Miquel Barceló

Un genio anda suelto

Por Pablo Álvarez El Abr 18, 2022

Este artista de nuestra generación, ya en sus tiempos de precoz adolescente fue “secuestrado” por los más importantes marchantes de la época al detectar estos, aparte de su terrible y brutal originalidad, su enorme capacidad para captar el “alma” de las cosas, su esencia misma, con un simple trazo.

Aún recordamos el glorioso EL PAÍS Semanal de sus inicios, dedicado a su “Cuaderno de Mali”; lugar que eligió el joven artista (al que agobiaba el tener que hacer la “mili”), para vivir y para pintar.

Barceló expone en la galería Elvira González de Madrid sus últimas acuarelas y cerámicas, recogiendo en su obra la influencia de sus gustos literarios y en especial la de su amigo Paul Bowles, con quien compartió también su amor por África como sitio especial para crear.

Por cierto, permitidme recomendaros la lectura de esta pequeña obra de arte: “Muy lejos de casa”, de Paul Bowles, en la edición de Seix Barral del 93, con ilustraciones de su amigo Barceló, y en el que casi, casi, puede reconocerse al protagonista, o al menos ciertos rasgos suyos.

Para los interesados, preparad entre 98.000 y 150.000 euros.

En portada:

Yoga girl
142 x 98 cm
Acuarela sobre papel

Nos parece estar acompañando al artista en su inmersión matutina africana y diaria que el mismo confiesa, entre esos peces y con el recuerdo imborrable de Altamira.

El mundo de Barceló.

Mérou, bison, nageurs
99 x 99,5 cm
Acuarela sobre papel

Gran peix groc
97,5 x 143 cm
Acuarela sobre papel

Mangrove 2
97,5 x 143 cm
Acuarela sobre papel

Familia disfuncional
96 x 143 cm
Acuarela sobre papel

Mon ex
117 x 87,5 cm Acuarela sobre papel

Danse tantrique
87,5 x 117 cm Acuarela sobre papel

Queimada117 x 87,5 cm
Acuarela sobre papel

Mme. Howard etc, 2021
87 x 117,5 cm

Acuarela sobre papel

Nourritures terrestres et marines
98,5 x 99,5 cm
Acuarela sobre papel

Queremos comentar ahora que Miquel Barceló no está nada contento con que esta obra suya, L’atelier aux escultures, aparezca en todos los telediarios cada vez que el Presidente Pedro Sánchez comparece en la Moncloa en el espacio del palacio utilizado al efecto, la sala Tapiés, precisamente llamada así porque anteriormente el fondo correspondía a una obra de ese artista (y que el actual presidente cambió a su llegada).

Creemos que al artista le asiste toda la razón, que el cuadro de Barceló no pega ni con cola, y que su anterior ubicación en el Reina Sofía (quien por cierto, pensamos que en su colección adolece precisamente de una carencia bastante acusada de su obra), resultaba muchísimo más idónea, porque como dice al respecto el propio Barceló:

“No es su lugar adecuado. Me gustaría que estuviera en el museo [Reina Sofía]. Mi cuadro no está hecho para estar de fondo de un señor que le da la espalda ni para pasarlo por la tele. Está hecho para vivirlo, para estar ante él, mirándolo”.

“Es casi un trozo de pared, como en Altamira, con relieves, salientes y abultamientos, no es digitalizable. Visto así se transforma en un decorado”.