Andrés Arauz es la nueva oportunidad para la unión latinoamericana
El analista internacional Fran Pérez considera que se puede generar, con la victoria de Andrés Arauz, una segunda ola integracionista en América Latina.
Comenzó la campaña para la segunda vuelta presidencial en Ecuador, y Andrés Arauz se perfila como el próximo presidente de un país que formó parte de la ola integracionista latinoamericana iniciada por Venezuela y Cuba a principios del siglo XXI.
“La unión nos asegurará permanencia y felicidad perpetua”, proclamó Francisco de Miranda como primera luz de una estrategia de emancipación que sigue presente en esa América Meridional que se mantiene sometida por el neocolonialismo impuesto por los Estados Unidos de Norteamérica.
La unión latinoamericana tuvo una época de auge que frenó la Alianza para el Tratado de Libre Comercio (ALCA). La voluntad política de Venezuela bajo la conducción de Hugo Chávez, de Cuba con Fidel y Raúl Castro, de Argentina con Néstor Kirchner, de Bolivia con Evo Morales, de Brasil con Fernando Lula Da Silva, y de Ecuador con Rafael Correa, permitieron el avance de un proyecto bicentenario que sigue siendo una necesidad para el desarrollo económico y social de los países suramericanos.
Actualmente, Latinoamérica presencia una nueva oportunidad con el retorno de la izquierda en Bolivia y la posibilidad del ascenso al poder de la Revolución Ciudadana con la victoria de Andrés Arauz en Ecuador, en tiempos en los que la pandemia y la intensificación de las operaciones injerencistas norteamericanas son una severa amenaza para la soberanía de los países de esa región.
La integración latinoamericana no es simplemente un asunto ideológico
La integración latinoamericana es el resultado de un camino que ha probado diversas fórmulas para el desarrollo de las economías de Suramérica y que ha sufrido varios tropiezos.
Después de las experiencias de la Gran Colombia y de la República Centroamericana, América Latina abordó su lucha por la soberanía acudiendo a mecanismos de integración económica como la ALALC, la Aladi, el Pacto Andino y Mercosur, que fueron truncados o manipulados por las trasnacionales norteamericanas.
La necesidad de supervivencia después del fracaso del neoliberalismo en los años 90, obligó a aplicar el aprendizaje acumulado y a perfilar un nuevo modelo de integración que manejara las asimetrías y promoviera relaciones horizontales para el desarrollo tecnológico, industrial, para garantizar un blindaje financiero común, y en definitiva para obtener mayor soberanía confrontando las pretensiones de los EEUU.
Todo eso se concretó en la creación de la UNASUR, el ALBA y la CELAC, toda una institucionalidad nueva con propósitos distintos al de la OEA, y con alcances superiores a los del MERCOSUR y el Pacto Andino.
Como resultado, nació el Banco del Alba y el SUCRE, los programas sociales que con la asesoría técnica cubana salvaron la vida de millones de Latinoamericanos y erradicaron el analfabetismo en países como Bolivia, y Venezuela.
Con la victoria de Arauz se puede retomar la integración latinoamericana
Aun cuando no fue uno de los pioneros en el proceso de integración del siglo XXI, Ecuador fue un país cuya participación permitió darle soporte a la UNASUR, cuya sede funcionó en Quito y fue uno de los países que más impulsó el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pago (SUCRE).
Todo ello, permite inferir que efecto, la victoria de la Revolución Ciudadana en la persona de Andrés Arauz puede oxigenar a la UNASUR, al Alba y la CELAC, sirviendo nuevamente como aliado y soporte al proceso de integración.
Al respecto, Fran Pérez, activista social y político especializado en política internacional, opina que las victorias electorales de Luis Arce en Bolivia, de Maduro, que resiste y gana democráticamente en Venezuela, y la victoria en primera vuelta de Arauz en Ecuador (que veremos ganar en segunda) “parecen señalar una esperanza, parecen indicar un cambio de ciclo en América Latina, una vuelta a gobiernos progresistas que deben crecer, unirse y recuperar el objetivo de la integración regional latinoamericana para que ganen los pueblos”.
Por otra parte, indica Pérez que la principal amenaza a la integración latinoamericana son los nacionalismos estrechos “que no son capaces de pensar más allá de las fronteras de sus países. El egoísmo y la cobardía de unas derechas y unas oligarquías que solo pretenden mandar en sus países autocráticamente, como en una finca, y siempre hicieron lo que les decía el imperio”.
Lo que no se debe repetir
Para poder consolidar los objetivos de la CELAC, el ALBA y la UNASUR es imprescindible aprender de la experiencia obtenida durante esta década de avance político de la derecha.
Según Fran Pérez, es imprescindible no desacelerar, no atrasar la concreción de objetivos económicos como los del fortalecimiento de una moneda o sistema financiero común.
“¿Que solo había entonces diez o doce países dispuestos a entrar en ello? Había que haber creado esa moneda y ese banco regional para que funcionara en esos doce países. Se hubiera fortalecido la moneda, habría un banco público al servicio de la mayoría social en doce países”, afirma Pérez.
Aprovechar esta nueva oportunidad con Arauz implica para Fran Pérez que se debe actuar rápido, “cuando sales a jugar un partido no puedes esperar a nada, tienes un equipo y un tiempo de juego tasado, y hay que actuar rápido, ganar y golear, jugar a tope, sin frenar objetivos imprescindibles. Y no conformarse con ganar por un gol, porque en el partido de vuelta la derecha puede meterte cuatro“.