El shock de la narrativa que propone Netflix en la serie “Dark”, ha alimentado la sensación de finalidad que proviene de la aparición de una pandemia mortal como la del COVID-19. Es una época que aparenta ser la del fin del mundo, o al menos del final de la sociedad tal y como la conocemos.
Particularmente en “Dark”, un sorpresivo y catastrófico acontecimiento, es el eje que rodea la trayectoria de cada personaje. Jonas y Martha, los principales viajeros en el tiempo, persiguen la causa de una fractura en el espacio-tiempo de la cual se desprenden dos realidades paralelas marcadas por un trágico desastre nuclear el cual genera el “Apocalipsis”.
El fin se acerca y es inminente
La existencia de la humanidad está en peligro, y no en el mediano o largo plazo, como las alertas que envía la tierra a través de la aceleración del calentamiento global o la ocurrencia de violentos terremotos y tsunamis.
Menos aún con el colapso de un modelo económico en la forma del estallido de burbujas financieras. No se trata de eso, es un cuerpo sin vida compuesto por proteínas que amenaza la vida de cada uno de los seres humanos que habitan el planeta tierra.
En estas circunstancias la vida se detiene y las calles se vacían, los espacios públicos se convierten en silenciosas estructuras huecas sin pasos, risas, ni encuentros. El confinamiento social o cuarentena ha impedido la posibilidad de mayor interacción humana y la restringe a estos espacios virtuales y a sus estrechas condiciones.
La propuesta estética de Dark y la atmósfera del confinamiento
La trama de Dark se desarrolla en un pueblo de Alemania llamado Winden, con una fotografía de colores fríos, acompañada de solitarios paisajes europeos donde en algunas secuencias nos sitúa en un lugar semi-abandonado y gris, alentando una profunda sensación de aislamiento, angustia y fatalidad.
Todo inicia con un suicidio, la muerte es una constante que representa el fin, y se trata de un final sin cierre que se reinicia una y otra vez, de manera circular e infinita sumerge al espectador en una especie de densa zozobra que apenas se trastoca con el descubrimiento de nuevos rostros que representan a los mismos personajes, pero en el pasado, presente y futuro.
En opinión de la artista venezolana Katiuska Torres, la serie televisiva “Dark” maneja muy bien el “planting”, un mecanismo de anclaje donde todo lo que rodea a la trama tanto dentro como fuera de la serie, se implanta en la mente del espectador. De esta forma, la materia oscura dentro de la cual viajan los personajes, es una esfera que también alcanza a “tragarse” a quien disfruta la serie.
La cortina de humo del entretenimiento en cuarentena
El confinamiento nos ha obligado a permanecer en nuestras casas apelando a distintos mecanismos para llenar esas franjas horarias que solíamos pasar en la calle, con entretenimiento de toda índole, la amplia oferta dispuesta por Netflix, Amazon, Youtube, así como otras redes virtuales, la televisión por cable, satelital y abierta.
Se utiliza todo lo que está a su alcance, para captar la atención de un público que ahora no descansa, por el contrario, se ocupa tratando de abstraerse de la dura realidad que representa la pandemia.
La industria del entretenimiento, en lugar de sacar al espectador de la trama apocalíptica, lo regodea en ella, una muestra inequívoca de ello, son los señuelos simbólicos que aluden al principio y fin del mundo presentados en la serie “Dark”, donde el propósito es crear un pesado pensamiento colectivo enfocado en discernir el momento actual, a partir de una sensación de colapso y finalidad.
La Cultura “mainstream” y la angustia por el futuro
Frederic Martel, sociólogo francés ha desarrollado de forma bastante interesante algunas teorías sobre la cultura “mainstream” y con ello ha descifrado los fenómenos “pop” como el resultado del ensamblaje de elementos visuales y sonoros fácilmente digeribles para la población, imponiendo de esta forma interpretaciones del mundo diseñadas a conveniencia de los principales centros de poder.
El “mainstream” se adueña rápidamente, sobre todo en tiempos de “big data”, del entramado de códigos que alimenta un ánimo colectivo, en este caso, la aparente ruptura de “Dark” con la narrativa sencilla que caracteriza a Hollywood es mercadeado rápidamente en el marco de la pandemia del COVID-19.
Todo ello de forma que otros productos surgen desviando la mirada del espectador de la maravilla cinematográfica que puede representar la famosa serie alemana hacia la incertidumbre de los tiempos de enfermedad y muerte, y con ello, crea sigilosamente los asideros emocionales para la construcción de un nuevo orden mundial marcado, principalmente por el miedo.
En este orden de cosas, series, memes y canciones, el suspenso, marca la pauta en la cual se desenvuelve la dolorosa trama de la cuarentena.