Íñigo Errejón: en el centro político del tablero
El ex de Podemos ha experimentado un giro conservador en sus posiciones, aspirando a conquistar a la mayoría social con un discurso progresista, pero hechos que rozan el neoliberalismo.
El viraje político asumido por Íñigo Errejón tras su salida de Podemos, ha dejado a la luz pública una serie de elementos que sugieren un deslinde de la izquierda rupturista en España, así como una praxis más condescendiente con el sistema político derivado del régimen del 78.
Con un ambiguo discurso que invita “trascender la izquierda para poder cambiar el país”, Errejón presenta su propuesta política para sorpresa de muchos que lo ubicaban dentro del espectro político más progresista.
Desde el mismo seno de Unidas Podemos, Errejón comenzó siendo el centro de diferentes diatribas divisionistas, que desembocaron en un abierto conflicto de intereses con Pablo Iglesias y los parámetros ideológicos que representaba.
Lo acontecido en la formación morada es muestra de la utilización deliberada de viejos métodos de división interna. Por una parte, recuerda los métodos de “La Pinza”, sucedidos cuando Julio Anguita lideraba la izquierda española siendo el Coordinador Federal de IU.
La salida de Íñigo Errejón se dio sin avisar, en medio de unas difíciles negociaciones en la izquierda madrileña para alcanzar la unidad. El líder de Más País abandonó el partido por la puerta de atrás, llevándose consigo a la candidata de la unidad, rompiendo así el proceso con el resto de las fuerzas de izquierda, que perdieron las elecciones al presentarse dividida.
Las tribulaciones nacidas desde Unidas Podemos fueron promovidas en función de la caracterización que las partes en conflicto tenían con respecto a su base política, la cual se encontraba dividida entre dos sectores.
Los que apuestan por vaciar de contenido los significantes -renunciar a diferentes propuestas complicadas de explicar- en favor de lo electoral como Errejón; frente a los que apuesta por recuperar la pedagogía como motor de la recuperación de las propuestas rupturistas de la izquierda, como Yolanda Díaz.
Sobre la base de esta dicotomía de enfoques partidista se consuma una suerte de conspiración dentro de la propia izquierda, al contrario de las luchas dirigidas a enfrentar las estructuras del poder constituido en favor del desmontaje del viejo régimen bipartidista.
En este sentido, Íñigo Errejón ha recibido un importante apoyo del aparato mediático español, dándole la vitrina comunicacional suficiente para moldear una versión de izquierda complaciente a sus intereses hegemónicos. Todo ello sin un mínimo cuestionamiento al régimen del 78, y trasladando a la opacidad pública a Unidas Podemos.
Entre las muchas contradicciones ideológicas de Iñigo Errejón, figuran su propuesta de pacto entre su actual formación política, Más país, con el PSOE y Ciudadanos para evitar la reedición de un pacto a la andaluza entre PP, Ciudadanos y VOX. El que fuera uno de los creadores e ideólogos de Podemos, propuso un tripartito con dos partidos neoliberales excluyendo a la izquierda.
El fundador de Más País, en la actualidad ha tenido que lidiar con movimientos dentro de su propia formación para evitar quedar apartado de sus aspiraciones políticas. El referido portavoz parlamentario está reconsiderando su estrategia, pero tiene el objetivo de revalidar su candidatura a las elecciones generales.
La apertura de Unidas Podemos a pactar electoralmente con Más País, obliga a Errejón mirarse las espaldas, siendo la línea de sus partidarios buscar la competición directa con Podemos, sin ningún acercamiento. Todo ello, en contraposición de facciones internas que ven conveniente apartarlo del frente político.
Bajo este contexto resulta evidente que la figura de Errejón conlleva “costes” para algunos de los miembros de Más País, en especial por su pasado como dirigente de Podemos. Dichos antecedentes dificultan lanzar una marca política nueva y regeneradora, que se quiere asimilar a la idea de “alternativa verde en España”.
Esta no es más que una propuesta programática que consiste en la aplicación del denominado “capitalismo verde” difundido en países como Alemania, promoviéndose bajo este enfoque una serie de medidas que procuran paliar los efectos que el sistema neoliberal sobre el medio ambiente, pero sin erosionar los fundamentos de la economía de mercado.
Adicionalmente, ha sido público y notorio su posicionamiento ideológico conservador, tras sus declaraciones en favor de las políticas sanitarias llevadas por el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Errejón ha considerado como ejemplo de gestión en materia de salud al mandatario estadounidense, pero no ha cuestionado las fortunas obtenidas por las grandes farmacéuticas de ese país, conseguidas a expensa de todos aquellos que han muerto alrededor del mundo como consecuencia del COVID-19.
La izquierda de Errejón
Tomando en cuenta lo anteriormente expuesto Íñigo Errejón ha experimentado un viraje hacia el centro del tablero político, en virtud de las pruebas derivadas de sus palabras con tendencia populista, su conducta contradictoria, así como de sus alianzas partidistas cuestionables desde la óptica de la izquierda, se invita a pensar totalmente lo contrario.
El régimen político imperante en España desde la década de los años 70 ha ideado un conjunto de estrategias para menoscabar la influencia de las izquierdas que procuran la ruptura del estatus quo.
Para consolidar el sometimiento que recae sobre el progresismo, se han valido de la creación artificial de organizaciones políticas denominadas de “izquierda”, pero que guardan dentro de su seno una clara agenda neoliberal y conservadora, al mismo tiempo que divide internamente los partidos rupturistas de España.
Esta izquierda artificial, creada a la medida de la voluntad de las estructuras más conservadoras del sistema político español, es la que actualmente enmarca la propuesta de Íñigo Errejón, fungiendo como elemento de infiltración para desarticular, cual “quinta columna” las posiciones rupturistas más consolidadas.