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Crónicas de confinamiento por coronavirus. Sentimientos familiares

8:30

Sonó la alarma, ya la he puesto para que me suene todos los días, así no tengo más culpa por despertarme tarde.

Cuando me desperté me quedé un rato en la cama, hasta que mi vejiga ya no pudo más y tuve que ir al baño -pasó una hora después-, me quedé muy tranquila porque no había escuchado ruidos en la cocina, por ende la gente de casa no se había levantado.

9:30

Fui a la cocina, estaba el ángel fregando unos platos que quedaron de anoche, y nos pusimos a charlar de como habíamos pasado la noche. Lo noté bastante dormido comparado con otros días. Nos preparamos el desayuno, comí una palta con tostadas y una infusión de jengibre, en cuanto terminamos fue a despertar a mi amiga, yo me fui al balcón a fumar.

10:15

Me senté frente a la computadora. No tenía tantos mails como creí que iba a tener pero me puse al día con otras cosas. En cuanto tuve todo más o menos bajo control, decidí llamar a mi primo ya que han pasado varios días desde la última vez que hablamos y me preocupaba un poco porque está pasando el confinamiento solo.

Para mi sorpresa él está mejor que yo, muy tranquilo, tomando todas las precauciones. Lo único que lo inquieta es que no tiene wi-fi por un problema de la fibra en el edificio donde vive, el resto bien.

Hablamos como una hora de nuestras familias, de planes a futuro, nos reímos un montón y a mi se me hizo la hora de hacer ejercicio y a él la hora de seguir estudiando, está con las clases virtuales que le brinda la universidad, y se supone que tiene exámenes después de semana santa.

12:00

En el comedor estaban los dos pero hoy el maldito bastardo nos abandonó y nos dejó haciendo la rutina a nosotras solas, tenía mucho trabajo y era de esperarse que algún día nos dejara solas haciéndola, después de 25 días de confinamiento es el primer día que pasa y está perfecto.

Nos depositó una confianza increíble en que la hiciéramos solas, pero para mi sorpresa la hicimos completa las dos, terminamos reventadas, todas transpiradas y sin aliento.

13:00

Mi amiga se fue a bañar y yo me quedé un rato tirada en suelo, después fui a tomarme un vaso de agua, me puse a comer algo y antes de bañarme quería ver si tenía algo de trabajo pero nada, así que me fui a bañar.

14:30

Hora de almorzar, el ángel nos hizo como una sopa de arroz con garbanzos, huevo, pollo, bacon, patata y zanahoria pero casi agua, algo un poco raro pero que tenía buen sabor. Él lo llamaba “empedrao”.

Hablamos de la infancia del ángel y lo que la hizo sufrir a su madre por su hiperactividad, y nos pusimos a ver Brooklin nine nine con nuestros tés.

16:00

Volví a trabajar un poco, repasé unas cosas de inglés, y como hay sol estaba pensando en irme un rato al balcón.

Antes de irme me puse de nuevo con mis proyectos personales, que los tenía un poco abandonados, en este momento agradecí tener las cosas importantes anotadas porque de no haberlo hecho no hubiera sabido desde dónde retomar.

No avancé tanto como hubiera querido porque al ser cosas que nunca he hecho todavía cometo errores, por suerte remediables, pero tengo que volver a empezar de cero en algunos puntos así que los dejé en pausa hasta otro día que pueda volver a ponerme.

18:00

Me tomé una pausa y me iba a ir al balcón, pero me mi amiga estaba meditando y no quise molestarla, desde que llegamos de Nepal dijo que quería ponerse con eso, y al fin lo hizo, así que volví a la cueva a guardar lo que había hecho con mis proyectos y empecé con el relato de hoy.

19:00

Fui a merendar porque con hambre no se puede pensar, me comí una banana y esperé los aplausos.

20:00

Hora de aplaudir, la gente siempre varía y sigo sin entenderlo. Entré rápido porque había programado una llamada con mi abuela, ¡qué hermosa mujer es! Amo hablar con ella porque siempre tiene las palabras justas para decirme. Cuiden a sus abuelos que son una bendición y lamentablemente no son eternos, disfrútenlos y en estos tiempos de confinamiento llámenlos que seguramente les van a alegrar el día.

Un día más de confinamiento un día menos para salir a la calle.