“Por Andalucía”, por qué no termina de despegar: 3 claves necesarias
"Por Andalucía" ha tenido un proceso previo a las elecciones que se ha confrontado a procesos de división que complican el escenario.
Por Andalucía, por qué no termina de despegar
Una duda orbita hasta ahora sobre la amalgama de izquierdas propuesta para las elecciones andaluzas: ¿Por qué hasta ahora esta coalición no termina de despegar? y con ella los ánimos y voluntades de los convocados.
Entender las razones de estas falencias debe ser una tarea impostergable, y su corrección ha de convertirse en un espacio abierto, democrático y necesario para el debate, la reflexión y el repensarse como espectro político con posibilidades de gobernar.
Sobre estos temas, pudiera decirse que son tres las claves necesarias de asir para lograr un resultado importante en los porcentajes de votación de la región sureña, a saber: unión, democratización y motivación.
Unión
Aquí la primera consideración y posible error de mayor valía.
Hasta ahora, el cierre de filas de Yolanda Díaz, el ariete de una posible propuesta electoral con perspectiva presidencial, es un elemento de importantísima revisión y acompañamiento por parte de sus compañeros de fórmula.
Las diferencias y apetencias mal habidas no deberían convertirse en un lastre para una figura que muy por el contrario debe ser visibilizada desde una lógica propositiva y ganadora.
Históricamente, uno de esos extravíos recurrentes que arrastra la izquierda, es su eterna discusión sobre quién debe ir o no como candidato o candidata. Estas discusiones han traído durante estas elecciones ya casi por realizarse, un primer trago amargo acompañado de impuntualidad y deslegitimación de la imagen pública de sus miembros.
Superada esta desavenencia, solo resta mantener el tejido urdido hasta el final.
Democratización
La izquierda debe siempre elevarse por encima de los intereses individuales y darle prioridad a los colectivos.
Las necesidades sentidas del otro han sido un motor de los procesos de luchas del ala transformadora, y su inclusión en los procesos pedagógicos de base, una constante.
La ausencia de espacios de participación popular, incluida la poca o nula relación de la gente de a pie con los contenidos programáticos diseñados en “Por Andalucía”, generan un claro distanciamiento con la propuesta de amplitud y recuperación de vasos comunicantes entre quienes gobiernan y sus gobernados, delineado por Díaz en su proceso de escuchas.
El posible efecto corrosivo que pudiera generar un rotundo revés de las fuerzas izquierdistas le haría un flaco favor a la campaña con miras al 2023.
La ya compleja elección andaluza, de la mano de la derecha que actualmente gobierna y la que quiere gobernar hace de esta, una vitrina para el futuro próximo y los posibles resultados de una recomposición del metabolismo partidista español.
Motivación
Todo proceso eleccionario tiene un catalizador, una fuerza que aglutina y hace mover a la gente a los espacios de votación. Ese elemento profundamente subjetivo es el que literalmente desborda las calles, hace hablar a la gente de un mismo tema y lo impele a participar.
La ilusión de un cambio, la tan necesaria esperanza en la posibilidad de un mundo nuevo. Ese es realmente el gancho de la izquierda, su mayor motivación.
Lograr entender estas tres claves, es fundamental para no llegar a movilizar tan solo el 10 por ciento del electorado sureño y dejar una huella latente negativa en la subjetividad de los votantes de izquierda tan necesarios para llegar a la Moncloa.