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Ucrania contra Rusia: hechos y manipulaciones de la escalada

La crisis entre Rusia y Ucrania es un constructo de anteriores contextos que trastocaron las dinámicas políticas a lo interno de cada uno de estos países.

Europa del Este nuevamente se ha convertido en una región inestable a raíz del conflicto generado por Ucrania, apoyada por los Estados Unidos (EEUU), contra la Federación Rusa, esta última cercada en la frontera ucraniana por tropas de la OTAN.

Ucrania se ha convertido en un enclave plagado de conflictos internos y resentimientos nacionalistas, los cuales han sido alentados inicialmente desde occidente. Desde el año 2013, los diferendos diplomáticos con Rusia han estado dentro de las prioridades geopolíticas ucranianas para auspiciar un serio enfrentamiento político, comercial, económico y militar con Estados Unidos y Europa.

En consecuencia, es altamente probable que esta crispante estrategia ucraniana traiga como consecuencia que Occidente obtenga precisamente lo contrario: el fortalecimiento del liderazgo ruso en el escenario regional y global, tal y como ha sucedido en el pasado.

La actual crisis entre Rusia y Ucrania es un constructo de anteriores contextos que trastocaron las dinámicas políticas a lo interno de cada uno de estos países. Es bien sabido que luego de las manifestaciones ocurridas en la Plaza Maidán de Kiev en octubre de 2013, producto de la negativa del entonces presidente Víctor Yanukovich de firmar el Pacto de Asociación con la Unión Europea, se inició un proceso de enfrentamientos dentro de la sociedad ucraniana.

Todo ello, trajo como consecuencia que la política interna de Ucrania sufriera una fuerte polarización interna entre pro-rusos y los grupos neonazis apoyados por los Estados Unidos. Los conflictos entre ambas facciones desembocaron en la instauración de un nuevo gobierno de facto que nunca llegó a tener las credenciales necesarias, ni las facultades pertinentes para avanzar en el proceso de negociación y de pacificación nacional.

Por el contrario, los personeros del nuevo gabinete interino dirigido por el primer ministro Oleksander Turchinov radicalizó las posiciones de reprobación contra el expresidente Yanukovich, así como las denuncias contra Rusia por apoyar los procesos secesionistas en el Este del país.

Con base en estos acontecimientos, a partir del año 2013, Ucrania se convierte en la prioridad de la política exterior de Rusia, no solamente en el marco del llamado “cercano extranjero”, sino también dentro de la política exterior global del Estado ruso, ya que este contexto puede traer repercusiones regionales e incluso mundiales.

Esto permite entender la reacción de Moscú ante la movilización de tropas tanto de Ucrania como de la OTAN muy cerca de sus fronteras. En este sentido, las acciones a tomar por Rusia no resultarían una improvisación o una reacción aleatoria. Durante las últimas décadas, el Gobierno de Vladimir Putin ha ejercido una praxis diplomática realista y patriota, pero también pragmática dentro de su política exterior y de seguridad nacional.

La Federación Rusa ejecuta actualmente acciones diplomáticas, políticas y militares consecuentes con sus concepciones de política exterior adoptados en los años 1999, 2008 y 2013, así como en las doctrinas de defensa y nuclear, consideradas para contextos hipotéticos de inestabilidad y conflicto semejantes a los observables recientemente en Ucrania y que son asumidos como amenazas a la seguridad nacional.

Asimismo, es importante destacar el injerencista papel que juega la Unión Europea y EEUU en la escalada del conflicto. Los apoyos por parte de representantes de la Unión Europea y de gobiernos occidentales, lejos de lograr un apaciguamiento del descontento interno, sirven para acelerar el proceso de creación de escenarios de abierta beligerancia militar.

La estrategia de EEUU durante los últimos años en Ucrania ha sido la de aumentar los ejercicios de entrenamiento militar y la presencia de soldados estadounidenses y de la OTAN en los países de Europa del Este, los cuales, son fronterizos con Rusia. Es decir, pretenden llevar a cabo una estrategia que es considerada por Rusia como una amenaza directa a su seguridad nacional.

Ya para el año 2014 EEUU poseía 21 bases militares en Europa, pero los asentamientos potencialmente críticos para la geopolítica en la región son los que se ubican en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia, es decir, en la propia frontera noroeste con Rusia.

No conforme con eso, el Pentágono también ha trabajado una estrategia de despliegue naval de la OTAN en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro, para para apoyar a países aliados en potenciales escenarios de conflicto, estos aliados serían precisamente Georgia, Moldavia y Ucrania, países que son considerados por Rusia como su zona de influencia directa.

Ucrania constantemente ha representado un objetivo fundamental para la OTAN por tener el segundo ejército más numeroso de Europa y contar con la frontera europea más extensa con Rusia, pero luego del fallido intento de alejamiento de Rusia con la Revolución Naranja en el año 2004 no se les había presentado una oportunidad como la actual.

Para la política guerrerista de EEUU, siempre ha sido conveniente una Ucrania gobernada por fuerzas ultranacionalistas de extrema derecha que, bajo un análisis acucioso podrían resultar inestables y poco confiables, pero que serían preferibles antes que aceptar un gobierno subordinado a Rusia.

Se puede inferir como un gran fallo geopolítico de EEUU la aplicación de sanciones económicas y financieras contra Rusia, las cuales no han tenido las repercusiones esperadas. Occidente no cuenta con que los mercados de Asia, Medio Oriente y América Latina ofrecen alternativas favorables para el comercio con Rusia, a su vez, estos mantienen su interés en profundizar los lazos comerciales.

Asimismo, Rusia es un país que exporta fundamentalmente recursos naturales que no pueden ser reemplazados fácilmente, lo que la hace menos vulnerable. Este no es el caso de Europa, quien importa cerca del 40% del gas de Rusia y varios de los países de Europa del Este, cerca del 100%, lo cual les dificulta encontrar un mercado alternativo a Rusia, ni siquiera en un mediano plazo.

En este sentido los objetivos geoestratégicos de Occidente se resumen en aislar territorial y militarmente a Rusia de manera definitiva, al costo que sea necesario y, en este caso particular, Ucrania ha sido el escenario propicio los señores de la guerra.