El fracaso de Ciudadanos: la tercera vía liberal que nunca caló en España
Mientras Ciudadanos no ha podido consolidarse en España, la corriente de centro y liberal vive una etapa de influencia en Europa.
España, es uno de los países europeos donde las tendencias derechistas han tenido más problemas para penetrar en la arena política y ocupar puestos parlamentarios. Durante los comienzos de la “democracia”, la evolución de las organizaciones políticas de derecha en España estuvo marcada por el final del franquismo y la transición política.
En este contexto, el conservadurismo español fue incapaz de adaptarse a la nueva dinámica democrática y a un entorno social, cada vez más distanciado de los valores franquistas. De igual forma, al no tener un liderazgo sólido, estas mismas organizaciones se dividieron, dificultando así su protagonismo en contiendas electorales.
Desde una concepción más orgánica, la extrema derecha representada por Ciudadanos, PP y VOX muestra un singular tribalismo reaccionario, antiinmigración y “populismo exclusivista”. Asimismo, se evidencia la existencia de un carácter xenófobo y autoritario que buscan incidir en la vida pública.
Asimismo, dentro del ejercicio de crispación social, típico de la derecha, se usa una doble estrategia, la cual consiste en atacar fuerte, e incluso sin fundamentos, para posteriormente posicionarse discursivamente como víctima dentro del conflicto. Diversos son los ejemplos que pueden notarse a la luz de esta práctica.
Dicho lo cual, el contexto cultural, es un aspecto clave para explicar el surgimiento de los partidos centristas, así como los populistas de extrema derecha. Por una parte, la aceptación del marco ideológico de una aparente “nueva derecha” camuflada en propuestas de organizaciones verdes, puede propiciar un crecimiento de estos grupos políticos.
Por otra parte, mientras Ciudadanos no ha podido consolidarse en España, la corriente de centro y liberal vive una etapa de influencia en Europa. En países como Francia, Holanda o Austria los partidos derechistas han alcanzado un considerable apoyo electoral.
El fenómeno de la ultraderecha en Europa tiene la particularidad de que su posición electoral se manifiesta de manera desigual en los distintos países europeos, aunque su influencia política es cada vez más creciente.
Así, podemos observar que en Holanda (Partido por la Libertad), Austria (FPO), Hungría (Unión Cívica Húngara), Francia (Front National) o Finlandia (Finns Party), la proliferación de la extrema derecha es muy elevado, mientras que en otros países como Portugal o España su relevancia política es mínima e incipiente.
En España, la ultraderecha durante gran parte del periodo de vigencia del Régimen del 78, apenas ha dispuesto de espacio político y su discurso ha tenido un impacto muy débil entre el electorado.
Dicha realidad se acentúa en el desplome de Ciudadanos, el cual, no es el único caso español, han tenido predecesores ideológicos como Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez y Landelino Lavilla, o, más recientemente, el partido fundado por la exsocialista Rosa Díez: Unión Progreso y Democracia (UPyD).
Una incapacidad de afianzarse en territorio nacional como sí hacen el resto de homólogos del eurogrupo Renew Europe (Renovar Europa), que para los integrantes del propio movimiento tiene que ver más con las condiciones particulares de la política española que con un problema de planteamiento partidista.
El que Ciudadanos no se haya consolidado como un partido moderado o centrado en España responde a varios aspectos. El primero, la existencia del bipartidismo y la polarización intrínseca en la contradictoria y joven democracia española, la cual, perjudica que una formación pueda hacer políticas liberales en lo económico y progresistas en lo social.
El fracaso de Ciudadanos también alude a importantes errores internos, aunque en un segundo plano y dándole menor importancia al hundimiento de propuestas centristas. En este sentido, Ciudadanos parte de una gran debilidad, y es que la mayoría de sus acuerdos son con el PP, esto último no les permite hacer política ni tener un mensaje de centro.
La mirada a la derecha e izquierda que, por ejemplo, permitió al liberal Christian Lindner pactar con los democristianos de Merkel o, ahora, con los socialdemócratas o verdes, fue el primer planteamiento de Ciudadanos, el cual quedó en el tintero a principios de 2019 en favor de la desviación total hacia la derecha.
La captación de un alto grado de voto de centroderecha procedente del PP, aunado al despunte de VOX, plantó en su momento a Ciudadanos en un escenario bastante cómodo a inicios del pasado ciclo electoral.
Sin embargo, el sistema electoral español del Régimen del 78, está diseñado para que existan solo dos grandes partidos. Cuando ha habido otro relativamente importante, ha terminado siendo devorado por la competición electoral bipartidista. En el caso de Ciudadanos, procuran apostarlo todo a competir con el PP y escorándose a la derecha.
A todo lo mencionado se le añade en un contexto de conflictividad o un pasado muy relacionado con periodos autoritarios o fascistas, los cuales dificulta extremadamente la implantación de la derecha, como sería el caso de Alemania o España.
Basados en este contexto, el incipiente auge de los partidos populistas de derecha radical puede ser considerado una suerte de anomalía social que transmite a muchos ciudadanos una sensación creciente de inseguridad ante el presente y el futuro.