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La gran marcha: un horizonte por alcanzar

El lunes 2 de mayo, sigue el feriado en Ecuador, este día los que salimos el día 1 a La Gran Marcha evaluamos lo que pasó ese día, otros siguen indiferentes y muchos siguen asustados por lo que vieron y lo que vivieron.

El lunes 2 de mayo, sigue el feriado en Ecuador, este día los que salimos el día 1 a La Gran Marcha evaluamos lo que pasó ese día, otros siguen indiferentes y muchos siguen asustados por lo que vieron y lo que vivieron.

La evaluación de los que salimos: Una expresión auténtica de la gente que está hastiada, aburrida, decepcionada, frustrada, deprimida, pero más aún alerta e indignada, todos de distintos colectivos y segmentos sociales y políticos hemos coincidido en torno a dos principales temas, 1.- Lasso no va más y hay que pedir la revocatoria y 2.- Con Correa estábamos mejor.

Lo que dicen los indiferentes: Aquí, aunque se haya realizado esa marcha, es como que no ha pasado nada, ni pasará nada, el gobierno seguirá en lo suyo y los demás tenemos que seguir sobreviviendo, trabajando y sufriendo la falta de servicios y de trabajo.

Los asustados se autogratifican diciendo: No pasó nada, una manifestación más, nada que temer, una caminata de cholos, negros, montubios, indios y desempleados que gritan consignas aprendidas y repetidas desde los años 60; seguimos firmes con el respaldo de “los nuestros” la gente de bien, la prensa que aún nos queda y sobre todo la policía y las fuerzas armadas.

En resumen: El pueblo como siempre tuvo y tiene la razón, no porque sea en sí mismo un referente académico, político, económico o social sino que es un referente para los académicos, los políticos, la economía y las clases sociales, precisamente porque su saber no es científico, sino factual es decir porque lo sufre cada día, al no tener centros de salud donde acudir, medicinas para curar sus males, educación para adquirir conocimientos, empleo para satisfacer básicas necesidades y sobre todo autoestima, dignidad y respeto que hoy en día le han sido arrebatados al pueblo, y lo vuelven a sojuzgar, convirtiéndolo en un mendigo de servicios y derechos.

Entonces ¿quiénes salimos? ¿quiénes se mantienen indiferentes? y ¿quiénes son los asustados? tres incógnitas que trataremos de despejar para quienes leerán este artículo; pues para un ecuatoriano común, no los de élite que viven en una burbuja económica y social, las respuestas son claras: los que salimos a la marcha somos los ciudadanos que venimos de la debacle política socio-económica de los años que comenzó con la transición de la dictadura militar hacia la democracia con el triunfo electoral de Jaime Roldós Aguilera, cuya visión y proyectos fueron truncados por su muerte y la posterior traición a sus ideales por parte de ese cadáver insepulto apodado Oswaldo Hurtado desde ahí hasta ahora, sólo durante los años de la década ganada el pueblo ecuatoriano vivió una época verdaderamente digna y dignificante, los ciudadanos recuperaron su autoestima mientras el Gobierno de Rafael Correa recuperaba la Patria para todos.

Los que se mantienen indiferentes, son aquellos que siempre, sin importar la política o la historia incluso si la economía del país colapsa, no tienen preocupación alguna, pues tienen sus recursos fuera del país y viven en Ecuador porque su riqueza les permite vivir como mandamases a quienes todos deben rendir pleitesía sólo por que tienen recursos económicos abundantes, esos son los indiferentes.

Los asustados, son Lasso y su entorno político, porque después del día de La Gran Marcha, saben que se les vienen tiempos difíciles, pues la figura de la revocatoria del mandato es cierta y muy posible bajo las actuales circunstancias, así como también y fruto de las últimas rabietas del presidente y su afán de pelearse con todos y por todo, se queda cada vez más solo y en soledad es donde acechan los demonios del autoritarismo, de la dictadura y del suicidio político, la desestabilización democrática de este país solo existe en la mente de un miedoso Lasso, pues el único conspirador contra el gobierno de Lasso, es Lasso mismo con su ineptitud, mediocridad y falta de capacidad para gobernar y sobre todo para entender la visión de una administración pública eficiente totalmente separada y opuesta a la visión empresarial de la banca, que jamás ha creado ni producido nada que no sea apropiarse del dinero de los demás aprovechando los intereses, que no son otra cosa que esa odiosa ficción creada para justificar la usura, cubiertas con ese eufemismo de “operaciones financieras”

Más que nunca hoy día, entre los ecuatorianos hartos de la debacle política y del desgobierno que estamos viviendo, claman cotidianamente por la salida de Lasso por cualquiera de las vías constitucionales, sea la revocatoria del mandato o la muerte cruzada, pues no esperamos la decencia de la renuncia de quien lo único que sabe es decir que la raíz de su desgobierno es culpa de Correa y de la falta de huevos de Jaime Nebot, así también se va difundiendo y popularizando la frase “Con Correa estábamos mejor”

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