El año de 1.492 en el mundo reinaban: en Roma Alejandro VI, en España Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, en Tenochtitlán Moctezuma Xocoyotzin y en el Tahuantinsuyo Atabaliba o Ataw Wallpa Inka Yupanki, otros personajes relevantes pero menos importantes Hernán Cortés, Jiménez de Quezada, los hermanos Francisco y Gonzalo Pizarro y Sebastián de Benalcázar, quienes desde Tenochtitlán hasta el Tahuantinsuyo, saquearon, violaron, mataron y pervirtieron todo resto de ingenuidad, sinceridad, honestidad, hospitalidad y sobre todo de los saberes ancestrales de los habitantes del “nuevo mundo”.
Con Imperios más grandes que los Europeos, adelantados en el comercio interregional a lo largo de toda la costa oeste de América e incluso con la lejana polinesia e incluso Asia, con lenguaje propio, ciencia desarrollada en la astronomía, medicina y administración pública capaces de sostener ciudades como Tenochtitlán con cerca de un millón de habitantes, cosa impensable en la Europa del siglo XV.
Llegaron entonces los semi-dioses de blanca piel y oscuras barbas con sus cuerpos mitad humanos refulgentes como el metal y coronados con coloridos yelmos y mitad bestias con sus herramientas de muerte, largos sables y los esos que escupían fuego, venían también con una infernal ambición de riqueza y poder; fácilmente sucumbieron los nativos ante lo nuevo y desconocido, poco les duró a los recién llegados lo amable y cortés, pues bien pronto la lujuria por el oro y por las mujeres americanas descubrió sus verdaderas intenciones, pero ya era tarde para los reyes Americanos, que sucumbieron asesinados.
La Malinche traidora, amante de Cortés y la ingenuidad de Moctezuma que veía en la llegada de los “castellanos” el cumplimiento de una antigua profecía que anunciaba el regreso de Quetzalcóatl desde allende el mar, fue lo que lo llevó a confundir a Hernán Cortés con el Dios esperado, esta fue sino la única, la más importante causa de la debacle política y la confrontación entre Cuauhtémoc y su primo Moctezuma que finalmente terminó con la caída y destrucción de Tenochtitlán a manos de Cortés y sus huestes.
Diferente fue el entramado en el sur del nuevo mundo, más igual fueron las mentiras, conjuros, traiciones, avaricia y lujuria de los Pizarro y Benalcázar, hasta que lograron el rescate deseado en oro, entregado por el Inka Atabaliba, luego de esto lo acusaron falsamente de traición a la corona Española, de Herejía y de asesinato de su hermano Huáscar y lo condenaron a morir por estrangulamiento en la Plaza de Cajamarca, El mismo Huayna-Cápac padre de Atabaliba a quien Olmedo resucita en su magno poema épico, haciéndole decir en su “Canto a Bolívar” o “La victoria de Junín” una arenga post-mortem a los herederos del imperio Inka:
“Miró a Junín, y plácida sonrisa
vagó sobre su faz. Hijos –decía-
Generación del sol afortunada,
que con placer yo puedo llamar mía,
yo soy Huayna-Cápac, soy el postrero
del vástago sagrado;
¡Guerra al usurpador! – ¿Qué le debemos?
¿luces, costumbres, religión o leyes…?
¡Si ellos fueron estúpidos, viciosos, feroces y por fin supersticiosos!
¿Qué religión? ¡la de Jesús?… ¡Blasfemos!
Sangre, plomo veloz, cadenas fueron
los sacramentos santos que trajeron.
¡Oh Religión! ¡oh fuente pura y santa
de amor y de consuelo para el hombre!
¡cuántos males se hicieron en tu nombre!
¿Y qué lazos de amor…? Por los oficios
de la hospitalidad más generosa
hierros nos dan, por gratitud, suplicios“.
Las Inter Caetera la breve y la menor, la Eximiae devotionis y la Dudum Siquidem fueron los cuatro documentos, mediante los cuales en 1493, Alejandro VI otorgó a favor de Fernando e Isabel los monarcas Españoles, todos los territorios e islas descubiertos y por descubrir en el “nuevo mundo” -a condición de proteger y evangelizar a los indios- las que por sus connotaciones jurídicas, políticas y religiosas, motivaron la posterior firma del tratado de Tordesillas entre Portugal y España, dando origen a los Virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, del Río de la Plata y del Virú, dejando los territorios del Amazonas, del Mato Grosso lo que actualmente es Brasil al Reino Portugués.
Entonces que significa el 12 de Octubre de 1492 para la América Indígena, pues es el año del inicio del fin de una civilización más adelantada que la de sus invasores, representa el saqueo, la ambición, la lujuria de los conquistadores por las riquezas nuevas y las viejas costumbres de asedio, traición y opresión.
¿Algo que recordar? Claro, con indignación y rebeldía recordar la devastación de la civilización originaria de América Indígena. ¿Algo que celebrar? Si, el cumpleaños de mi amiga y hermana Zorayda Alava, digna representante de la América Insumisa, bondadosa y amorosa con todos y sobre todo con la lechuza que la trajo al mundo y que hoy está planificando el último y mejor de sus vuelos.
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