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Princesas y los cánones de belleza de Disney

Disney es una de las compañías más importantes del mundo, por ello es que sus cánones de belleza han tenido tanto impacto.

Actualmente, Disney es uno de los conglomerados de medios de comunicación y entretenimiento más importantes del mundo, no sólo por su valor en el mercado y los ingresos que recibe periódicamente esta gran compañía, sino por la influencia que tiene sobre la sociedad.

En artículos anteriores se ha hablado sobre la inclusión, la representatividad y elementos similares en la parte del ocio, por lo que también es necesario dirigir la mirada hacia un problema estructural.

Muchas generaciones se levantaron con las historias contadas por Disney, cuyo público era infantil hasta irse diversificando en los últimos años, pero sembró perspectivas e impulsó ideas sobre cánones y estereotipos (principalmente de belleza) en los niños y niñas.

Y aunque algunos lo nieguen, este tipo de contenido es pedagógico hasta cierto punto, ya que aprenden de ellos: no sólo en sus preferencias, sino también en su forma de hablar, conducta y así sucesivamente.

El canon de belleza impuesto

Para muchas niñas seguir esos modelos de belleza ha sido una completa tortura, en el sentido de que los personajes femeninos de Disney conservan una misma estética: tez blanca, rostro angelical, tono de voz dulce y cabello sedoso.

No fue hasta que aparecieron figuras como Tiana, Moana, Mérida, Mulán y Jazmín que empezó a haber una diversidad mucho más notoria, lo cual permitía al público infantil sentirse identificadas con ellas por su color de piel, los diferentes tipos de cabello y rasgos tan marcados que igualmente las hacen hermosas.

Pero, también hay un problema sobre la idealización del concepto de belleza rosa femenina, el verdadero amor en un príncipe y el tan famoso “felices para siempre“. Por otro lado, eso de “cambiar por un hombre” como es el caso de Ariel, es terrible.

El impacto cultural 

En otro orden de ideas, está el hecho de que las catorce princesas han tenido un considerable impacto cultural y en el pensamiento social: porque puso sobre la mesa el nivel de influencia negativa que tiene sobre las nuevas generaciones que están cada vez más alejadas de las anteriores.

A pesar de su tendencia a la premisa de belleza imposible, Disney ha procurado dotar a sus personajes femeninos con un valor muy resaltante y que debe tomar en cuenta toda la audiencia que consume su contenido: los atributos intelectuales y el carácter.

De una forma similar sucede con Barbie, personaje a quien se le criticó por perpetuar un ideal de belleza inalcanzable pero en lo personal es de mis favoritas. Solo que acá sería bueno dejarlo para otro apartado.

Retomando el curso, es indispensable precisar que las mujeres creadas por Disney para sus productos cinematográficos y televisivos atravesaron una lenta evolución hasta convertirse en una forma de reflejar el crecimiento de ideales y virtudes.

El mundo cambió, así como también la forma de relatar historias. Ya no se trata de encarnar cuentos de hadas tradicionales, llenándolas de empoderamiento y liderazgos que ejercen desde sus posiciones.

Por ello, el concepto de la “princesa sumisa” o “la princesa encerrada en la torre” es algo que se ha ido descartando paulatinamente al momento de crear nuevos personajes dentro de ese contexto.

A su vez, buscan dotar de valentía, fuerza y suspicacia a las que ya conforman su “Corte Real” para enseñar los valores en pro de la igualdad que se han estado impulsando conjuntamente con el movimiento feminista.

Aunque todavía queda mucho que remendar, es esperanzador saber que las niñas de hoy en día están creciendo con otros modelos de inspiración y que la apariencia pasó a un segundo plano, porque si bien se inculca el amor propio, es más importante saber su identidad.

También, abrazando sus raíces, ideas, convicciones, posturas ideológicas y principios, siendo capaces de utilizar sus voces como agentes de cambio para romper esa premisa de que “las mujeres no pueden gobernar, tomar decisiones, ni hacer algo de ese tipo por ellas mismas“.