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El apoyo de Putin y sus testaferros al fascismo de VOX

Las relaciones de VOX con el fascismo internacional han sido más que evidentes durante los últimos años, sobre todo en Rusia.

Las relaciones de VOX con el fascismo internacional han sido más que evidentes durante los últimos años, sobre todo a raíz del auge del espectro político conservador en la vida de los europeos.

Dentro de este contexto ha ganado cobertura mediática un nuevo grupo político, la extrema derecha populista que, tras diferentes procesos electorales, ha llegado a cargos de poder, así como a una inusual institucionalización política.

Ejemplos de esta realidad han sido el Frente Nacional (FN) francés o el Freiheitliche Partei Osterreichs (FPO) austríaco. Estos son partidos políticos que se caracterizan por explotar sin complejos el discurso de la inmigración, del racismo o el de la indignación social para incrementar su perfil electoral.

Así, podemos observar que en Holanda (Partido por la Libertad), Austria (FPO), Hungría (Unión Cívica Húngara), Francia (Front National) o Finlandia (Finns Party), la proliferación de la extrema derecha es muy elevada, mientras que en otros países como Portugal o España su relevancia política es mínima e incipiente.

El bajo impacto de la dinámica política derechista en España, la ha obligado a generar alianzas estratégicas con otros grupos conservadores dentro del bloque europeo. En este sentido se ha visto el acercamiento de Santiago Abascal junto al primer ministro húngaro, Viktor Orban. Asimismo, las simpatías con la presidenta de Rassemblement National, Marine Le Pen; y el líder de la Liga, Matteo Salvini.

Igualmente, VOX ha tenido acercamientos con el conservadurismo ruso, el cual, está estrechamente vinculado al presidente Vladímir Putin. Tas el estallido de la guerra en Ucrania, muchos líderes europeos, en una muestra de pragmatismo político, han querido desmarcarse de su relación con el Kremlin y, sobre todo, con Putin.

A pesar de los esfuerzos de la derecha europea de ocultar el sol con un dedo, aún permanecen las fotografías donde fueron retratados junto al presidente ruso, siendo estas muestras de qué tan lejos puede llegar el compromiso del fascismo para expandir su área de influencia tanto en Europa como en el resto del mundo.

La cercanía de VOX con Rusia no es casualidad, forma parte de los intereses geopolíticos para posicionarse como una fuerza emergente en España contra el rupturismo de izquierda. Tal acercamiento a la política rusa viene de la mano con una estrategia de financiación coordinada internacionalmente para impulsar al Partido de Abascal.

De esta forma viene ocurriendo desde la misma fundación del partido fascista en el año 2013, por medio de lobbies y “think tanks” españoles y rusos, los cuales, están vinculados con algunos de los oligarcas más poderosos del país euroasiático.

En este sentido, se trata de una relación donde el dinero, las influencias y los favores vinculan la fundación y auge de VOX con los intereses de organismos internacionales arraigados en La Federación Rusa.

Dicha red mantiene unos objetivos políticos y hegemónicos muy concretos. Entre otras cosas, procura la implantación de una agenda anti LGTBI, fundamentado en profundos parámetros morales y religiosos.

Los fascistas españoles se han valido de organizaciones de ultraderecha HazteOir y CitizenGo, instancias también vinculadas con el Kremlin. CitizenGO es un lobby ultraconservador trasnacional constituido en 2013, misma fecha de la fundación de VOX, por la asociación HazteOir. El fundador de ambas es Ignacio Arsuaga, un amigo íntimo de Santiago Abascal.

En la actualidad CitizenGo se encuentra presente en 15 países. En Europa, tras la absorción de HazteOir, se ha convertido en una de las principales plataformas comunicacionales del conservadurismo europeo.

La estrecha relación con VOX no queda ahí. Desde el nacimiento de la organización derechista, el Kremlin ha sido muy cauteloso en posicionar a sus hombres más comprometidos alrededor de Arsuaga, controlando la financiación de sus organizaciones y sus juntas directivas.

De esta forma, los laboratorios de ideas del español están regados por dinero ruso, tienen a rusos en sus consejos de administración y están, en última instancia, controlados por rusos muy cercanos al Gobierno de Putin.

En ese sentido, en referencia a un informe emitido por el Parlamento Europeo sobre los integristas religiosos y los lobbies antigénero, Ignacio Arsuaga alardeó con que CitizenGo “podría servir como una vía de financiación encubierta para partidos de extrema derecha de cara a las elecciones de 2019”, tal como ha sucedido con VOX en España, también ha sido replicada esta metodología con Fidesz en Hungría, la Lega en Italia o Prawo i Sprawiedliwość en Polonia.

Asimismo, el compromiso de esta organización con las causas derechistas ha llegado también al continente americano. En los últimos años, ha sido apoyado por la organización estadounidense ActRight, cercana al expresidente Donald Trump, así como a diferentes lobbies integristas de Rusia, y claro está, por VOX.

La dinámica del llamado “think tank” con el fascismo de VOX se ha mantenido con los años. En su lista de premiados anuales, aliados y miembros aparecen nombres como Santiago Abascal, Javier Ortega Smith, Rocío Monasterio, Hermann Tertsch o Iván Espinosa de los Monteros, pero también otros políticos internacionales vinculados a la extrema derecha, como el húngaro Viktor Orbán, el italiano Matteo Salvini o la francesa Marine Le Pen, todos con lazos con Putin.