“L’eau de l’amour. Pour lui, pour elle”.
La retransmisión conjunta de los distintos canales internacionales terminaba su bloque de publicidad con el anuncio de un perfume francés muy caro. La exótica belleza de los modelos creados por ordenador con las medidas perfectas y los ojos de color penetrante juntamente con la suave melodía a piano que sonaba de fondo encandilaba a todo el que lo veía. Las calles restaban vacías a excepción de alguna plaza donde habían instalado una pantalla gigante para visualizar el acontecimiento del año. Las gentes se agolpaban en los bares y en sus casas con grandes cantidades de comida y bebida, como si de un gran evento deportivo se tratara. De hecho, la retransmisión de la Super Bowl había quedado relegada a un segundo puesto de audiencia desde hacía tiempo.
-“Volvemos de publicidad con los analistas políticos del momento: Adam Bloody y Susan Anderson. ¿Cómo van esas apuestas?”.
El presentador era un hombre alto y de complexión ancha que vestía un traje de color azul marino con una camisa de un blanco inmaculado. La efusividad con la que hablaba y gesticulaba hacía temblar el estadio en las gradas del cual miles de personas gritaban eufóricas esperando el inicio del gran momento. En la zona de la prensa se habían instalado todos los medios de comunicación del mundo. El cielo estaba plagado de drones que filmaban el acontecimiento desde todas las perspectivas y ángulos posibles. Era la noche más importante del año.
En el espacio vacío del campo de juego el espectáculo estaba a punto de comenzar.
-“Bien Jack, durante la pausa hemos estado haciendo nuestra porra”-continuó Susan.
-“En efecto Susan”-, prosiguió Adam-“creemos que en estas decimoterceras elecciones libres después del debate tendremos un ganador claro”.
El presentador Jack Steward hizo una mueca de asombro tan exagerada que su cara parecía el rostro de un mimo callejero.
-“¡No puedo creerlo!”-dijo llevándose la mano izquierda a la boca.
-“¿Estáis diciendo que en esta primera ronda conoceremos el futuro Presidente? Si esto llega a suceder será la primera vez en la historia que no hacen falta las dos rondas clasificatorias, ¡eso sería INAUDITO!”
-“Bien Jack, piensa que las encuestas han dejado todo al azar prácticamente esta vez. Y cuando eso ocurre solo quiere decir una cosa. Solo puede quedar uno.”
Presentador y colaboradores arrancaron a reír a carcajadas. A los tres personajes se les marcaba una sonrisa malévola en los labios que dejaba entrever una dentadura perfecta y blanca.
-“Este año pueden haber cambios importantes. El hartazgo de la ciudadanía cada vez es mayor, la gente anhela un líder que realmente se haga cargo de las demandas de la sociedad”.
-“Cierto Susan. Desde que tenemos elecciones libres la victoria siempre ha estado muy reñida entre dos candidatos. Pero esta vez es distinto, esta vez será emocionante”.
-“Ya lo han oído damas y caballeros, esperamos unas decimoterceras elecciones EMOCIONANTES y VIBRANTES donde cualquier cosa puede ocurrir”.
Los ánimos en las gradas se encendieron de golpe. La gente empezó a levantarse y gritar a pleno pulmón. Por el túnel de vestidores apareció la figura de un hombre acompañado de dos agentes de seguridad. Los tres se dirigieron al centro del campo donde se erigía un pequeño y humilde atril con un micrófono. El hombre se quedó solo mientras los hombres de seguridad volvían por donde habían venido.
El presentador empezó a narrar lo que estaba pasando como un periodista deportivo:
-“ATENCIÓN DAMAS Y CABALLEROS, ESTO ACABA DE EMPEZAR. EL PRIMER CANDIDATO HA SALIDO AL CAMPO Y YA ESTÁ POSICIONADO EN EL ATRIL. SE PUEDE PERCIBIR SU ESTADO DE NERVIOS, SABE QUE NO SERÁ FÁCIL. NO EMPIEZA CON MUY BUEN PIE NUESTRO PRIMER HOMBRE”.
El hombre tenía todos los focos apuntándole. Gotas de sudor se deslizaban por su frente. Los nervios eran evidentes. La gente seguía gritando desde las gradas. Era evidente que no era el candidato favorito de la gente, más bien uno de los más odiados.
El hombre tragó saliva y acercándose al micrófono empezó a hablar:
-“B-b-b-buenas noches”.
La multitud se encendía furiosa contra él:
-“¡CÁLLATE! ¡DESGRACIADO! ¡A NADIE LE INTERESA LO QUE TENGAS QUE DECIR!”.
