Caza: Muertes por accidente y armas de fuego
La caza no se sustenta en cuanto a control de especies. Nunca ha sido preciso que los humanos vayan cazando para preservar el ecosistema.
No hablaremos del terrible impacto que ejerce contra la naturaleza. Obviaremos el hecho de matar a otro ser vivo sin necesidad. Pasaremos por alto el despliegue de sadismo e incluso la adicción que sienten algunos cazadores por la misma actividad de dar muerte a un ser vivo. Hoy hablaremos de los accidentes de caza, de las muertes de seres humanos en el ejercicio de esta actividad.
- En Santisteban del Puerto (Jaén) moría un cazador de 34 años en enero de 2018 por un disparo en el pecho al disparársele el arma.
- En febrero moría otro hombre en Sonseca (Toledo), aparentemente al disparársele una escopeta cargada que estaba limpiando.
- El 11 de mayo muere una pareja en Las Gabias (Granada), aunque en esta ocasión no se trataba de caza, sino de galerías de tiro al plato. Se encuentra muerta a una pareja, de 21 y 24 años, con disparos de escopeta. Aunque aún no se ha celebrado el juicio, la hipótesis policial es que él la asesinó y después se suicidó.
- En julio tenemos un nuevo caso, con un joven de 12 años como protagonista. Sucedió en Valladolid, en esta ocasión con un revólver, propiedad (ilícita) de su abuelo.
- En octubre del mismo año moría de un disparo fortuito en la cabeza un joven de 13 años en Villalba de Alcores (Valladolid).
- En diciembre de 2018 murió un hombre en La Nucía (Alicante) al disparársele por accidente una escopeta mientras cazaba.
- En enero de este año moría un niño de 4 años, en una finca cerca de Burguillos (Sevilla).
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Estos son solo algunos ejemplos recientes. Hemos obviado casi todos los casos en los que el arma se utilizaba de manera intencionada, normalmente en asesinatos machistas.
Esta misma semana, el miércoles, ha vuelto a morir un niño de 11 años. Ha sucedido en Coín (Málaga), de nuevo por disparo de escopeta de perdigones. La familia es portuguesa, y se encontraba de vacaciones en la localidad. Los hechos sucedieron durante el transcurso de una salida procesional, causando alboroto, desconcierto y miedo al pasar por las calles coches de policía y una ambulancia con las sirenas. Esto es resultado del pánico que se ha creado a raíz de los informativos relatando la presunta intención de un chico marroquí de atentar durante la Semana Santa.
>>Detenido por pretender atentar en la Semana Santa de Sevilla. ¿Terrorismo o falsa bandera?<<
La media anual de muertes humanas por accidentes de caza es de entre 44 y 54,5, y los heridos superan los 2.500 anuales.
La caza pone en peligro a los cazadores, pero también a los asistentes, los senderistas, usuarios de campos y montes. Pese a que las revistas y asociaciones de caza insisten en que el número de incidentes va a menos (en base a datos como las denuncias o los seguros), la verdad es que estos datos son, en el mejor de los casos, inaceptables.
Además de la caza legal, abundan las cacerías ilegales, por el liberalismo que se ha concedido a la caza. Nada impide que en determinados lugares acudan niños y niñas si es una propiedad privada; en estos lugares, los usuarios casi pueden hacer lo que deseen. Los partidos amplían paulatinamente las temporadas de caza de determinadas especies. No existe suficiente control, especialmente en un lugar como la Península Ibérica, uno de los principales lugares de paso del mundo de aves migratorias.
No podemos eximir al PSOE de la responsabilidad en cuanto a la caza, pues al menos en Andalucía se ha protegido y potenciado por parte de este partido en el medio rural. Por supuesto, esto se ha ofrecido como alternativa a un auténtico plan viable de desarrollo para la región.
Pero VOX y el PP realmente deberían replantearse si su línea política es correcta. Potenciar la caza es peligroso. Nadie puede negar que las armas están diseñadas para matar. Tampoco se puede argumentar, en base a los datos ofrecidos, que los accidentes están fuera de control, que las armas se usan también para matar de manera intencionada. El control que se hace para las licencias no es suficiente, y no se controla lo bastante su tráfico, pues cada año aparece algún caso de asesinato u homicidio imprudente relacionado con armas de fuego ilícitas o no registradas.
No solo pretenden potenciar la caza, sino que además quieren una regulación más laxa en la obtención de licencias de armas. No para actividad cinegética. Para uso propio, en casa, en las ciudades. ¿Qué puede salir mal?