Impacto económico del COVID-19: The Cares Act protege el status quo en EEUU
El virus COVID-19 empezó en China a finales del año 2019, y para febrero de 2020 ya se había convertido en una pandemia mundial, causando una de las peores crisis humanitarias de la historia moderna con un estimado de casi 100 millones de nuevos pobres al rededor del mundo, en las palabras de Álvaro García Linera, catedrático y ex vicepresidente de Bolivia.
El coronavirus ha posicionado a la humanidad en un periodo histórico nunca antes visto en el cual países y sociedades alrededor del mundo están buscando salidas a una crisis que parece que con los meses se ahonda más.
La cuarentena obligatoria para prevenir la propagación del virus ha creado un “shock económico” en todos los países afectados. Los gobiernos han tenido la obligación de tomar medidas políticas y económicas radicales para poder combatir no solo a un enemigo invisible, sino la propagación de la pobreza y la falta de acceso a bienes de consumo básico de sus poblaciones.
Con este contexto vamos a analizar y contrastar dos gobiernos diferentes en relación a sus políticas económicas tomadas durante la pandemia, y cómo afectaron a los segmentos más pobres de cada una de estas sociedades durante la crisis. Con estos ejemplos evidenciar la importancia de tomar decisiones en conjunto como un bloque de países latinoamericanos en busca de un solo fin: la lucha por sociedades más justas.
Estados Unidos es un país hegemónico que mantiene una política exterior basada en el imperialismo, el extractivismo y el neoliberalismo, pero sorprendentemente su política doméstica está dominada por la “democracia social” que es una mezcla entre capitalismo y socialismo.
El senado de los Estados Unidos decidió aprobar la ley de estimulo económico para personas que se quedaron sin empleo por la pandemia llamada The Cares Act firmada por el presidente Donald Trump el 27 de marzo de 2020.
El estímulo fue de 600 dólares adicionales al dinero recibido por cada ciudadano que perdió su trabajo, y aplicó por su seguro de desempleo básico que oscila entes los 200 y 504 dólares semanales para personas que ganan un máximo de 75,000 dólares o menos al año. Existió otro estímulo aprobado en esta misma ley de 1,200 dólares por persona, así mismo se entregó asistencia a pequeñas empresas con menos de 100 empleados principalmente para cubrir gastos de pago de salarios.
Realizando un análisis a esta política económica, se determina que estimuló la economía manteniendo el consumo de las necesidades básicas de la población afectada, creando una demanda constante de insumos y ayudando de esta manera a mantener a algunos de los sectores de la economía a flote.
The Cares Act se pudo llevar acabo porque los Estados Unidos actúa como un bloque de estados, los cuales pueden imprimir su propia moneda y se muestra hacia el mundo como una economía fuerte, obteniendo credibilidad financiera internacional que le ayuda a tener créditos con sus condiciones y términos, ademas de poder imponer sus ideologías políticas y económicas alrededor del mundo y ser respetado.
Por otro lado, este estímulo económico también ha tenido otro efecto tal vez ya previsto por las élites estadounidenses, y es que gracias al dinero del estímulo, las comunidades más pobres, en su mayoría afroamericanos y latinas, también desproporcionadamente más afectadas por el COVID-19, se han mantenido tranquilas.
El status quo sigue como una norma; la mayoría social no ve la necesidad de un cambio estructural, sin darse cuenta que el The Cares Act es solo una migaja de los miles de millones que la banca, las instituciones financieras y las élites reciben de la reserva federal y el gobierno americano todos los años en forma de rescates bancarios, entrega de préstamos a intereses mínimos e información financiera privilegiada.