Cristianismo feminista: revelando las mentiras del patriarcado
Aunque la gran mayoría tiene la creencia que el feminismo y la religión no caben en la misma oración, la realidad es que tienen aspectos que les hacen coincidir.
Si hay una creencia muy arraigada a la sociedad es que el feminismo y la religión no se llevan, así que tratar de unificarlos ha sido una tarea difícil. Aunque ya de por sí hablar sobre dichas doctrinas causa bastante debate, sumándole este componente ideológico hay más conflictos.
Entre tantas creencias promovidas por diferentes culturas, en las cuales los Derechos Humanos y la figura femenina tiene un tratamiento distinto, es importante marcar aristas claras. De ahí que, lo más común es que se perpetuara el concepto de a grandes rasgos, el abismo que separa y divide a hombres y mujeres, con roles opuestos, los cuales no pueden ser intercambiables.
Remontando a épocas pasadas, las féminas únicamente tenían la labor de ser reproductoras, pues, según las sagradas escrituras la mujer posee la función de cuidar a la familia. Yendo mucho más allá, ese planteamiento proviene desde las primeras civilizaciones griegas, especialmente de Esparta, donde guardaban el deber de “parir a los machos defensores de la patria“. Mientras que, en Atenas se dedicaban a ello pero también a otros oficios superfluos. Así que en el terreno político, la democracia tampoco incluía a las mujeres.
Actualmente eso ha cambiado, pero también quedó comprobado que las religiones fueron utilizadas como instrumentos para consolidar las desigualdades. No solo respecto al género, sino también a las condiciones socioeconómicas, la raza y así sucesivamente con otras características.
Por tanto, el feminismo que es una ideología que persigue como fin último la liberación y reivindicación de las mujeres, alcanzando la igualdad plena, tiende a estar en desacuerdo con esos valores ultraconservadores.
Un dato curioso es que los primeros estudios sobre religión y mujeres, nacieron en los países de mayorías protestantes.
El patriarcado impide la construcción de la democracia
La estructura que compone las religiones tienen forma piramidal, donde cumple con un régimen patriarcal que muchas veces apunta a la sumisión y degradación de la mujer. De la misma manera en que la señala como un ser culpable y pecador, al cual se le debe atribuir de cometer “las faltas más graves“.
Por ello, las democracias que tienen una amplia variedad y diversidad, no pueden aceptar que predominen estos esquemas.
Iría en contra de su forma más esencial como lo es la igualdad, equidad y justicia, considerando que esta va más allá de simplemente elegir a sus gobernantes. A su vez, es preciso mencionar todas aquellas religiones que lograron sobrevivir y trascender debido a su adaptación a la política de los Estados.
En los cuales coinciden los tres monoteísmos abrahámicos, el tronco hinduista, el budismo y las religiones agrarias personalmente vinculadas.
Cristianismo feminista
Pues sí, dicha categoría si existe, pese a que la idea resulte bastante irónica y haya generado numerosas discusiones.
Tal es el caso de Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, pioneras del sufragismo, quienes ya habían denunciado la opresión de las mujeres en la Declaración de Seneca Falls (1848) y habían luchado por la abolición de la esclavitud.
Ellas rompieron el consenso de este movimiento cuando rechazaron las enmiendas propuestas que olvidaron a las mujeres, centrándose únicamente en el tema racial.
De su investigación y estudio, surgió el resultado de La Biblia de las Mujeres, una obra formada por los comentarios de expertas que buscaron a las mujeres en los textos cristianos y cuestionaron las interpretaciones masculinas que se habían establecido.
Partiendo de esas ideas comenzó a surgir lo que en el presente se conoce como el cristianismo feminista, que busca comprender el significado de los textos sagrados en su contexto. Así conseguir y reivindicar el mensaje equitativo de las escrituras, derribando las fronteras que habían sido impuestas por los antiguos regímenes.
Esto promovió el auge no solo de los Derechos Humanos que empezaron a florecer, sino también la expansión de las ideas democráticas. Donde toda creencia, mientras que no salga de los límites de libertad que corresponden a la responsabilidad y a los derechos de los otros, es respetada y protegida.
Sin embargo, llevarlo a la práctica ha sido la parte más difícil, considerando que la religión se ha utilizado para sostener el patriarcado.
Ahora son más las personas quienes luchan para demostrar que la discriminación no es la ‘‘palabra de Dios’’. Y el más claro ejemplo que se tiene, expuesto en la misma Biblia, en el caso del cristianismo, es María Magdalena nombrada ‘‘apóstol de apóstoles’’, la primera persona en presenciar y transmitir la noticia de la resurrección de Jesucristo.