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Se cae el discurso de unidad de la derecha

Entre las razones de mayor peso en las disputas dentro de la derecha, figura el interés de los partidos por llegar a La Moncloa.

Actualmente los liderazgos en España se encuentran en disputa, no solo de manera interna en los distintos bloques que existen, sino a nivel general. De esta manera ha quedado evidenciado la diversidad de opiniones, estrategias y estilos de gestión que caracterizan a los funcionarios.

Sin embargo, muchos de ellos tienen grande altercados y diferencias porque sus intereses se ven amenazados por quienes consideran rivales.

La mayoría tienen un objetivo en común, ser electo para presidir La Moncloa en el caso del resto de los políticos, mientras que Sánchez busca continuar en el ejercicio del cargo y consolidar al PSOE como sector mayoritario.

Por ello, en contexto con lo acontecido a finales del mes de septiembre cuando los efectos del conflicto en el PP se volvieron más ruidosos, se puede vislumbrar la falta de consenso y norte de la derecha española.

Además del desencadenado “efecto Ayuso” que si bien con tendencias populistas y un tanto extremistas, ascendieron rápidamente en las listas, aunque diversos rivales, colegas y ciudadanos la señalan negativamente.

Pero, resulta irónico que su discurso catapultara a su partido en la esfera nacional, trascendiendo las demarcaciones territoriales madrileñas y situando a la formación por encima del 30% de los votos durante el verano.

Al hablar de un liderazgo unipersonal, creado de manera abrupta y un tanto agresiva por la crudeza de su discurso, poco a poco fue destapando más problemas que soluciones.

No obstante, el “intento de paz” entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso fue muy efímero, puesto que han librado una batalla verbal a través de los medios.

Esto solo deja en una mala posición al bloque derechista, que se encuentra en un continuo desgaste por la ausencia de unidad y cuestiona las estrategias que ellos promueven.

Hay quienes dicen que la guerra entre la Presidenta de la Comunidad de Madrid y Casado perjudica a los dos, pero sobre todo al que se visualiza como culpable.

Sin embargo, esto favorece y beneficia a la figura de Sánchez hasta cierto punto, mientras que la izquierda siga sin reponerse completamente.

Así que el electorado del centro-derecha, desde los conservadores a los democristianos, vive entre la decepción, la apatía y la incertidumbre.

Por otro lado, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reafianza la idea de la socialdemocracia como la guía, la responsable, la constructora y “la centralidad” del país.

Aunque si se quiere estudiar y profundizar en los argumentos de su discurso, es un tanto ególatra, además que falso, que se atribuya todas las victorias, aciertos y logros, con su declaración de “le pertenecen al PSOE“.

En vista de la clara debilidad (y quizás distracción) del contrincante político, sus expresiones giran entorno a como el Gobierno cumple limpiamente los compromisos adquiridos.

Retomando el hilo inicial, entre los efectos directos de la actual contienda por el control del Partido Popular, está la discordancia ideológica, como se distancian más en dicho espectro.

Esto por supuesto no ayuda en la percepción que tienen los ciudadanos de los dirigentes derechistas, mucho menos se ve reflejado de manera positiva en las encuestas.

Ahora, con altos niveles de polarización política y la fragmentación tanto de los sectores políticos como de la sociedad, es difícil llegar a un acuerdo que favorezca a todos.

En medio de la lucha por el poder, quienes están en la escena nacional parecen obrar conforme a sus fines.

También se debe tomar en cuenta que si Díaz Ayuso no representa la renovación del Partido Popular, la dirección central del PP debe a sus votantes, y en general a la opinión pública, una aclaración acerca de los objetivos y contenidos de su propuesta.

Aunado a ello, también están los numerosos casos de corrupción que carga en la espalda el partido que lidera Pablo Casado, como lo es la investigación por financiación ilegal durante años.

La lista de problemas y desacuerdos parece crecer rápidamente en medio de un ambiente de caos, derrumbando la imagen de “unidad” que no existe.

Por tanto, si se quiere observar desde otra óptica, esto podría servir como oportunidad para el bloque izquierdista y planificar una actuación desde lo contrario: alianzas, consenso, democracia, diálogo y participación ciudadana.