Guillermo Pérez Villalta, el arte como laberinto
Guillermo Pérez Villalta es un pintor, escultor, grabador y diseñador español.
Nuestro grandísimo pintor Guillermo Pérez Villalta, desde hace tantos años único y reconocible, (con lo difícil que eso resulta en el mundo del arte) muestra su arte en la sala madrileña de Alcalá 31, aprovechando la singularidad y lo diáfano del interior del magnífico edificio que nos legó el genial arquitecto Antonio Palacios.
Este último ha sido el creador entre muchos otros que embellecen y prestigian nuestra ciudad como el actual Ayuntamiento, el Círculo de Bellas Artes, la sede situada frente a este último edificio del Instituto Cervantes, el antiguo hospital de Reina Victoria llegando a Cuatro Camino.
En Alcalá 31, ha creado Guillermo una especie de laberinto como podéis ver para recoger de algún modo, como agua lentamente destilada, lo que él entiende condensa su arte y refleja sin ocultar nada su trayectoria artística y personal.
El tarifeño Pérez Villalta, núcleo y numen de aquel famoso e innovador grupo de los setenta en Madrid, nos parece que renunció sabiamente a una exitosa carrera internacional para mantenerse siempre fiel a sus rotundas figuras, a su perfume helénico, a sus estudios de arquitectura.
Para no ocultar la influencia de los pintores del “cuatrocento” y del “cinquecento“, tal vez creemos nosotros, como en Pablo Picasso, también de Nicolas Poussin, de Giorgio de Chirico y de un cierto toque de surrealismo daliniano.
Sobre todo admiramos en él ese gusto por ese tipo de vida andaluza, de La Línea a Tarifa (donde vive), cegado por el brillante sol que vemos reverberar en las “aguas del estrecho“, mirando a África adormecido por la siesta, en compañía de la persona deseada en el frescor de un patio o acariciado por la brisa en su terraza.
Alguien que piensa que “la geometría y las proporciones pueden hacer de cualquier tema o idea una constatación plásticamente pura. Algo que está en lo más profundo de la imaginación de la belleza”.
Y que como muy bien nos dice Oscar Alonso Molina, el brillante comisario de esta conseguidísima exposición, “el arte debería ayudarnos a articular preguntas interesantes antes que respuestas consoladoras”. Pues eso, tú mismo.
El interior del edificio con parte del laberinto
Hombre dibujando
(el artista en 2002)
Detalle de Vísperas de Pascua
Banqueta de Copérnico
El instante preciso
Vacuitas plenitas
Bautismo
Narciso o El molino de agua
Tintoreros
La batalla sin ámbito
Imaginar
La ciudad ideal
Éxtasis en la siesta
Arca del cielo
Artistas en una terraza o Conversaciones sobre un nuevo arte Mediterráneo
Políptico largo o Melancolía
El taller
Autorretrato por la mañana
Los baños
El reino del vacío y El recolector
¡Hasta la próxima!