El hombre balbuceaba de nuevo, esta vez alzando un poco más la voz:
-“BUENAS NOCHES A TODOS. En este primer turno de palabra quisiera agradecer a todos los que habéis venido y a todos los que nos votasteis el año pasado”.
-“DESGRACIADO, ACABAREMOS CONTIGO ESTA VEZ ¡LADRÓN! ¡LADRÓN!”
-“Sé que quizás han habido cosas que no hemos hecho bien desde el gobierno…”
La gente no cesaba de gritar:
-“¡MUERE MALDITO, MUERE! ¡TE VAS A LLEVAR LO ROBADO AL INFIERNO!”
Jack Steward seguía narrando acaloradamente:
-“¡ESTO ES DEMENCIAL! NI SIQUIERA VAN A DEJARLE HABLAR DENTRO DEL TIEMPO ESTIPULADO PARA ELLO. ¡EL CANDIDATO SABE QUE NO HA GUSTADO LA GESTIÓN DE SU PARTIDO ESTE ÚLTIMO AÑO Y VA A HACER LO POSIBLE PARA CONVENCER A SU ELECTORADO, COSA QUE TIENE MMMUUY DIFÍCIL!”
Susan y Adam seguían la función con los ojos abiertos como platos al son de la retransmisión que Jack Steward hacía. Los ánimos estaban al rojo vivo. El candidato número uno seguía intentando soltar un discurso que se había aprendido de memoria durante los últimos dos meses a sabiendas de lo que podía suceder, más ahora la memoria le fallaba carcomida por el terror que le empezaba a invadir todo su ser. El contador de tiempo a lo alto del campo seguía corriendo, estaba agotando los 10 minutos que tenía y la cosa no podía ir a peor.
-“Prometo que enmendaré los errores cometidos en el pasado y que el futuro será todo lo que el pueblo quiera. LO PROMETO”.
Diez, nueve, ocho, siete… El marcador llegó a cero y el micrófono se cerró. Una voz robótica por los altavoces daba comienzo al minuto de reflexión. De repente la multitud calló. Jack Steward bajo el tono de voz hasta que sus palabras fueron simples susurros:
-“Acuérdense ahora del procedimiento habitual. Hagan clic en sus dispositivos móviles a la opción que prefieran. El botón verde si quieren que pase a la siguiente ronda o el rojo si no”.
El candidato temblaba desde la cabeza a los pies. Su camisa era ya una amalgama de sudor mezclado con perfume caro. Su falsa sonrisa permanecía en su rostro y sus ojos pedían clemencia.
Otra vez la voz robótica, esta vez para dar por finalizado el minuto de reflexión.
-“ESTOY MUY EMOCIONADO DAMAS Y CABALLEROS, ESTO NO PUEDE SER MÁS EMOCIONANTE, NUNCA LO HA SIDO. VAMOS A VER QUÉ ES LO QUE LA GENTE HA DECIDIDO DESDE SUS CASAS”.
Una gran pantalla detrás del candidato mostraba el resultado de la votación: Un enorme “NO” de color rojo apareció al momento. El candidato cayó de rodillas al suelo y gritó clemencia a los electores del público, quienes tenían la última palabra. Se hizo un silencio sepulcral. Todo el público se puso en pie y estiró el brazo derecho hacía adelante, mostrando el dedo pulgar señalando hacía abajo. El candidato chilló horrorizado mientras lloraba y lloraba con una angustia que parecía que se le llevaba el alma.
-“Madre mía chicos, el pueblo ha hablado, ya lo creo que sí. Vamos a ver qué le depara a nuestro desafortunado ex-candidato, vamos allá”.
En la pantalla gigante aparecieron tres números. Eran tantos porciento. Al lado tres dibujos. El primero con un 12% era un arma de fuego, el segundo con un 38% era una catana y el último con un 50% y como opción ganadora un león.
-“¡Oh, qué maravilla para nuestro famélico felino! Lleva toda la semana sin comer”-. Susan y Adam le rieron la gracia. Por un lateral del estadio apareció un león que corrió hasta su banquete sin dejarle respirar ni un segundo. La gente volvió a enfurecerse.
-“POBRE ANIMAL, SE LE VA A CORTAR LA DIGESTIÓN, YA NO ROBARÁS MÁS PEDAZO DE DESGRACIADO”.
Al terminar, sacaron al león entre diez cuidadores después de dispararle un dardo tranquilizante mientras entraba el segundo candidato.
Este era un poco más joven que el anterior pero de igual manera estaba nervioso y aterrado, más después de ver lo acontecido con su antecesor.
