Ecuador: Asamblea Nacional o partidista
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Ecuador: Asamblea Nacional o partidista

Reflexión social y política sobre la forma en la que la Asamblea Nacional de Ecuador debería organizarse, para responder ante los electores en vez de a los directores de los partidos políticos.

Durante tantos años, la prensa y los “analistas políticos”, los actores y líderes de la política nacional, han martillado la mente y conciencia ciudadana a tal grado que ya casi nos han convencido de que los asambleístas son de tal o cual bancada política.

Por eso precisamente, las diferencias políticas hacen prácticamente imposible los acuerdos mínimos que tiendan a entender, corregir, generar, disponer y vigilar los procesos legislativos que prioricen las actividades ciudadanas de seguridad, salud, educación, trabajo, etc.

Así como las actividades fiscalizadoras sobre las autoridades que salgan del marco lícito, jurídico y legal, perjudicando los intereses de los ciudadanos por sobre las actividades propias del desarrollo de los derechos sociales de los habitantes del territorio nacional.

Qué distinto sería el panorama y la misma actividad legislativa si una vez elegidos los asambleístas se organizan despojándose de los intereses partidistas y se agrupan en bancadas provinciales en atención a los pueblos que los eligieron, y los nacionales en otra bancada, de tal manera que la división sería entre las bancadas provinciales y la nacional.

Así, las alianzas que puedan alcanzarse se darían entre los representantes de las provincias medianas y pequeñas frente a las grandes, que ya tienen superioridad numérica en cuanto a representatividad.

De esta manera no habría lugar a revanchas políticas de bloqueo a las iniciativas legislativas de la función ejecutiva, pues los asambleístas ya no representarían a partidos políticos, sino provincias y/o regiones del país, en las que cada una defendería los derechos de sus ciudadanos, si acaso se pretenda violentar derechos o acceso a servicios públicos de calidad.

Hoy en día y hasta el 14 de mayo, dia de la instalación de la nueva Asamblea Nacional, se están dando un sinnúmero de reuniones que persiguen acuerdos políticos, a fin de establecer un supuesto equilibrio de esas fuerzas en atención a la dirección política y administrativa de la propia Asamblea, y en miras a inclinar la balanza de alianzas que faciliten o no la labor del poder ejecutivo.

Habría cabida a tanta “negociación y/o cabildeo” si acaso los partidos políticos, y de manera especial los asambleístas electos, quedasen liberados y convencidos de que se deben a los electores y no a los directores de los partidos.

Por supuesto que no, por eso es imperativo que los asambleístas tomen conciencia de a quienes se deben y por quienes deben “luchar”, para que los electores podamos entonces convencernos a nuestra vez, que nuestros votos no son cheques en blanco para ser llenados por partidos políticos, sino cheques a la orden de nuestros candidatos, para que hagan efectiva la defensa de nuestros derechos ciudadanos, sociales, legales y constitucionales.

Sería una buena forma de tener garantizada la provisión de servicios de salud, vivienda, educación, trabajo digno y acceso a los servicios estatales prestados por el estado, y no por empresas privadas que solo lucran con las necesidades y desdichas del pueblo elector.

Solo la conciencia social de los elegidos, y su honestidad intelectual nos ayudaría a conformar una Asamblea Nacional digna y representativa de los ciudadanos y sus más caros anhelos.

¡No a las bancadas partidistas, si a la Asamblea con representación Provincial y Nacional!