Se intensifica la campaña electoral en Ecuador, y con esto también el marketing de los candidatos perdedores, que en lugar de propuestas serias, quieren comprar el voto de los pobres con limosnas pasajeras.
Ahí tenemos al candidato “¡Ya, qué chucha!” repartiendo six packs de cerveza en los barrios marginales; al candidato tiktoker que fue sorprendido regalando caramelos que habían sido donados por la República China; Alvaro Noboa que, sin ser candidato porque se le “hicieron agua los helados”, reparte medicinas; Natalie, otra pelo pintado hermana de Cynthia, como todos abusando de la pobreza de los guayaquileños, reparte bombonas de gas de 15 kls.
El mensaje de Arauz en cambio, es el de promesas serias de cambio para recuperar la Patria que nos han arrebatado: creación de empleo, restablecimiento de los programas y servicios de salud, de empleo, de vivienda y de recuperar la economía familiar y solidaria, repatriar el dinero escondido en paraísos fiscales, impedir la salida de capitales para fortalecer la dolarización, recuperar la empresa pública que han querido privatizar, establecer un plan de desarrollo a largo plazo, y restablecer la justicia.
Eso quiere el pueblo del Ecuador, eso queremos los ecuatorianos, y por eso el 7 de febrero, votaremos mayoritariamente en una sola vuelta por el Binomio de la Esperanza, y los otros quince candidatos a la presidencia, unos serán y otros volverán a ser lo que han sido siempre, excandidatos.
Que Arauz va a desdolarizar la economía, que nos vamos a convertir en Venezuela, que el comunismo llegará al Ecuador y destruirá la propiedad privada, todas esas falacias trata de implantar la prensa mentirosa y corrupta, a cambio de no perder sus privilegios.
La banca y los empresaurios también hacen lo suyo, metiendo miedo, despidiendo a los trabajadores y cuando no haciendo trabajar horas extras sin pago adicional, o contratando ilegalmente sin afiliación a la seguridad social.
Lo cierto es que Arauz vendrá a recuperar los dineros que los evasores de impuestos le niegan al progreso del país y a los servicios para los más pobres, también a reactivar la economía a través de la obra pública, y a revertir las infamias cometidas por medio del Lawfare, de la venta de activos y empresas públicas a la empresa privada.
Esta forma de gobernar es la que añora el pueblo ecuatoriano, en que la Patria no es solo de unos cuantos, sino que es para todos. Es esa patria en que los pobres tienen acceso a las escuelas y colegios de calidad y a las mejores universidades nacionales y extranjeras.
Donde los agualsaca, Quijiije, Quishpe, Tomalá, Zambrano y González se sentarán en las aulas junto a los Nebot, Ortega, Andrade, Ycaza y serán mejores alumnos y profesionales, esa es la pica en Flandes, de ahí el odio a Correa y a la Revolución Ciudadana, por que las dádivas y privilegios de los capataces fueron convertidos en derechos para el pueblo, y eso tiene que volver, porque el pueblo ya vio que es posible y ahora lo reclama.
Ningún candidato lo puede hacer, porque no sabe cómo, porque a los pobres solo les han dado limosnas y no derechos, solo Arauz con la receta integracionista del pueblo en el mundo llamado Ecuador lo logrará, y luego a seguir integrando la patria grande, primero con UNASUR que han querido desmantelar, pero que volverá a sus momentos de gloria.
El candidato de la Revolución Ciudadana no necesita dar regalos a cambio de votos, pues recibe los votos como regalo de un pueblo agradecido con el mejor presidente de la historia, Rafael Correa Delgado, a quien llevan tatuado en su corazón como el hombre que cambió la manera de hacer política, y descubrió un mundo de derechos que estuvieron infamemente negados a los pobres durante décadas.
Por eso, el triunfo de la Revolución Ciudadana está garantizado, pues en la década ganada el pueblo salió de a pobreza, de la ignorancia, del desempleo y del abandono con las obras y los servicios que promovió el gobierno de la inclusión.
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