Detención de Alex Saab: táctica de EEUU para romper el diálogo en Venezuela
Estados Unidos utiliza la estrategia de criminalizar a las más altas autoridades del gobierno venezolano para obstruir el diálogo.
Estados Unidos logró su objetivo. Detener a Alex Saab era una pretensión de la potencia norteamericana con vistas a contradecir un petitorio del gobierno de Nicolás Maduro. Este hecho, parece haber logrado romper, al menos temporalmente, la mesa de diálogo que se desarrollaba en México con el apoyo de Noruega.
La mesa de diálogo en México no fue la primera. Nicolás Maduro ha hecho más de 30 llamados al diálogo desde 2013, este mecanismo es utilizado para dirimir las controversias entre chavismo y oposición, sin acudir a ninguna intervención externa, sobre todo, sin injerencias que culminaran en hechos de violencia, como es el caso de las intervenciones armadas.
Pero la liberación de Alex Saab formaba parte de las condiciones que puso el gobierno de Nicolás Maduro, a través de su vocero, Jorge Rodríguez.
“El diplomático venezolano Alex Saab está perfectamente capacitado y tiene las condiciones, por las funciones que venía desempeñando, para formar parte como miembro pleno de la delegación del gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela”. Afirmó Rodríguez.
Justo cuando iba a comenzar la tercera ronda de negociaciones en México, trascendió la noticia de que Alex Saab había sido trasladado a los Estados Unidos.
Antecedentes de injerencia en las mesas de diálogo
Las intervenciones de Estados Unidos (EEUU) han sido claramente visibles pero no directas. Los operadores en el juego político interno son los voceros de la extrema derecha venezolana, entre los más reconocidos están Leopoldo López, Julio Borges, Antonio Ledezma y mas recientemente el auto juramentado presidente de Venezuela, Juan Guaidó.
Para concretar el objetivo de evitar a toda costa que los venezolanos resuelvan soberanamente sus controversias, en al menos dos ocasiones previas, a cada intento de negociación le siguió una arremetida de la derecha impulsada por los EEUU.
En marzo de 2016, República Dominicana facilitó un proceso de diálogo cuyo punto culminante era en noviembre. En esa ocasión, la oposición puso condiciones para presentarse en la plenaria y el proceso quedó frustrado, luego, a principios del 2017, se produjeron brotes de violencia en todo el país.
Con Donald Trump se rompió el diálogo
Aquellas guarimbas, que coincidieron además con la llegada de Donald Trump al poder en EEUU, dejaron como resultado un centenar de fallecidos, entre ellos, el dantesco caso de Orlando Figuera, quien fue incendiado vivo por militantes de la extrema derecha.
Después de aquellas guarimbas se produjo otro intento de diálogo, se propiciaron conversaciones secretas mediadas por España y luego se vuelve a convocar a una mesa en República Dominicana, en ese momento, se llegaron a una serie de acuerdos que posteriormente la oposición desconoció.
“Ya teníamos un acuerdo (…) ocurre que el plan era otro, Rex Tillerson de visita a Bogotá, junto a Juan Manuel Santos, llaman al jefe de la delegación de la derecha, Julio Borges y le exigen que se salga de allí, y regresan a altas horas de la noche, a decir que estaban impedidos de firmar el acuerdo que ellos tenían 3 meses discutiendo con nosotros”, relata Jorge Rodríguez.
Posteriormente, se implementa la estrategia de deslegitimación y desconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro con la auto juramentación de Juan Guaidó, y el congelamiento, secuestro y confiscación de activos del patrimonio de Venezuela en el exterior.
El caso Alex Saab
Alex Saab, es un empresario colombiano nacionalizado en Venezuela, que colaboró con su gobierno cuando las medidas ejecutivas dictadas por EEUU comenzaron a impedir el acceso de medicinas, alimentos, y otros insumos vitales para la continuidad de la vida comercial de ese país.
Frente a la violación a los derechos comerciales de Venezuela, este país ejecutó una serie de acciones de triangulación con diversos empresarios alrededor del mundo, y así lograron darle vida a programas como el CLAP, que en su justa medida, pudo palear el hambre que azotó a la mayoría social venezolana.
No solo fueron alimentos, fuentes cercanas a la industria petrolera aseguran que efectivamente, Saab también colaboró con el acceso a insumos imprescindibles para continuar las operaciones de este sector vital para la economía venezolana.
Alex Saab fue nombrado embajador de Venezuela ante la Unión Africana, y el 12 de junio de 2020 fue detenido en Cabo Verde en una parada técnica de su vuelo con destino a Irán, en un procedimiento que violó su condición de funcionario diplomático.
Los tribunales de Cabo Verde lo aislaron en arresto domiciliario en la Isla de Sal y luego en Praia, la capital de Cabo Verde, sin permitirle atenciones para su condición de paciente oncológico, ni posibilidad de ver a su familia.
Un día antes de su traslado a Estados Unidos, la Organización de Naciones Unidas se pronunció a su favor solicitando su liberación, en virtud de las violaciones a la Convención de Viena incurridas con la detención de un funcionario diplomático.
“La situación de las máximas autoridades de Cabo Verde violarían, de manera grave, desenfrenada y prolongada los compromisos”, afirmaron 5 expertos de las Naciones Unidas con competencia en Derechos Humanos y Derecho Internacional Público.
El Comando Sur sigue su hoja de ruta
En el caso de Venezuela la estrategia del Comando Sur está clara y públicamente divulgada. En su postura ante el Congreso de los EEUU, para el año 2021, señala que una de las amenazas provenientes de Venezuela es el crimen organizado.
Ha sido el caso de Alex Saab una manifestación concreta de esta estrategia. EEUU imputa a Saab crímenes relacionados con el lavado de dinero, narcotráfico, y adjudicación fraudulenta de contratos oficiales, sin que existan pruebas contundentes de estos hechos, y sin que le corresponda la jurisdicción para investigar y juzgar sobre estas materias.
La táctica de romper el diálogo para frenar un proceso que podría resolver el conflicto político por la vía pacifica, coadyuva a la estrategia de criminalizar a las más altas autoridades del gobierno venezolano en un camino que llevaría a la intervención directa para forzar un cambio de gobierno en Venezuela.