Segunda parte de un artículo que viene a mostrar la mejor cara de la música nacional de los 20 años. Si en la primera parte aparecían discos fantásticos, en esta segunda no va a ser menos. Cojan asiento, lean y escuchen.
El panorama musical nacional goza de muy buena salud. Sí, aunque los medios de comunicación se empeñen en poner el foco hacia una pequeña parte de la escena. No hay género o subgénero que no contenga su ramillete de solistas y bandas de calidad incuestionable. Por desgracia, la mayoría de ellas viven o sobreviven, pero casi desde el más puro anonimato para el gran público, salvo honrosas excepciones como la de artistas como Quique González, Robe de Extremoduro o Bunbury.
Por supuesto, todas estas bandas y solistas podrían tener cabida en los medios. Podrían compartir espacio con los nombres televisivos a los que se les presta más atención. Aunque estos chicos a los que claramente se les utiliza, todavía no tengan nada reseñable y los talentosos sí. Podrían convivir en diversas emisoras, revistas o podcast. Pero no, ahora mismo el dinero llama más que el talento y la diversidad.
A día de hoy, cualquier persona que comience a interesarse por algo más que la corteza musical nacional tiene varias opciones: podcast de programas como Radio 3 o de colectivos más humildes aunque con gran sabiduría musical, explorar los servicios streaming, buscar en internet algunas webs digitales o acercarse a las bases de datos musicales. Pero para eso hay que tener interés, porque el 99 % de la música nacional (o internacional) no te la van a poner sobre la mesa.
Una vez dicho esto, no nos enredaremos más. A continuación tienes una selección de 10 discos que aumentan a 20 la lista creada en la primera parte del artículo.
Quique González – Salitre 48 (2001; Polydor)
La carrera de Quique González, aunque contó con cierta relevancia en su debut titulado Personal, comenzó a despegar precisamente en este Salitre 48, su segundo trabajo de estudio. Aquí el cantautor madrileño deja al margen la distorsión inicial para acercarse a sonidos más folk. La primera mitad del álbum es fascinante. En ella se encuentran composiciones que se convirtieron en clásicos de su repertorio como lo son “Salitre”, “La ciudad del viento” o “El rompeolas”. Entre ellas también deja caer “Crece la hierba”, otro de los puntos altos de la obra. No olvida su faceta eléctrica, la cual asoma por momentos en la segunda mitad, sin embargo se ve eclipsada por la primera, mucho más genial y diferencial. A partir de aquí, el artista fue cimentando una discografía muy respetada entre el círculo de cantautores nacionales.
Canciones destacadas: “Salitre”, “La ciudad del viento”, “El rompeolas” y “En el disparadero”.
Toundra – III (2012; Aloud Music Ltd)
Los madrileños Toundra habían sorprendido con un segundo trabajo en el que hacían palidecer a su modesto debut. Fue tan apabullante que mejorarlo se había convertido en una misión ciertamente compleja. Sin embargo, la tercera entrega puso de manifiesto que nos encontrábamos ante una banda creativa que todavía no había tocado techo. Instalados en un post-rock/post-metal con atmósferas muy logradas, el contenido musical les valió para obtener un reconocimiento que todavía tendría que haber sido mayor. Los dos primeros cortes, “Ara Caeli” y “Cielo negro” son extraordinarios. Las guitarras están muy bien conseguidas y la base rítmica resulta imponente. Logran mantener la atención del oyente gracias a sus giros instrumentales, y esto no es fácil cuando no hay partes cantadas. Este es un hecho que puede echar atrás a ciertas personas, sin embargo, si te gusta la buena música, este trabajo es una verdadera delicia.
Canciones destacas: “Ara Caeli”, “Cielo negro (Black Sky)”, “Requiem” y “Espírita”.
Robe – Destrozares. Canciones para el final de los tiempos (2012; El Dromedario Records)
El líder de Extremoduro dejó entrever su capacidad de reinvención y su ambición en aquel flamante La ley innata, creado para su banda madre. En solitario reafirma su posición con, hasta el momento, dos obras de estudio preciosistas y eclécticas. La segunda de ellas es, quizá, la más completa y madura. Nunca habría esperado algo así de Robe. Realmente me alegro de que haya sido capaz de despojarse de cualquier etiqueta. Eso sí, el tono de Destrozares. Canciones para el final de los tiempos es bastante oscuro, apocalíptico. Eso sí, los textos son adornados con una cuidada instrumentación que incluye violín, saxo, acordeón y piano, además de la guitarra, bajo y batería. Uno de los mejores ejemplos que se pueden poner del sonido del disco es el tema “Del tiempo perdido”. Un artista con ciertas inquietudes suele realizar estos giros musicales a veces tan inesperados.
