En términos generales, la riqueza no es mala en sí misma, en tanto en cuanto tenga una finalidad social y solidaria, si en cambio esa riqueza solamente sirve para acumular poder y concentrar dominio de los poseedores de la riqueza sobre los generadores de la misma, entonces no solo es mala, es diabólica y ahí si, los ricos se vuelven no solamente malos, sino perversos.
Hoy en día se habla del “Novus Ordo Seclorum” como una nueva forma de gobierno único mundial y de los Iluminati, como una “orden secreta” encargada de llevar a cabo la obra iniciada en la segunda mitad de los años 1700 por Mayer Bauer, quien cambió su apellido por el de Rothschild “Simbolo o Escudo Rojo”.
Así los Rothschild desde aquella época han dominado el mundo financiero y económico hasta el día de hoy, y son los dueños de del dinero a nivel mundial y por lo tanto son dueños de los gobiernos deudores.
Frases como: «dame el control sobre el dinero de una nación y no me importará quién redacte sus leyes», o también «poseemos sus noticieros, su petróleo, los medios de comunicación y sus gobiernos», o esta otra más terrorífica aún «quién controla la emisión del dinero, controla al gobierno». Esto es maldad pura.
“Ser rico es malo” dijo el Cmdte. Hugo Chávez, y sus opositores y atacantes le dieron contra el suelo por esta frase; pero –dicho por él mismo-, el contexto de su frase fue satanizada por los ricos que se niegan a aceptar que la bondad de la riqueza está en la solidaridad que permite a los que más tienen, ayudar a los menos afortunados.
La crítica de Chávez fue contra el carácter malévolo de la riqueza material, y no significa que hay que vivir en la miseria, sino que los gobiernos deben trabajar para garantizar una “vida digna” para la mayoría de la población, calificando al capitalismo como el “reino del egoísmo y la desigualdad”, y al socialismo como el “reino del amor, igualdad, solidaridad, paz y verdadera democracia“. Esto es solidaridad.
Los dueños del Banco conocido como “The Federal Reserve” en USA, y el IMF International Monetary Fund (FMI), son los Rothschild, interesados en la ejecución del plan del Nuevo Orden Mundial que quieren implantar los Iluminati, a fin de “dominar el mundo.
He aquí la maldad y malevolencia que denunciaba Chávez hablando de la riqueza como una forma despiadada de acumulación y concentración de la riqueza en manos de unas pocas familias, mientras el resto del mundo pasa hambre y vive sino en la miseria, en condiciones de extrema pobreza. Esta es la maldad de la riqueza.
Islamistas, judíos y cristianos, las tres religiones monoteístas más importantes, son consecuentes con la solidaridad y el reparto equitativo de la riqueza, ninguna permite la acumulación de riqueza en beneficio propio, sino en sentido de ser solidarios con el que menos tiene. Esta es la solidaridad y el amor hacia los que menos o nada tienen.
Volvamos ahora a la pregunta inicial: ¿Es mala la riqueza? No, en tanto en cuanto sirva para financiar planes de buen vivir, como Salud, Educación, Vivienda, Transporte público, Seguridad Social, que son prestaciones que obligadamente deben ser garantizadas por los estados, y no por empresas privadas para lucrar sobre las necesidades básicas de los ciudadanos.
Son malos los ricos como dijo Chávez, no por el hecho de ser ricos, sino en cuanto al egoísmo y el desprecio por los más pobres que, en definitiva son quienes han generado con su trabajo, las fortunas de los ricos, que han resultado explotadores de la clase laboral y estafadores de los estados, al ocultar contablemente sus utilidades para no pagar impuestos, entonces sí que los ricos son malos. Esta es no solo la deshonestidad, sino la falta de integridad de los malos.
Ni todos los pobres son buenos ni todos los ricos son los malos, sino en atención a la honestidad de las fortunas, la solidaridad y, como decía Chávez, de cara a la actitud de ricos y pobres frente al fortalecimiento del “reino del amor, igualdad, solidaridad, paz y verdadera democracia”.
Es así como podemos establecer si los ricos son buenos o malos, a raíz del cómo obtuvieron sus fortunas y mejor aún del cómo las utilizan, si egoístamente o al contrario de manera solidaria. He aquí la bondad o maldad de los ricos.
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