no nace de una profunda reflexión en lo interno de sus organizaciones, mediante la cual sus bases y dirección señalan los errores, y aportan soluciones basadas en un análisis conjunto que se debe sustentar en meses de debates.
Lo que sucede es que sienten que el poder va a cambiar de manos en próximos momentos y no quieren perder su cuota institucional. Si Lenín Moreno cae y ellos permanecen a su lado, quedan invalidados para parasitar de nuevo las instituciones públicas del país tras el siguiente ciclo electoral.
Pachakutik, CONAIE, UNE, FUT, CUT son las principales organizaciones de apariencia progresista que han sostenido al gobierno de Lenín Moreno pese a que el presidente se saltó los cauces constitucionales para convocar el referéndum y la consulta popular, pese a que mantiene en la cárcel a Jorge Glas habiendo salido a la luz que es un montaje, persigue a los líderes de la Revolución Ciudadana para evitar competir electoralmente en igualdad de condiciones.
Conociendo que Lenín Moreno ha dado un golpe de estado institucional al pueblo no solo con el Caso Glas, sino con la purga de las autoridades del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCS) elegidas mediante voto popular, con el regreso a la pobreza de medio millón de ecuatorianos, el desmantelamiento de la UNASUR que aumentaba los derechos civiles, sociales y laborales de los ecuatorianos en todo el territorio sudamericano.
Constatando que los recortes en educación dejaban fuera a 200.000 estudiantes, muchos de los cuales sostenían una buena alimentación por la comida escolar, a la que ya no tienen acceso, que se ataca a los medios de comunicación de posición política no alineada.
Haberse mantenido al lado de Lenín Moreno sin criticar ninguno de esos atropellos, elimina cualquier rastro de credibilidad política que estas fuerzas intentan obtener ahora sumándose de manera oportunista a las movilizaciones populares convocadas e integradas por quienes se pusieron frente al gobierno de Moreno desde el principio. Han demostrado ser agentes peligrosos al servicio el neoliberalismo, son peligrosos en cuanto poseen una retórica de izquierda con la que llevan a los alienados dentro de los márgenes del sistema cuando éstos creen que se posicionan contra él.
El propio expresidente Rafael Correa, en una entrevista concedida a ElEstado.Net expresó que había que buscar la unidad con todos menos con estas fuerzas cómplices de Lenín Moreno.