-“BUENAS NOCHES. Votadnos a nosotros, nosotros somos el cambio que este pueblo necesita. Basta de corrupción, basta de chiringuitos montados para que unos pocos se forren”.
En el estadio se empezaron a alzar las voces de nuevo:
-“Tu eres un puñetero mentiroso igual que el de antes. ¡DAIS ASCO!”.
-“¿DÓNDE ESTÁN LAS MUJERES DE TU PARTIDO? ¿PARA CUANDO UNA CANDIDATA MUJER? ¡SOIS UNOS MACHISTAS Y MISÓGINOS!”.
El segundo candidato seguía hablando sin hacer caso a la muchedumbre que seguía gritándole.
-“Vaya Susan, parece que la estrategia del número dos está centrada en criticar a los otros candidatos”.
-“Así es Jack, me parece de mal gusto esta mala educación cuando la persona a quien se está difamando se encuentra esparcida a trozos por el suelo del estadio sin poder siquiera defenderse, me parece de muy mal gusto, la verdad”.
El segundo candidato finalizó sus alegatos justo al terminársele los diez minutos de rigor. El proceso se repitió. En la gran pantalla apareció una palabra con un color. Un “NO” incluso más rojo que el anterior.
-“Ostras Adam, lo han vuelto a hacer, madre mía ¿vamos a ganar las apuestas? ¿Vosotros qué opináis? Dejad vuestras opiniones en las redes, queremos saber qué pensáis”.
La reacción del segundo candidato a diferencia del anterior fue entrar en cólera y empezar a insultar a los votantes en actitud chulesca. En la pantalla esta vez dos resultados. Con un 40% el dibujo del león, con un 60, la catana. El candidato seguía increpando a la gente e insultándoles cuando de repente se quedó inmóvil. Un hilo de sangre le empezó a brotar de la garganta. Un hombre le había atravesado el pecho por detrás con una catana. La gente había decidido.
-“¡Madre mía damas y caballeros, esto se pone muy interesante! Nunca antes se había vetado de esta manera a dos candidatos seguidos. La gente está muy cansada. Seguimos”.
Tal y como retiraban el cuerpo sangrante del segundo candidato aparecía el tercero. Era un hombre de mediana edad que parecía muy seguro de sí mismo, cada pisada era una pisada firme y serena, sin titubeos, sin temblores, sin dudas. Realmente era un analfabeto que sabía que sí demostraba confianza ganaría sin duda alguna. La plebe era muy fácil de engañar. Él veía la grada como un sinfín de borregos fáciles de domar. Pero por suerte para todos, tal y como Dylan auguraba en otra época, los tiempos habían cambiado.
-“Yo no pienso empezar el discurso con un buenas noches, no. No porque no son buenas, son malas. Son malas por el legado que nos han dejado estos dos que acaban de salir aquí antes que yo. Son malos porque todavía no ha habido nadie que mirara por el país realmente como yo lo haría. Este país se merece alguien que ame a su patria, que luche por ella porque necesita ser salvada. Porque ella sola no puede salvarse, necesita un caballero que la salve y la lleve por el buen camino. No como estos, que no sabían y no hacían más que ensuciar el buen nombre de este país. Nosotros no robaremos, no. Nosotros haremos que este país salga de la crisis y acabaremos con esta corrupción”.
El estadio fue invadido por el silencio durante unos momentos. La gente giraba la cabeza y se miraban los unos a los otros anonadados. El contador llegó a cero. Y la gente volvió a votar, desde casa y desde el campo.
El candidato era número uno en encuestas. Tenía la autoestima tan alta que no había mostrado un ápice de duda en su discurso ni en su lenguaje tanto verbal como no verbal. De pronto se encendió la pantalla: “NO”.
Con un rotundo 95% la “plebe” pidió literalmente la cabellera del candidato número tres. Un hombre enorme salió del pasillo de vestidores dirigiéndose al candidato para ejecutar la voluntad del pueblo. Jack Steward prosiguió con su programa:
-“Pues aquí tenemos el destino del tercer candidato que tampoco ha podido pasar la primera ronda. Lástima, había muchas esperanzas puestas en él pero no ha podido ser. Estamos a punto de ver como ese hombre le arranca la cabellera de cuajo, pero… Antes vamos a ver unos pocos anuncios mientras se van preparando, y ya saben, volvemos después de publicidad. Volveremos a sus pantallas con Adam y Susan y por favor, no dejen de hablarnos por redes. Lanzamos esta pregunta al aire: ¿Creen que va a salpicar la sangre de la cabellera o no? Ya saben, hashtag #GLADIUS2039 y a opinar. Nos vemos, después de publicidad”.