Desde la visión capitalista clásica de la dirigencia seudo empresarial de Venezuela, con frecuencia se escucha relatos de “heroicidad”; que no solo falsean la realidad parafraseando medias verdades y muchas mentiras, sino que desconocen al poder popular, a las fuerzas laborales, a la nación y al Estado Nacional, con el objetivo de erigirse como los poseedores de la única salida a las crisis provocadas por su perversa praxis parasitaria, especulativas e improductiva.
Así, de victimarios se transfiguran en víctimas y en consecuencia nada dicen de los enormes recursos saqueados a la nación desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, ni de los históricos financiamientos públicos no honrados como deuda, ni de sus turbios negocios en contra de la patria, ni de su participación en todas las conspiraciones contra el pueblo y el gobierno que las mayorías nos hemos querido dar.
Basta revisar el origen de las fortunas acumuladas por la mayoría de esos seudo empresarios, para corroborar con datos fidedignos, lo antes dicho. Es tal su nivel de desfachatez, que sin ningún rubor se atreven a decir que: “el país se ha visto afectado por la caída del Producto Interno Bruto y el ingreso per cápita”. Una sentencia, que si bien es una verdad concreta, no es menos cierto, que en ella está implícito la irresponsabilidad de los actores “empresariales” que han vivido el amparo del Estado, disfrutando de las ganancias y evadiendo las responsabilidades sociales.
¿Pobres ricos, pobres son estos “empresarios” criollos? Si no los conociéramos, producirían lástima y compasión. Afortunadamente con su discurso delatan sus intenciones y ratifican su condición de lobos vestidos de ovejas, y como no contienen su egocéntrica arrogancia, por más que se tongoneen siempre se les ve el bojote.
Ellos no quieren aceptar que están derrotados, políticamente derruidos y empresarialmente arruinados por su propia cabeza; no aceptan que ya basta de seguir repitiendo los mitos fantasiosos sobre las hazañas de unos seres superiores que se autodenominan emprendedores, los cuales al igual que Superman, rompen todas las barreras, crecen económicamente y se erigen como ejemplo a seguir.
Tampoco aceptan, que en estos momentos es imperativo entender, tal como lo expresa el Papa Francisco; que el bienestar debe ser para todos, para que todos hagamos de la tierra un paraíso, pues producir riqueza es un asunto colectivo que involucra a todos los que participan del hecho productivo.
En consecuencia, si la producción es responsabilidad de todos, entonces es menester pensar, que los beneficios que de ella han de desprenderse, son también en favor de todos, lo contrario es quedarse anclado en el pasado con las mismas mañas y los mismos vicios que están siendo derrocados en todas las economías neoliberales del planeta.
En ese sentido, es menester recordarle a la seudo dirigencia empresarial venezolana, que no basta con dar empleo a los trabajadores, ni siquiera un sueldo, que en todo caso ellos producen y deben disfrutar. Pues es necesaria la corresponsabilidad productiva en el marco de la co-gestión entre las fuerzas productivas y los medios de producción, solo así se alcanzará el bienestar social colectivo. Lo que implicaría que cada trabajador sea copropietario de la empresa donde labore y reciba además de su salario, parte de las plusvalías que le son expropiadas en el proceso social del trabajo, como condueños de la unidad productiva.
En ese orden de ideas, seguro estoy que se desarrollaría una industria con altas potencialidades de crecimiento y capacidad de exportación, que sumaría junto a las grandes empresas estratégicas de capital mixto entre el Estado y los privados nacionales y extranjeros, al crecimiento y desarrollo de toda la sociedad.
Son tiempos de Pandemia, tiempos de cambio sustancial y profundo. Producir es Vencer y el Presidente Nicolás Maduro está comprometido a lograrlo; no crea la vieja oligarquía criolla y sus complejos dogmáticos, que no vamos a avanzar en nuestro empeño por construir la mayor suma de felicidad posible para todos. No piensen ni por un instante que desistiremos del Socialismo Bolivariano Revolucionario y Chavista del Siglo XXI. Les guste o no, su única alternativa es coadyuvar en el crecimiento de esta nación de cara a construir la potencia que podemos ser.
Ellos lo saben y así lo reconocen cuando dicen: “La industria en Venezuela perdió su razón de ser”. Por eso ahora les toca producir y defender la patria en perfecta sociedad estratégica con todos.
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