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Candidatura de Hugo Chávez en 1998: sus oponentes de campaña (II)

Segunda parte de un contenido de análisis sobre la candidatura presidencial de Hugo Chávez. Durante la primera entrega se sentaron las bases argumentales que deben ser leídas para entender plenamente el texto que se reproduce a continuación. Para ello haga click aquí.

Hugo Chávez no solamente representó un cambio de dirección política con la promesa de la superación de los errores de la democracia bipartidista y la convocatoria a un proceso constituyente para la refundación de la República. También significó el derrumbe del dominio bipartidista seriamente afectado desde el proceso electoral de 1993.

En un primer momento el candidato Chávez es percibido por la población como la personificación de los valores anti puntofijistas. Tras la intentona golpista de 1992 ha ganado un lugar relevante en la idiosincrasia del venezolano la cual se sustenta, entre otras cosas, del fenómeno del caudillismo.

Dado su origen militar, se le cree capaz no solo de atender las desigualdades sociales, sino también solucionar la crisis existente dentro de las fuerzas armadas.

Chávez posee ante sus críticos una imagen eminentemente de líder anti democrático dado su formación militar y antecedentes golpistas. En vísperas de las elecciones aún se teme de un golpe de Estado encabezado por el mismo Chávez. En vista de la postura izquierdista que pregona, se le acusa de tener cercanos vínculos con el gobierno cubano y la ideología comunista.

Entre sus oponentes electorales para el año 1998 figuraron Henrique Salas Römer, Irene Sáez, Luis Alfaro Ucero, Miguel Rodríguez Fandeo´Alfredo Ramos, Radamés Munóz León, Oswaldo Sujú Raffo, Alejandro Peña Esclusa, Domenico Tanzi, Ignacio Quintana.

Henrique Salas Römer fue un empresario y economista, y gobernador del estado Carabobo, postulado por un partido fundado por él llamado Proyecto Venezuela, al que se le sumó a falta de una semana de las elecciones los tradicionales partidos socialdemócratas AD y COPEI, que habían renunciado a sus candidaturas iniciales.

En 1998 crea Proyecto Venezuela para poder inscribir su candidatura a la Presidencia de la República, logrando ese nuevo partido una elevada representación en el Congreso Nacional.

Irene Sáez participó en las elecciones presidenciales de 1998, creando su propio partido llamado IRENE (Integración y Renovación Nueva Esperanza) fundado ese mismo año. Su campaña se basó en acabar con la corrupción, reducir la burocracia y refinanciar la deuda pública. Durante la complicada y larga campaña presidencial se mantuvo en la contienda hasta que decidió recibir el apoyo del partido social-cristiano COPEI, lo cual tuvo un efecto negativo en los votantes.

Y cuatro días antes de las elecciones, el partido COPEI le retiró su apoyo al mismo tiempo y por las mismas razones que el partido Acción Democrática retiró a su candidato de la contienda (Luis Alfaro Ucero, entonces el presidente del partido): para apoyar a Henrique Salas Römer) en un intento de prevenir, sin éxito, la victoria de Hugo Chávez. Finalmente Sáez apenas obtuvo el 3% de los votos.

Luis Alfaro Ucero en 1998, siendo todavía secretario general de AD, fue postulado por su partido como candidato para la elección presidencial de aquel año, en alianza con URD, ORA y otras organizaciones políticas.

Faltando pocos días para los comicios, el Comité Directivo Nacional (CDN) de AD le retiró su apoyo para respaldar a Henrique Salas Römer; a quien consideraban el único capaz de derrotar a Hugo Chávez. Alfaro no aceptó la decisión del CDN y por ello fue expulsado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de ese partido.

Miguel Rodríguez, ministro y protegido del expresidente Carlos Andrés Pérez, se presentó como candidato debido a que Pérez no podía postularse motivado a un impedimento constitucional de esperar 10 años después de su última presidencia.

Rodríguez se postuló como candidato en las elecciones presidenciales de 1998, apoyado por el Movimiento Apertura, luego de que Claudio Fermín se distanciara de Pérez y fuera entonces descartado; no obstante, Rodríguez solamente obtuvo el 0.30% de los votos.

En lo que se refiere a la candidatura de Hugo Chávez respecto a su relación política con sus oponentes más cercanos se describe lo siguiente:

En primer lugar, la relación Hugo Chávez-Irene Sáez fue una de las más pintorescas de la campaña. Por una parte se encontraba Chávez como militar retirado y golpista compitiendo por la presidencia con una ex miss Venezuela y ex miss universo.

La prensa amarillista llegó a comparar esta dupla con la Bella y la Bestia. En cuanto a aceptación, Chávez tenía todas la de ganar, pero en cuestión de imagen Irene destacaba reflejando una candidatura fresca y con toque femenino, contrastando ampliamente con la de Chávez.

En segundo lugar, en referencia a la relación Hugo Chávez-Luis Alfaro Ucero, este último fue apoyado precisamente por los partidos a los cuales Hugo Chávez dirigía su discurso más encendido, en este contexto, Ucero representaba a las fuerzas puntofijistas y cuartorepublicanas que el chavismo deseaba eliminar del escenario político venezolano.

Cabe destacar que la opinión pública no veía en su horizonte político la vuelta al poder (por lo menos a corto plazo) de AD y COPEI.

En tercer lugar, la relación Hugo Chávez-Salas Römer fue la contienda más fuerte en esas elecciones. Römer no recibió un apoyo directo de los partidos tradicionales y además venía de fundar el suyo propio, Proyecto Venezuela.

Salas Römer poseía acercamiento con los empresarios y el sector privado en general, contaba con una imagen menos popular que la de Chávez a pesar de que el teniente coronel retirado apenas aparecía en el escenario político venezolano.

Para Hugo Chávez, el uso de su imagen de político joven pero con experiencia de liderazgo es un factor que bien aprovecha a través de los medios de comunicación, los cuales le son ampliamente favorables.

También está dotado de un discurso de alta carga emocional, explotando al máximo la idiosincrasia del venezolano en torno a la fijación por personas de características amigables y paternales pero con autoridad, esto último es el remanente del vínculo cultural que se conserva con el conocido fenómeno del caudillismo.

El talón de Aquiles de Chávez fue su inexperiencia en el ámbito político y su fama como militar dentro de los sectores empresariales y los sectores auto denominados “democráticos” de clara tendencia conservadora.

El presente artículo dio muestra de diversos elementos sobre los cuales la candidatura de Hugo Chávez debía maniobrar. Fue un contexto lleno de recelos, sobre todo en las fuerzas armadas donde muchos de los generales que se encontraban activos en el año 1998 fueron los comandantes que procuraron detener la intentona golpista del 4 de febrero de 1992. A pesar de las adversidades la victoria revolucionaria estaba asegurada.

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