Ya es oficial. El “emérito” se encuentra refugiado en los Emiratos Árabes Unidos, donde se siente respaldado y seguro, en una monarquía que siempre se ha demostrado amiga de sus amigos, y en la que nuestro ex–monarca se siente cómodo y arropado.
Sin embargo, aún persisten muchos claroscuros en todo este asunto. Por ejemplo, ¿se ha escogido ese lugar porque no tiene tratado de extradición con Suiza, el país que está investigando los trapicheos del “emérito”?
De momento, el gobierno español sigue intentando pasar de puntillas sobre el tema: pocas declaraciones (y muy desacertadas, por cierto) sobre la investigación suiza, sobre la salida del “emérito” de España, y sobre otros temas que llaman la atención.
Por ejemplo, sobre su paradero. Si bien los miembros del gobierno declararon su ignorancia sobre el paradero del “emérito”, resulta que el ministro Grande-Marlaska afirmó, hace unos días, que se le seguía pagando la protección institucional.
¿Eso quiere decir que el ministro no sabía dónde están destinados los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado que hacen el servicio de escolta? ¿No sabía dónde se está gastando nuestro dinero?
La escolta del “emérito” nos cuesta, a todos los españoles, según informaciones de la prensa, 32.000 euros al mes. Esa cantidad se basa en los salarios y dietas de los cuatro agentes destinados a su protección. Pero, según esas mismas fuentes, la cantidad podría llegar a más de 50.000 euros al mes, teniendo en cuenta otros muchos gastos extras relacionados con esa protección.
Mientras día a día van apareciendo más pruebas de los escandalosos comportamientos del “emérito” como comisionista y “facilitador”, el gobierno sigue haciendo malabarismos para evitar que el último representante de la dinastía impuesta por el dictador Franco, el “preparado”, se vea arrastrado por el escándalo.
Y todo eso, a pesar del evidente desgaste social e institucional que la corona arrastra desde hace años, pero que se ha visto agudizado por el vergonzoso comportamiento rapiñador del “emérito” y parte de la familia real.
De ahí que miembros del gobierno, como Carmen Calvo, salgan constantemente a recordarnos la encomiable actividad del “preparado”, a pesar de que durante la pandemia esa actividad haya brillado por su ausencia, limitada a declaraciones vacías, fotos propagandísticas y poco más.
Lo mismo hizo el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que consideraba “preocupante” las noticias que se iban conociendo, pero que también abogaba por la protección de la institución monárquica.
Señores ministros, ¿no creen que la mejor defensa de una institución es que sea transparente, honrada y que sirva realmente a la ciudadanía? Así, no sería necesario estar trampeando para “protegerla”. Y si no es digna de confianza, como institución, ¿no sería hora de comenzar a plantearnos su futuro como tal?
“Es evidente que estamos siendo testigos, el conjunto de la sociedad española, de informaciones inquietantes, que nos perturban a todos” (Pedro Sánchez, presidente del gobierno)
Algo también preocupante es que cuando surgen este tipo de escándalos comienza a hablarse de la reforma de la Constitución, para limitar la inviolabilidad del monarca (o del resto de la clase política).
Pero, sinceramente, suenan a palabras huecas, como cuando, siempre en campaña electoral, se promete, por activa y por pasiva, que se limitarán los aforamientos, pero nunca es un buen momento para llevarlo a cabo.
Campo ya señaló que el tema de los aforamientos ha quedado, de nuevo, en segundo plano. “Hay problemas prioritarios, y se debe proteger la salud, evitar la pandemia y salir de la crisis económica”. Parece muy razonable, pero antes de la pandemia tampoco se abordó el problema, claro.
En lugar de eso, el ministro Grande-Marlaska señaló, sobre la seguridad del “emérito”, que “concierne al Estado español”, pero se ha negado, hasta ahora, a dar más detalles. Es decir, concierne al Estado y, por tanto, a toda la ciudadanía, pero el ministro no cree que tenga que informarnos, porque, supongo, cree que no seremos capaces de entenderlo.
¿O será que nos daremos cuenta de que ese dinero estaría mejor empleado en otras cosas, como en mejorar la sanidad y la investigación sobre la pandemia? Además, creo, con el dinero que el “emérito” ha acumulado (una fortuna enorme, según todos los indicios, pero no gracias a la transparencia de la casa real), podrá pagarse su propia seguridad. Y, si no, que se la paguen sus amigos de la monarquía de los Emiratos.
Mientras tanto, el “preparado” sigue callado, en su guarida de la Zarzuela, agazapado, esperando un nuevo escándalo político (y ya han surgido nuevos ataques judiciales contra Podemos) que le permita cubrir las huellas de los trapos sucios de su familia.