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Ser mujer migrante: otro problema de género

Aunque se han impulsado muchas políticas en materia de migración, las mujeres siguen siendo muy vulnerables al desplazarse.

Las cifras de población migrante en el mundo, señalan que las mujeres representan casi la mitad de esta población; según el Banco Mundial y otros organismos que están enfocados en la acción por los refugiados, desplazados y migrantes. Por ello, la realidad es que su número va en aumento.

Esto explica los importantes cambios en los flujos migratorios que han aflorado durante los últimos años, también evidencia constantemente que las mujeres migran tanto (o más que los hombres); lo cual causa diversos efectos económicos.

Por otra parte, es necesario traer a discusión el factor de género a esta temática, porque si bien se discute sobre la etnia, la raza, la edad y la clase; el género determina las razones y las consecuencias de la movilidad humana.

Al mencionar esas aristas, el género entra como uno de los que tiene mayores repercusiones sobre las experiencias migratorias de hombres, mujeres, niños, niñas y personas que se identifican como miembros del colectivo LGBTI+.

Y no es por segmentar más a la población migrante, pero es fundamental tomar en cuenta estas consideraciones para formular y ejecutar políticas públicas adecuadas que contribuyan al empoderamiento social y económico de las personas y promuevan la igualdad de género, aún en los refugiados, desplazados y migrantes.

El hecho de no tener en cuenta dichas consideraciones, puede exponer a las personas a nuevos riesgos y vulnerabilidades; además de perpetuar o exacerbar las desigualdades.

Causas más comunes para la migración femenina 

Según la IOM, la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU, que tiene un núcleo enfocado especialmente en los grupos femeninos; se dan tres grandes causas que explican la migración femenina: económicas, sociales y criminales.

Pero esto depende del país, los cuales tienen problemáticas o puntos álgidos distintos que hacen variar el fenómeno y su representación en los porcentajes.

En algunos Estados de América Latina, la pobreza, el desempleo o las expectativas de acceso a mayores beneficios en el país de destino; son aquellas más comunes.

Aunque van seguidas por las sociales, como la discriminación, la reunificación familiar en el país de destino o la dependencia económica; y criminales, tales como inseguridad, corrupción, delincuencia organizada o persecución política.

Por ello, es que en el mundo, la migración femenina representa exactamente el 49% de la cifra total, pero en América Latina esta cifra aumenta hasta el 50,1%.

A menudo, los migrantes lidian con el difícil derecho a políticas sociales, económicas y culturales o la falta de una identidad jurídica propia o para sus familiares, lo que se torna más complejo al tratarse de mujeres.

En el presente todavía existen problemas y vacíos en el fenómeno migratorio, un derecho reconocido —el derecho a la movilidad humana—. Pero, en el caso de las mujeres y de las niñas, esto se agrava.

Pues, en el tránsito irregular pueden verse enfrentadas a situaciones de violencia, trata y tráfico de personas, secuestros, abusos sexuales y discriminación.

La llegada al país de destino

Cuando las mujeres por fin llegan al lugar de destino, no todo es positivo, ya que se enfrentan a rechazo, crítica, prejuicios, desvalorización y desigualdad de género.

Y para colmo, muchos alegan que no pueden objetar porque son extranjeros que no conocen la realidad, o simplemente personas de paso.

Es así como los derechos humanos proporcionan un enfoque muy adecuado para analizar la posición de las mujeres inmigrantes y los factores que inciden en su acceso y disfrute de los derechos.

Al menos en España, la inmigración se caracteriza por tener un perfil fundamentalmente laboral y por un elevado grado de feminización.

Hay un importante número de mujeres extranjeras que llegan solas buscando mejorar su situación económica, trayendo posteriormente a sus familias, a través de la reagrupación.

No obstante, el sistema social sexo/género da lugar a una situación de desigualdad estructural, institucional, difusa y no intencional que tiene amplias implicaciones sociales, económicas, culturales y psicológicas.

Trabajar para promover la integración de las mujeres migrantes

Los países de acogida deben facilitar e impulsar la integración de estas mujeres dentro de sus sociedades; todo esto a través de organizaciones que brinden acompañamiento y asesoría en temas relacionados con la defensa y protección de sus derechos laborales y sociales.

Con base a diferentes consideraciones y puntos mencionados en la investigación, se pueden construir algunas recomendaciones para accionar en relación a esta área:

  • Conocer y fortalecer las capacidades de los actores públicos para la implementación de políticas dirigidas a disminuir las brechas de género.
  • Aumentar la capacidad de los gobiernos locales para integrar la migración desde una perspectiva de género en sus planes y programas de manera descentralizada.
  • El desarrollo de alianzas estratégicas participativas que tomen en consideración una amplia gama de organizaciones públicas, privadas y sociales, en los diferentes sectores.
  • Crear una Política de Migración con perspectiva de género, que integre un enfoque de derechos humanos, interseccionalidad e interculturalidad, que sea sostenible y óptima.