La crítica social de la serie “Euphoria”
Esta historia ha llegado para sacudir la televisión y enganchar a todo el público, llena de personajes y acontecimientos realistas muestran la cara de muchos problemas que viven los jóvenes.
Actualmente hay muchas producciones cinematográficas que rompieron récords de ratings y son aclamadas por la audiencia de diferentes países, pero resulta más impresionante cuando se trata de series que empezaron como proyectos pequeños hasta convertirse en lo que son ahora.
Para nadie es un secreto que las tramas dirigidas hacia un público juvenil tienden a ser excelentes o simples “meh“, oscilando en ambos extremos. Pero, Euphoria llegó para cambiarlo, puesto que ha captado una gran audiencia, desde jóvenes hasta adultos mayores.
Es distinta a Skins, aunque muchos enlazan algunas similitudes con los personajes y la dinámica tan cruda que plantea sobre temas polémicos como el uso de drogas, el sexo y la violencia, incorporando aristas más recientes como la orientación sexual, la identidad de género y lo que muchos llamarían como “libertinaje“.
Lo cierto es que la producción de Sam Levinson es una adaptación americana de la serie homónima israelí, de la cual se tiene poca información al respecto y es bastante difícil de encontrar hasta en los sitios web piratas.
De ahí que, la historia enmarca dentro de un contexto bastante dramático y que posee ciertos matices de realismo mágico en algunas ocasiones, a un grupo de adolescentes estudiantes de secundaria, que sumergidos en el fatídico mundo del tráfico y consumo de narcóticos, la promiscuidad, hábitos insanos y conductas violentas con ciertas tendencias psicópatas por lo que deja entrever la psicología de algunos personajes.
Una diversidad de personajes tejidos con inmadurez y amargura
Al final, todos guardan un rasgo en común: tratan de luchar contra esos monstruos para enfrentarse a un nuevo futuro y quizás salir de ello, con mucha suerte, porque en el caso de la protagonista que es Rue, una chica de 17 años, tiene graves problemas con el abuso de sustancias y al inicio de la serie se le muestra saliendo recientemente de rehabilitación, pero sin ninguna intención de mantenerse sobria.
Por si fuera poco, esa no es la única receta del desastre, porque continúa su faena en ingerir distintos tipos de drogas y se muestra la angustiosa caída de la joven ante las presiones que le rodean a raíz del fallecimiento de su padre.
En algún punto el espectador se da cuenta que la narración es un tanto caótica y desordenada, lo que lleva a comprender que quien cuenta los acontecimientos es la misma Rue, pasando por su propia vida hasta la de las demás personas que son cercanas a su “círculo social” e interactúan de forma directa o indirecta con ella en diversos escenarios.
Al mismo tiempo, la historia sigue y presenta a una joven transgénero llamada Jules que comparte su historia desde la infancia hasta el proceso de transición, revelando aspectos oscuros que en pocas ocasiones son sacados a relucir por su crudeza.
Hablar de todos implicaría hacer spoiler, así que vayan a verla y pueden distinguir cuales son sus favoritos, o al menos, cual de todos es medianamente estable y tiene el potencial para no salir tan afectado de ese desastre que se está cocinando en la segunda temporada.
Levinson, el director, ha reiterado que la serie no busca romantizar esta clase de conductas y acciones realizadas por los personajes, sino visibilizar la parte más realista de qué puede suceder cuando un adolescente se encuentra atrapado en circunstancias como esas.
Es así que su objetivo es pasear al público por los mismos escenarios que recorren los personajes, expuestos al internet, redes sociales, la aceptación social, los estereotipos, la sexualidad e identidad y así sucesivamente con muchas temáticas que se van abordando en el transcurso de la historia.
Euphoria es, con todas las letras y en mayúsculas, muy explícita, porque pretende encarar las experiencias que muchos jóvenes tienen en medio de la falta de orientación paternal o por rebeldía, constituyendo una crítica a la sociedad bastante fuerte que debería ser tomada en cuenta.