Como era de esperarse, se abrió el debate en torno al proyecto de Ley antibloqueo propuesto por el Presidente Nicolás Maduro Moros a la Plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente. Dicho documento, es una medida de defensa y contra ataque ante la guerra económica, el asedio imperial y sus miserables consecuencias para todo el pueblo venezolano.
No hay dudas que el jefe de Estado con esta ley plantea una salida magistral a la crisis inducida en la que estamos inmerso, a la vez que coloca los caballos frente a la carreta de la coyuntura histórica y condiciona el tiempo de su aplicación al levantamiento del bloqueo económico y financiero y las criminales sanciones imperiales que nos ahogan. Así, mientras el imperio y sus secuaces mantengan las mismas, estará en vigencia la Ley Anti Bloqueo como escudo protector.
En ese sentido, dicha Ley propone otorgar facultades absolutas y discrecionales al Ejecutivo para la toma de decisiones que estime pertinentes, celebrar tratados internacionales, manejar, ceder o negociar los activos públicos, crear con ellos o con su producto fondos, reestructurar libremente todos los entes descentralizados del Estado con fines empresariales, adoptar medidas para privilegiar la inversión pública y privada nacional e internacional, otorgar a éstas garantías contractuales de protección y de éxito económico para garantizar la rentabilidad suficiente con la cual afrontar las necesidades urgente que como pueblo estamos demandando.
En ningún caso el proyecto de Ley en cuestión, ha planteado que los poderes que implica son para satisfacer ambiciones particulares; degradar derechos adquiridos y menos aún para constituirse en un arma contraria a las metas de la revolución bolivariana de alcanzar la mayor suma de felicidad posible.
Tal y como está la situación político social en el país, para nadie es un secreto, que es urgente buscar fórmulas con las cuales amainar o quitar la carga perversa de la guerra y sus sanciones, de lo contrario vamos derecho al colapso; este pueblo es paciente, tiene conciencia y sufre con gallardía todas las dificultades. Pero, o activamos la economía, o enfrentamos las consecuencias de una situación de devastación continuada.
El proyecto socialista, nacionalista y antiimperialista emprendido por Hugo Rafael Chávez Frías y ratificado en más de una veintena de consultas electorales por las mayorías populares, es viable y perdurable en el tiempo, si producimos la riqueza necesaria y la distribuimos a todas y todos lo que aquí vivimos, pesar lo contrario es contradecir la esencia misma del legado chavistas.
Por ello, el Proyecto de Ley de Antibloqueo, más allá de las consideraciones que pudiera tener lugar, es una oportunidad para salir de esta crisis. Es una vía auténtica para reconducir la economía y restituir la calidad de vida de todos los venezolanos.