Canciones destacadas: “Hoy al mundo renuncio”, “El cielo cambió de forma”, “Del tiempo perdido” y “Por encima del bien y del mal”.
Dark Moor – The Gates of Oblivion (2002; Arise Records)
Dark Moor es uno de los nombres más conocidos del power metal y el metal sinfónico de nuestro país. Además, tienen cierta relevancia en algunos puntos de Europa. The Gates of Oblivion fue el tercer larga duración publicado por la banda, la cual ha cambiado bastante su formación con el paso de los años. Contiene los ingredientes típicos en este tipo de sonidos: teclados grandilocuentes, guitarras potentes, base rítmica trepidante y enormes melodías. Además, con muy buen gusto y acierto, ya que este subgénero está tan saturado que, para separarte de la mayoría tienes que hacer las cosas muy bien. En parte es una pena que esta formación, con ya una dilatada experiencia, no haya salido del casi anonimato en nuestro propio territorio. Entre los metaleros son bastante populares, no así entre la mayoría de la sociedad. Destacan cortes como la inicial “In the Heart of Stone” o la notable “The Night of the Age”.
Canciones destacadas: “In the Heart of Stone”, “In A New Age”, “Nevermore” y “The Night of the Age”.
Bunbury – Flamingos (2002; Hispavox)
Con el paso del tiempo, Bunbury se ha ido ganando al público que se ofendió y entristeció por la disolución de Héroes del Silencio. Al zaragozano le ha costado muchísimo deshacerse de su pasado, pero lo ha logrado a base de mucho esfuerzo, de su tendencia ecléctica y gracias también a ofrecer uno de los mejores directos del país. Flamingos contiene todo lo que a Enrique le interesaba plasmar en ese momento. Hablamos de rock, blues, pop, música de cabaret y mucho más. Venía de tirarse a la piscina tras el riesgo que supuso publicar Pequeño, un trabajo donde descolocó a gran parte del mundo de la música, pero por el que solo cosechó aplausos y alabanzas. Con Flamingos le tocaba estar, como mínimo, cerca del nivel de aquel. Y lo consiguió. Temas como “El club de los imposibles”, “Sácame de aquí”, “Lady Blue” o “…Y al final”, se convirtieron rápidamente en favoritas del público. Curiosamente, comienza a tener una gran repercusión en el extranjero, por lo que es, a día de hoy, uno de nuestros artistas más internacionales y reconocidos.
Canciones destacadas: “Sí”, “Sácame de aquí”, “Lady Blue” y “San Cosme y San Damián”.
Kotebel – Omphalos (2006; Musea)
A pesar de no gozar con demasiada popularidad, en parte por su complejidad, el rock progresivo nunca desapareció en España. Es cierto que nunca tuvo la repercusión que sí obtuvo en Reino Unido y que nunca lo conseguirá, pero la escena nacional es bastante importante en cantidad y calidad. Kotebel es otro de los mejores ejemplos que se pueden poner para posicionar al progresivo autóctono. Llevan más de 20 años en la música, han facturado grandes obras y siguen sin asomar la cabeza más allá del fiel público progresivo. Una de las obras más aclamadas de los madrileños es Omphalos. Fue publicada en 2006 y es una basta colección musical, con desarrollos instrumentales tan abrumadores como exquisitos, y con un criterio asombroso a la hora de componer piezas de extensión variable. Desde aquella no han soltado el pie del acelerador y han seguido nutriendo su discografía con referencias de alto calibre. Cualquiera de ellas podría haber estado en este mismo lugar.
Canciones destacadas: “Ra”, “Excellent Meat” y “Pentacle’s Suite” (todos sus movimientos).
