19 de junio, la apuesta: un millón de votos más
19 de junio: Colombia va a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales donde se juega el futuro de este país en las décadas por venir.
Dentro de los grandes retos dejados por cualquier proceso eleccionario y sobre todo si estamos en presencia de unas elecciones presidenciales en Colombia, uno de los países más importantes de América Latina dado no sólo su lugar geoestratégico sino también su peso específico en la economía de la región y en el horizonte de sentido político de estos países; es precisamente el análisis de los posibles escenarios surgidos al calor de los primeros resultados.
En el caso de las elecciones en Colombia, país qué tiene dentro de su estructura jurídica la figura de la segunda vuelta o balotaje cómo se le conoce en América Latina; significa también, un análisis sumamente fértil, ya que desde el mundo de la especulación se comienza a valorar las posibles alianzas, uniones o coaliciones entre las diferentes propuestas políticas.
Gustavo Petro, representante del pacto histórico y visible ganador de esta primera vuelta, es una de las grandes novedades que trae para el sistema político colombiano este proceso eleccionario. Sin embargo, él no es el único elemento distinto.
El contrincante del representante del Pacto Histórico, para la segunda vuelta que se realizará el 19 de junio del año en curso, es el ingeniero Rodolfo Hernández.
Este hombre acunado en la plutocracia colombiana, es el segundo más votado y por la lógica del balotaje dónde los dos más votados son los que pasan a la segunda vuelta, es quién va a acompañar al representante del cambio en la contienda.
Si hacemos un análisis, nos conseguimos como primer elemento que ambos hombres pertenecen al factor sorpresa.
Si se le hubiese preguntado a la población colombiana hace 6 meses quién cree usted que pase en una segunda vuelta imaginaria, jamás hubiesen nombrado a estos dos personajes.
El primero de ellos Gustavo Petro, un hombre que viene de la izquierda acompañado de una mujer negra Francia Márquez; quienes representan toda la posibilidad de cambio, todo un nuevo horizonte de sentido para la política, la economía y el pueblo colombiano.
El segundo menos conocido Rodolfo Hernández, un hombre multimillonario perteneciente a la esfera privada, cuyo discurso discurre por todos los lugares comunes del argot tecnocrático latinoamericano, pero que tiene como factor diferencial su posición real ante los corruptos de siempre, como él mismo.
La poca conexión qué tiene Rodolfo Hernández para el imaginario colombiano con cargos de poder y enriquecimiento ilícito es una de sus mayores cartas.
Este nuevo escenario en el que estos dos hombres van a encontrarse para finalmente quedar solo uno como presidente de la vieja Nueva Granada, está plagado más de incertidumbres que de certezas.
A Petro este cambio de personajes para la segunda vuelta le confiere obligatoriamente la necesidad de mover su estrategia electoral, su discurso, en fin, todo su andamiaje estratégico.
Ir a una segunda vuelta con alguien como Rodolfo Hernández, chabacano por demás, implica para Petro enfrentarse con un hombre que aunque algunos le endilguen una posición de carácter uribista, no pertenece al universo de la política colombiana. En sólo una oportunidad estuvo cerca de la política siendo alcalde de Bucaramanga, de resto pertenece principalmente al mundo privado.
Esto ante el universo de votantes colombianos pudiese convertirse, de no ser bien trabajado, en una debilidad para la fórmula de Petro.
La pelea ahora es para convencer a los que aún no están convencidos. El millón de votos más que el mismo Petro ha dicho que necesita para ganar las elecciones el 19 de junio, seguramente saldrán más que de las coaliciones que a bien ya comienza a hacer.
La estrategia pues de Petro, no puede ser otra que la de convocar desde la amplitud a este bolsón de votantes que requiere para convertirse en el próximo presidente de Colombia.