La estrategia de Yolanda Díaz cambia a Unidas Podemos en Andalucía
Unidas Podemos se ha visto obligado a tomar una serie de medidas conducentes a la toma de una distinta direccionalidad de su vida política.
Unidas Podemos se ha visto obligada a tomar una serie de medidas conducentes a su restructuración interna, así como a la toma de una distinta direccionalidad de su vida política. Esta es una realidad que no solamente atañe a Unidas Podemos como coalición, sino también a sus socios políticos.
Tal es el caso de las diferencias dentro de Podemos con la marcha de Teresa Rodríguez y sus afines. Asimismo, a lo interno de Adelante Andalucía, entre IU y los Anticapitalistas de la líder política gaditana, han dejado una profunda huella en las dos formaciones y las réplicas de aquel seísmo se han dejado sentir en estos meses en los que el proyecto común de Unidas Podemos por Andalucía ha estado, por decirlo de algún modo, congelado.
Todo ello revela, que en la lucha hacia unas próximas elecciones autonómicas que en estos meses se han acercado y distanciado varias veces, la alianza entre IU y Podemos se haya quedado rezagada. Por parte del PSOE y el PP ya tienen candidaturas perfiladas. En cambio, en Unidas Podemos no solo no tiene candidato, sino que, además tienen todavía bastante camino que recorrer en su confluencia.
Hasta cierto punto en Podemos no hay deseo de involucrase aún en un proceso para elegir candidatos, las primarias generalmente siempre provocan tensiones y divisiones internas después de lo que se ha vivido, una ruptura traumática que ha obligado a reconstruir la estructura del partido prácticamente desde cero.
Aunado a las evidentes dificultades internas, hay que sumar varias razones más que explican que los tiempos en IU y Podemos se hayan ralentizado. Y es que en los dos partidos aliados están convencidos de que no va a haber adelanto electoral a corto plazo.
Por otro lado las encuestas señalan que el movimiento político de Teresa Rodríguez pasará a ser extraparlamentario, mientras que UP crece para quedarse por sí sola cerca del resultado de la coalición en 2018, gracias en gran parte al tirón de Yolanda Díaz.
La líder de la coalición a nivel estatal apuesta por una recomposición del espacio antes que el nombramiento de posibles candidatos y candidatas. Díaz prefiere recuperar el debate y la movilización de las bases en un primer momento junto con la recuperación o establecimiento de relaciones con movimientos, partidos, personas y sindicatos para la creación de un frente amplio.
Por tal motivo, la elección del candidato a la Junta de Andalucía no está de primera en la lista de prioridades y tardará aún varios meses, casi medio año. Así lo señala la hoja de ruta que han trazado y que aparece en el informe político que la dirección de IU en Andalucía acaba de aprobar.
En dicho informe se dibujan las líneas claves de la estrategia no solamente de la formación que lidera Toni Valero, sino también de la coalición Unidas Podemos por Andalucía que promueve con el partido morado.
Al menos hasta el mes de febrero, no se activaría el proceso de elección. Primero sería necesario impulsar Unidas Podemos por Andalucía como organización y esa es la tarea en la que las dos formaciones se están centrando en estos momentos.
Es la primera fase en la hoja de ruta trazada y se prolongará hasta principios de diciembre. La siguiente, hasta finales de febrero y justo antes de la elección de los candidatos, será la fase programática y luego las primarias.
Entre el 1 de marzo y el 14 de abril se prevé que tenga lugar el proceso interno de elección de los miembros de las listas en cada provincia y antes, durante o inmediatamente después se elegiría al candidato a la Presidencia.
De tal manera que a partir del 14 de abril Unidas Podemos por Andalucía entraría oficialmente en la “fase electoral” y activaría la precampaña, primero, y la campaña electoral, una vez que se convoquen las elecciones.
Unidas Podemos (UP) ha entrado a una etapa de reorganización donde la nueva correlación de fuerzas definirá su futuro. Sin embargo, esta nueva etapa puede significar una oportunidad para posicionar la militancia en el centro de la dinámica en la tolda morada.
Dicho lo cual, se hace menester prescindir de los problemas internos y centrarse en la movilización popular, tan limitada durante el contexto pandémico, pero necesaria para motivar al ciudadano que quiere ver materializado en acciones su poder para transformar las viejas estructuras del actual Estado español.
Todo ello estará determinado por la disposición dentro de UP de traducir las auténticas necesidades reencontrarse con su audiencia, prescindiendo de su posición institucional. En este sentido, la actualidad ha demostrado que la institucionalización partidista en el gobierno no puede ser siempre considerada condición suficiente para elevar la calidad de la democracia.
Pero algo es fundamental, y es el contacto de UP con aquella audiencia que logró posicionarlo en el poder. Es a esta colectividad a la que se debe dicha organización, dado que desempeñan un importante papel como estructuras de intermediación funcional y territorial.
En este sentido, los partidos políticos son grupos que compiten en elecciones y buscan que sus miembros accedan a cargos de representación popular. Si bien parte de su misión es institucionalizarse, tal cometido no debe ser exclusivo. Deben mantener la vigencia de sus principios constitutivos en función de sus basamentos ideológicos.
El ejercicio del poder de los partidos políticos debe mantener la relación armónica de dos ámbitos fundamentales. En primer lugar, la esfera institucional. El fin de toda organización política es la obtención del poder para la ejecución de su visión política en función del contexto histórico por el cual transite.
Una vez obtenido dicho poder, corresponde la distribución efectiva del mismo para el cabal cumplimiento de su programa político junto a la ciudadanía que le ha brindado su apoyo y ante aquellos que pueden ser receptores y multiplicadores de su mensaje político.
Bajo esta lógica, es necesario corregir procesos de comunicación política y canalizarla en acciones para motivar a la audiencia electoral, así como a la militancia. De esta forma se derriban los parámetros clásicos y convencionales de la democracia, sustituyéndolas por un ejercicio participativo y protagónico.
En el caso de los partidos políticos de izquierda en España, una vez se llega al mando estatal, debe mantenerse el espíritu motivacional de la militancia. Para ello es necesario la interacción permanente con aquella audiencia que, mediante su voto, manifestaron su confianza en el proyecto político.
Si bien existen en Unidas Podemos indicios de una reformulación de su praxis política a una más pragmática, no es menos cierta la determinación de buena parte de sus miembros en recuperar espacios populares mediante un mayor contacto con la ciudadanía.
Los más reciente sondeos estadísticos dan fe de la desmotivación como subproducto de haber caído en una dinámica eminentemente institucional.
En virtud de lo antes expuesto, para UP llegó el momento de tomar nuevamente las calles, en favor del contacto con la ciudadanía, ahora transversalizando dicho cometido con una “ampliación” de su margen de coalición, siendo esta última la propuesta inicial de Yolanda Díaz.