La Buena Vida – Hallelujah! (2001; Siesta)
La Buena Vida es una de las formaciones más serias y con mejor bagaje del indie patrio. Se formaron a finales de la década de los 80 en el País Vasco. Desde entonces, el camino ha estado plagado de buenos álbumes, aunque por desgracia se disolvieron hace ya unos cuantos añitos. El núcleo duro de su discografía es, sin duda, la de finales de los 90 y, por supuesto, principios de los 2000 con este flamante Hallelujah! Pop elegante con buenas melodías y un puñado de grandes canciones que no causarán indiferencia entre aquellos que escuchen música sin demasiados prejuicios. No se puede negar la grandeza de composiciones como “Los vientos”, “Qué nos va a pasar” o “Trigo limpio”. Muy buenas voces las de Irantzu Valencia y Mikel Aguirre. Ojalá todas las bandas indie fuesen capaces de crear álbumes de un nivel tan superlativo como el que nos ocupa.
Canciones destacadas: “Los vientos”, “Trigo limpio”, “Qué nos va a pasar” y “Solo tienes lo que das”.
Angelus Apatrida – The Call (2012; Century Media)
Aunque sí hay bastantes bandas de thrash metal en España, hay que recalcar que pocas llegan a trascender con cierta fuerza. Una de las más importantes de los últimos tiempos es Angelus Apatrida. Además, los manchegos ya han realizado bastantes giras internacionales. Llevan cerca de 20 años en activo, aunque el primer álbum de estudio data de 2006. De toda su trayectoria, los álbumes comprendidos entre 2010 y 2012 son los más importantes. Me refiero a Clockwork y The Call. De entre ambos hemos elegido el segundo de ellos. En parte por su sonido y por parecer más cohesionado, aunque en términos de calidad son muy similares. Es sin duda de lo mejor que se ha compuesto en este país dentro del thrash, por lo que conviene reivindicarlo. El potente corte inicial es el aviso de todo lo que llega después. Guitarras afiladas, base rítmica atronadora y ejercicios vocales agresivos.
Canciones destacadas: “You Are Next”, “At The Gates of Hell”, “Blood on the Snow” y “Fresh Pleasure”.
Derby Motoreta’s Burrito Kachimba – Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (2019; El Segell, Universal Music Group)
Toda una sorpresa y un soplo de aire fresco dentro del panorama musical español. Lo que encontramos en este reciente debut de los sevillanos es, básicamente, una fusión de rock psicodélico y rock andaluz, con todo lo que eso conlleva. Y la verdad es que lo hacen muy bien. Adentrarse en el disco es un viaje satisfactorio lleno de minutos emocionantes que se coronan con la voz de Dandy Piraña, la cual recuerda por momentos a la de Jesús de la Rosa (Triana). Pero que nadie se equivoque, aquí no hay ni la mínima intención de sonar como Triana, aunque existan tales influencias. Sí existe la voluntad de implantar un sonido propio. Esto se podrá saber con mayor exactitud en próximos lanzamientos. Ahora bien, va a ser difícil que igualen este trabajo. Por calidad y por el factor sorpresa. Muy destacables cortes como “Aliento de dragón” o “Grecas”. La escucha del álbum no se hace pesada, al contrario, se realiza en un suspiro.
Canciones destacadas: “The New Gizz”, “Aliento de dragón”, “Grecas” y “La piedra de Sharon”.
On The Raw – Climbing the Air (2019; Red Phone)
On the Raw es una banda barcelonesa formada hace muy pocos años. Hasta el momento han publicado dos álbumes de estudio. En ellos han mostrado su pasión por el rock progresivo y el jazz. Cualquiera de los dos trabajos podría estar aquí, aunque nos hemos decantado por Climbing the Air, el cual se ha publicado en marzo de 2019. Es una maravilla. Hay momentos de virtuosismo pero con gran sentimiento y sin asustar al oyente. La producción es muy destacable y las composiciones son fluidas. Todos los músicos tienen su espacio y en ningún momento se entorpecen. En total hablamos de siete composiciones que suman un total de 53 minutos. Cada una de las piezas está perfectamente cuidada, con matices y texturas a descubrir en cada escucha. Las más experimentales se sitúan en la parte final del álbum, y aún así, no abusan del barroquismo innecesario. Ambiciosos, honestos, exquisitos y con mucho que ofrecer. De momento, Climbing the Air es de lo mejor que ha parido la escena musical en los últimos tiempos.
Canciones destacadas: “Climbing the Air”, “Resistance”, “Moneypenny” y “Skeptic”.