La izquierda peruana se une en torno a Pedro Castillo
El campo progresista de Perú se une en torno a la figura del profesor Pedro Castillo. Una unidad electoral que suma al impulso del líder de Perú Libre en las encuestas.
Cuando el pasado 11 de abril se conocieron los resultados de las elecciones generales de Perú, nadie esperaba el triunfo de Pedro Castillo, representante y líder de una candidatura de izquierda rupturista llamada Perú Libre.
La encuestas registraron un repunte de su apoyo electoral, pero que no superaba el 8% de la estimación del voto, y en el mejor de los casos lo ubicaban en el cuarto puesto. Muchos de esos trabajos demoscópicos daban por hecho que sería Verónika Mendoza, de Nuevo Perú, la que representaría al campo progresista en la segunda vuelta.
Este hecho, ser una opción marginal, sumado a que su apoyo se concentraba en ciertas partes del ámbito rural, supuso que ambas propuestas de izquierda no mantuvieran una comunicación fluida durante la campaña, siendo la prueba más evidente su presentación a la cita en candidaturas separadas teniendo un programa político bastante similar.
Por ello, no se dio por hecho que Verónika Mendoza y su movimiento dieran su apoyo al profesor de cara a la siguiente, y última cita electoral, de este ciclo.
En un primer momento, desde Perú Libre se expresó que hablarían con ellos al igual que con el resto de fuerzas políticas, dando a entender que no los consideraban socios prioritarios.
Los de Mendoza expresaron que deseaban sentarse a hablar con los vencedores, pero que había ciertas líneas rojas que debían ser garantizadas –Asamblea Nacional Constituyente y apuesta por la igualdad de género-, para pedir el voto en su favor.
Unas posturas que no cerraban la puerta pero que sí marcaban posiciones claras. Y estaban algo lejos. Sin embargo hay ciertos factores que han motivado que el primer paso para la unidad -apoyar electoralmente desde Nuevo Perú a Perú Libre-.
El primero de ellos es el potente sentimiento social antifujimorista que existe no solo en el campo de la izquierda, sino en todo el espectro político de la nación suramericana. Existe una presión social tanto a la izquierda como a la derecha para que Keiko Fujimori no gane.
Es la explicación de que la hija del dictador no haya suscitado el completo apoyo de los otros candidatos de derecha que no llegaron a la segunda vuelta.
El segundo es que las bases sociales de la izquierda peruana, que lleva décadas siendo una parte minoritaria de la oposición, y habiendo sufrido la experiencia de Ollanta Humala, no consentiría que sus dirigentes no hicieran lo posible para arrebatarle el poder a los representantes del neoliberalismo, que en Perú ha sido especialmente agresivo en su aplicación.
La rápida posición de Nuevo Perú ha aportado a que la opción de Pedro Castillo doble, según todas las encuestas, el apoyo electoral con el que cuenta keiko Fujimori. El profesor despierta ilusión en Perú, alcanzando un apoyo cercano al 60% en las zonas rurales. Incluso en Lima, tradicionalmente bastión de la derecha, hay un empate técnico entre los dos contendientes en torno al 30%.
Sin embargo, la izquierda peruana debe profundizar los vínculos que ha empezado a crear, porque de llegar Castillo al poder ejecutivo, se encontrará con un parlamento fragmentado, en el que la mayoría se alcanza con 76 congresistas. Las dos fuerzas de la izquierda suman 42 conjuntamente.
La celebración del referéndum para desarrollar la Asamblea Nacional Constituyente no será una batalla como la que está teniendo lugar ahora, ya que el sentimiento antifujimorista desaparecerá del escenario, y la derecha se unirá contra la ANC bajo el argumento de que convertirá a Perú en Venezuela.
La unidad de la izquierda, tanto en las instituciones como en las calles, en base a un programa común y a una estrategia conjunta, será la única manera de llevar adelante un proceso constituyente que será el único que garantizará a Pedro Castillo la aplicación de las principales propuestas de su programa electoral, que no pueden desarrollarse en los límites constitucionales que existen hoy en día en Perú, menos aún con la derecha controlando el Congreso Nacional.