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Tres mujeres que rompieron con la interpretación filosófica del género

La mujer sí es un ser social y también político, puesto que es inherente a su condición de individuo, el cual nadie puede quitarle. Aquí sabrás porqué.

Por mucho tiempo se mantuvo la premisa de que la mujer es inferior al hombre, promovida y apoyada por importantes figuras históricas que inevitablemente dejaron un legado, pero también grandes brechas.

Aunque al inicio resulta algo “chocante” leer a los principales filósofos griegos, luego sus seguidores y quienes contribuyeron con teorías sobre distintas ciencias, es necesario para ir construyendo argumentos que demuestren la verdad.

De ahí que es normal encontrarse con la premisa de que el dualismo entre lo masculino y lo femenino, ya que el primero se vuelve sinónimo de razón y objetividad (cualidades asociadas a la participación en las esferas de gobierno, comercio y ciencia).

Mientras que todo lo femenino se vuelve sinónimo de sentimiento y subjetividad (cualidades asociadas con la esfera privada de lo doméstico y el hogar).

Es así que la filosofía, madre de todas las ciencias, sembró en un primer momento una jerarquía que posiciona a ambos géneros en lugares diferentes.

Y lo sustenta haciendo referencia a condiciones biológicas y psicológicas naturales, clasificando las características, justificando la inferioridad de las mujeres a través de su status social.

Partiendo de esa idea, se puede comprender el pensamiento de Aristóteles, pues, planteó que el hombre no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su condición de ciudadano.

La frase aparece en la política, tratado donde establece las bases del pensamiento occidental y donde aborda algunos aspectos fundamentales de la política, entendida como forma de organización y regulación de la sociedad.

El hombre es un animal político

Esta celebre frase significa que el hombre se diferencia de los animales porque vive en sociedades organizadas políticamente, en cuyos asuntos públicos participa en mayor o menor medida, con el objetivo de lograr el bien común.

Asimismo, ubica el concepto de polis como el contexto en el cual se desarrolla y perfecciona el hombre, quien ejerce influencia en lo público por su cualidad innata de animal político, todo desde la racionalidad.

Sin embargo, también esclarece y dibuja un argumento sobre que la mujer es “más pícara, menos simple, más impulsiva, más compasiva, más propensa a las lágrimas“.

Es ahí donde se distingue una de las raíces del sistema patriarcal que por mucho tiempo ha desplazado la figura femenina basada en creencias absurdas.

Si bien el mundo de la filosofía fue dominado por los hombres en gran medida, también existieron relevantes féminas que ejercieron esta profesión y dejaron textos valiosos.

Hiparquía de Maronea

Perteneciente a la escuela cínica, fue autora de tres libros y consiguió colarse en las reuniones y banquetes que organizaban los eruditos del siglo.

Cuando murió, hicieron una fiesta en su honor desde la escuela en el pórtico de Atenas y declararon esa fecha como el día de la incorporación de la mujer al mundo de la filosofía.

Simone de Beauvoir

Esta escritora, profesora y filósofa francesa fue una firme defensora de los Derechos Humanos y de la mujer.​

Sus novelas, ensayos, biografías y monográficos se enmarcan en la corriente filosófica del existencialismo​ y su obra “El segundo sexo” se considera fundamental en la historia del feminismo.

El legado de Beauvoir aún se mantiene vigente, siendo estudiado y debatido por los interesados en la materia.

Lou Andreas-Salomé

Andreas-Salomé, es una de las primeras mujeres que entró en la universidad de Zurich, en Suiza.

Fue admirada por Nietzsche, Paul Rée y Rilke. Freud dijo de ella que era una mujer “de peligrosa inteligencia“.

Además, manifestó que ella había “vencido la mayoría de las debilidades humanas en el curso de su vida“.

Mujeres iguales, no diferentes

El rol de la mujer se ha circunscrito, desde el inicio de la construcción de la sociedad, al ámbito estrictamente familiar.

No obstante, los logros se han obtenido progresivamente al asumir otros cargos en el ámbito público tras las reivindicaciones que se han ejecutado con el objetivo de avanzar en materia de género.

Las conquistas en pro de la igualdad significan un efecto inevitable de la propia evolución del humano, y por consiguiente, del mundo.

Por tanto, ahora es más común que la mujer sea reconocida como sujeto de derechos y libertades con un propósito igual de esencial para la sociedad.

Así se puede concluir que la mujer también es un ser social y político por naturaleza al igual que el hombre es lo más correcto.