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Propuestas “progresistas” de la derecha chilena para la nueva Constitución

La derecha chilena dio un giro a su discurso adaptado a las demandas sociales, sin embargo sus propuestas no abandonan el modelo neoliberal.

Chile aborda el tema fundamental de una nueva Constitución. Los Partidos pertenecientes a la lista “Vamos Chile” (de mayoría derechista), preparan sus propuestas. Algunas muestran la capacidad que el neoliberalismo tiene para sobreponerse al desgaste y la deslegitimidad de su discurso.

La derecha en Chile asume el desfase entre las demandas sociales, los derechos y garantías que la Constitución vigente reconoce, pero no abandona la defensa del modelo neoliberal.

Su nueva postura, pretende deslastrarse del manejo de la crisis de 2019 que dejó cuantiosos heridos y detenidos en la protestas tras el estallido social. Aún cuando se negaran a abrir la puerta a un proceso constituyente, hoy participan como una fuerza minoritaria.

De igual forma, pretenden borrar de la memoria su postura pasiva frente a las violaciones de Derechos Humanos (DDHH), ocurridas bajo el mando de Augusto Pinochet.

El evidente cambio de postura desde de la concertación a la actualidad, no significa la entrega de ninguna de las banderas más importantes del neoliberalismo. De hecho, las propuestas encierran mecanismos para controlar el poder político si la izquierda toma las riendas del gobierno.

Reconocimiento parcial de las nuevas demandas sociales

Los derechos y garantías para los pueblos originarios, la constitución de un Estado social y no subsidiario y el reconocimiento de la diversidad, están incluidas en las propuestas generales que llevan los partidos de derecha más importantes de Chile.

En el caso específico de Evolución Política (Evopoli), afirman que la garantía de igualdad entre hombres y mujeres debe formar parte de la Constitución. Igualmente se refieren a una Constitución con perspectiva de género para erradicar la violencia contra la mujer.

Asumiendo la necesidad del respeto por la dignidad humana, el Partido Democracia Cristiana, suscribe la propuesta de Evopoli y recalca la intención de garantizar derechos a las mujeres. Sin embargo, ninguno de ellos se refiere a las diversidades sexuales, tampoco aceptan la despenalización del aborto.

Pueblos originarios

En cuanto a los derechos de los pueblos originarios su inclusión es una propuesta unánime. En Chile conviven más de 10 pueblos indígenas y esto debe verse reflejado en el nuevo pacto social.

El reconocimiento constitucional de derechos a los pueblos originarios comprende un avance con respecto a la Constitución vigente. Sin embargo, los partidos de la derecha chilena no mencionan un asunto medular para los pueblos originarios.

El asunto de la tierra, y la titularidad o pertenencia de los territorios ancestrales. No figura entre las líneas que se trazan los partidos de derecha de cara a una nueva carta magna.

La propiedad privada 

Procurando adecuarse a los nuevos tiempos. La Democracia Cristiana chilena opta por limitar la propiedad privada. Con la motivación ambientalista, la propiedad privada termina cuando el recurso natural está en peligro.

En este contexto la derecha chilena se atreve a contradecir la propiedad privada sobre el recurso vital del agua y también sobre otros recursos estratégicos. Sin embargo, esto no excluye la explotación de dichos recursos por parte de privados.

El Estado se reserva la propiedad sobre los recursos estratégicos, pero puede conceder el aprovechamiento a los privados como históricamente han hecho los gobiernos de derecha.

El gobierno semipresidencial

El hiperpresidencialismo que le otorga al ejecutivo chileno la posibilidad de intervenir directamente en la función legislativa es uno de los problemas a resolver. Los chilenos demandan un cambio de régimen de gobierno y los partidos de derecha dicen estar de acuerdo.

La solución que propone la derecha en Chile pasaría por dividir la figura presidencial en un Jefe de Estado y otro de Gobierno. Este último puede tratarse de un primer ministro designado por el jefe de Estado y avalado por el Congreso.

Dividir las funciones de representación diplomática y de defensa dentro de la administración pública no es algo nuevo. Esta formula de gobierno conlleva un fuerte control parlamentario y requiere la consolidación de solidas alianzas políticas.

Por otra parte, la derecha en Chile propone el establecimiento de la potestad del Presidente para disolver el parlamento. También la potestad del Congreso de hacer voto de censura al Presidente.

La derecha aboga por los equilibrios en el ejercicio del poder constituido. A través de formulas propias de países europeos con larga tradición de democracia parlamentaria como es el caso de Inglaterra o España. Sin embargo, en estas democracias las minorías tienen poca o ninguna capacidad de influencia.

Mantener la vigencia de las principales familias políticas 

El partido Democracia Cristiana aboga por mantener un congreso bicameral. Las decisiones de mayor peso recaen sobre la Cámara de Diputados pero en el Senado se mantienen.

El senado está compuesto por representantes vitalicios. Es de esta forma en la cual se garantizaría a ciertas élites, la incidencia sobre asuntos como los votos de censura al Presidente u otros representantes del Poder Ejecutivo.

Mantener la vigencia de las principales familias políticas”, es una de las motivaciones que expresa la Democracia Cristiana. La estabilidad, es el argumento para defender una democracia de pocos partidos en alianzas.

La descentralización

Contraponiéndose a la posibilidad de administrar un país de manera centralizada y planificada, la derecha chilena dice ser partidaria de la descentralización. Sin embargo, no específica como serían los mecanismos de coordinación entre el poder nacional y regional

La derecha chilena opta por la transferencia ilimitada de competencias y recursos. Por la instalación del poder regional en todas sus formas, incluyendo competencias de carácter legislativo.

Un Estado unitario y descentralizado, tiene como desafío garantizar un desarrollo igual entre regiones. Los recursos con los que cuenta cada región en Chile son diferentes, y la dependencia de la explotación de minerales como el cobre otorga amplias ventajas a unas regiones sobre otras.

El asunto de la participación

La derecha chilena no niega la participación ciudadana, aunque poco la ha mencionado en su propuesta. En tal sentido, este sector político se adecua a los nuevos tiempos y propone la apertura de espacios de participación a través de mecanismos como el referéndum, la iniciativa legislativa y la obligatoriedad del voto.

La organización popular para la participación, solo es mencionada a través de gremios, asociaciones vecinales, sin ir más allá. Adicionalmente, la derecha en Chile opina que la iniciativa unilateral para solicitar la opinión del pueblo debe ser limitada y enlazada a la recolección de firmas.

Mecanismos de participación fuertemente mediados. Bien por los tramites o por la creación de instancias de coordinación (consejos, cabildos), introducen posibilidades de participación que podrían naufragar entre los eslabones políticos.