Pedro Castillo ignora la presión mediática y asegura la ruptura con el neoliberalismo
El acuerdo entre Pedro Castillo y Verónika Mendoza sienta las bases de la unidad del campo progresista peruano.
El proceso electoral de Perú del presente año 2021 tiene varios paralelismos con el que aconteció hace diez años, durante 2011. En ese momento, el hoy expresidente Ollanta Humala acudía a la segunda vuelta con un programa rupturista con el neoliberalismo.
Sin embargo, al avanzar los días durante aquella campaña electoral, el campo conservador peruano, de mayoría fujimorista, empleó su poder mediático para presionar al que todas las encuestas daban como ganador.
Tras meses de recuperar el anticomunismo de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, acusándolo de querer convertir Perú en Venezuela y Cuba, de generar miedo por la supuesta represión, hambre y miseria que iba a causar la aplicación del socialismo, se generó un efecto social contra el candidato de izquierda.
Humala comenzó a descender en las encuestas debido a la manipulación mediática, por lo que firmó un acuerdo con la oligarquía que lo acosaba, comprometiéndose a respetar el neoliberalismo.
Su propuesta política quedó inutilizada, y su base social se perdió en cuanto llegó al gobierno y no aplicó nada de lo prometido. Precisamente en 2021 se ha vuelto a presentar obteniendo el 1,3% de los votos.
Pedro Castillo, sorpresa de la noche electoral al pasar a segunda vuelta con una propuesta de izquierda rupturista, se encuentra en la misma posición que Humala.
Hay vallas publicitarias en las grandes ciudades del país en su contra, los apoyos de Keiko Fujimori -la otra candidata en liza- llaman a asesinarlo, y los medios de comunicación lo acusan de la pobreza y represión que vendrá.
Cuba, Venezuela y Corea del Norte son las banderas que la derecha peruana agita para que el miedo al socialismo impida la victoria del profesor.
Sin embargo, el candidato de la izquierda de Perú ha reaccionado girando su mirada hacia la izquierda de Nuevo Perú, de Verónika Mendoza, con la que ha firmado un acuerdo programático que servirá como base de la actuación del ejecutivo, si la unidad de ambas fuerzas logra ganar el próximo 6 de junio.
El mismo, ha sido presentado mediáticamente por los medios de comunicación conservadores como la capitulación de Pedro Castillo, una moderación igual a la de Ollanta Humala, una estrategia con la que esperan desmovilizar el voto de ruptura favorable al profesor.
Sin embargo, la Asamblea Nacional Constituyente, la reforma agraria y las nacionalizaciones de los recursos naturales, hidrocarburos y sectores estratégicos, aparecen en el acuerdo. Las novedades son el avance en derechos de ámbito social de Castillo, que ha dejado atrás su conservadurismo en cuanto a la igualdad de las mujeres, y el respeto a sectores minoritarios como el LGTB.
En el acuerdo también se recoge su voluntad de no presentarse a la reelección, por lo que este encuentro entre las dos organizaciones de la izquierda peruana, debería ser el comienzo de una unidad en todos los ámbitos, si el campo conservador pretende que la ruptura neoliberal no termine con el final del posible mandato de Pedro Castillo.