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VOX dice que no es racista, pero le encantaría volver a 1944

Si la direccionalidad migratoria del país dependiera de VOX, el grueso de los inmigrantes en España serían expulsados sin ningún tipo de beneficio procesal o administrativo.

El partido ultraderechista VOX, dirigido por Santiago Abascal, siempre haciendo alarde de sus tendencias filonazis, se ha propuesto a seguir una férrea cruzada contra la inmigración en España. Para ello, han presentado una propuesta. Ley en el Congreso con el objetivo de que sea más difícil que los inmigrantes obtengan la nacionalidad española después de una larga estancia en el país.

Para los que ya residen en territorio español, VOX, propone mantenerlos en un contexto de libertad vigilada permanente, resaltándoles que no pueden tener los mismos derechos que un ciudadano nacido en España.

El partido encabezado por el derechista Santiago Abascal, solicita al legislativo ampliar de diez a quince años la estancia mínima para solicitar la nacionalidad. Si la direccionalidad migratoria del país dependiera de VOX, el grueso de los inmigrantes en España serían expulsados sin ningún tipo de beneficio procesal o administrativo.

En vista de que tal idealización no es posible, y tampoco sería permitido por la mayoría social, los de Abascal procuran mantener a los extranjeros residentes en España durante el mayor tiempo posible como una suerte de ciudadanos de segunda clase.

El parlamentario estableció que la fascista propuesta de VOX se debatiera en el pleno del Congreso dos días después de las elecciones de Castilla y León donde, por cierto, la derecha amplió sus espacios institucionales.

Bajo el contexto post electoral los diputados de VOX son esenciales para que el PP conserve el control del Gobierno autonómico. La coincidencia sirvió para recordar que la xenofobia es uno de los elementos básicos de su ideario del grupo de Abascal.

Mas allá que la derecha proponga una política migratoria más restrictiva, lo verdaderamente alarmante para la sociedad española es que lo haga criminalizando a los inmigrantes con mentiras y fomentando la xenofobia, provocando de esta forma ataques de odio.

Con base a esta última línea de crispación xenófoba, VOX ha denunciado en reiteradas ocasiones oleadas de homicidios y agresiones sexuales cometidos por supuestos inmigrantes ilegales. A juicio de la formación que lidera Santiago Abascal, en todos estos casos se repetiría el mismo patrón: “los agresores son inmigrantes que entraron al país de forma ilegal”.

Algunos de estos casos hacen referencia a un hombre de nacionalidad marroquí, quién supuestamente entró por la ventana de la casa de la víctima y la amenazó con un cuchillo, provocándole varios cortes y agrediéndola sexualmente.

A juicio de VOX, Para acabar con este “problema que sufren los españoles de a pie”, el Grupo Parlamentario de VOX exige tanto al Gobierno como al Ministerio del Interior lo siguiente: “facilitar toda la información necesaria para esclarecer los hechos, poner fin al discurso de puertas abiertas del que se benefician las mafias que trafican con personas y reforzar la vigilancia en nuestras fronteras”.

Asimismo, la formación asegura que cuando gobierne “endurecerá el código penal para que recaiga todo el peso de la ley sobre aquellos que cometan delitos de estas características”.

De esta forma VOX impulsa como propuesta un contexto de conflictividad y victimización, que dista mucho de los actuales procesos de concertación política promovidos por el gobierno de coalición conformado por el PSOE-UP. Uno de los temas más recurrentes de victimización de la derecha populista, consiste en el discurso contra la inmigración.

VOX parte del principio estratégico de que obtiene mejores resultados, cuanto mayor es el impacto de la inmigración en el conjunto de la sociedad, sobre todo, al resaltar aquellos elementos extranjeros involucrados en “actos delictivos” que atenten contra el principio de “ley y orden”.

Dentro del referido ejercicio de crispación social, la derecha juega una doble estrategia, la cual consiste en atacar fuerte, e incluso sin fundamentos, para posteriormente posicionarse discursivamente como víctima dentro del conflicto. Diversos son los ejemplos que pueden notarse a la luz de esta práctica.

La cultura de la victimización de la derecha española puede observarse durante la misma dictadura de Franco, cuando la justificación de la rebelión militar ante un pretendido Estado de caos social y contra la “amenaza roja”.

Alimentando constantemente el temor a un golpe comunista, se convirtió en un elemento de encuadramiento cultural que permitió a la derecha cohesionar voluntades para incitar a la movilización electoral y emprender acciones contra la izquierda.

Esta tarea de ruptura retórica de la normalidad a través de la difusión de un discurso catastrofista y victimizante, fue la tarea prioritaria de los portavoces de la derecha durante el franquismo y en épocas posteriores a la transición. El populismo radical con la propaganda del miedo, fabrica realidades paralelas con el fin de justificar la intolerancia y el odio.

Existe una categoría la cual forma parte inherente de la derecha española, se trata del nativismo discursivo, esta es una postura ideológica que asume que los Estados deberían de estar habitados exclusivamente por los miembros del grupo nativo. Aquí el concepto de “nación” cobra fuerza para el conservadurismo.

Bajo este argumento, aquellos elementos no-nativos amenazan fundamentalmente al Estado-nación homogéneo. Esto no solamente aplica a individuos, también a ideas que se consideran incompatibles con los cánones sociales cohesionadores.

En el caso español, el partido VOX expresa una marcada ideología nativista basada en la lucha contra los enemigos internos, la cual podría estar representada por su temor a la “amenaza separatista” y contra los enemigos externos, es decir, los globalistas, así como la inmigración, especialmente la musulmana.

Dichas prácticas conflictivas, son muestras de una derecha escasamente consecuente con las auténticas realidades del colectivo social. En este sentido, en España, el fascismo manipula la emocionalidad de aquella ciudadanía carente de un desarrollado sentido crítico o de intelectualidad, necesaria para no caer en agendas que promocionan el odio y la crispación social.