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Ecuador: Lasso entre la destitución y la revocatoria

El banquero Lasso continúa reprimiendo al pueblo y aún no se decide cuál será el desenlace.

La Constitución del Ecuador, en su artículo 130 establece la figura de la destitución del Presidente o Presidenta de la República, por dos razones 1) arrogarse funciones que no le competen y 2) grave conmoción interna. Desde el 24 de mayo de 2021, asumió la presidencia un político-banquero Lasso, y desde ese día en lugar de tratar de recuperar el desastre dejado por Moreno, ahondó más en la desinstitucionalización del Estado.

La falta de políticas públicas de salud, educación, vivienda y empleo, antes por el contrario desmanteló los sistemas de salud y educación quitándoles presupuesto y despidiendo empleados, desmejorada la calidad de los servicios públicos a los que nos había acostumbrado el gobierno de la Revolución Ciudadana, con el único fin de plantar la idea de que los servicios públicos no son eficientes y entonces tener la justificación para privatizar los mismos.

Esto, entonces es lo que creó en la conciencia de los ciudadanos -y en especial en las nacionalidades indígenas- una perversa realidad de abandono, desidia y sobre todo la invisibilización y minimización de los problemas que aquejan a todos. Mientras tanto los ricos se vuelven más ricos, los bancos expolian los pocos recursos de una casi inexistente clase media, las empresas evaden impuestos y/o los sacan a paraísos fiscales, explotando además a los trabajadores con bajos salarios y largas jornadas de trabajo.

Este caldo sometido a la presión de las deudas, el alto costo de la vida y los servicios básicos, llegó finalmente a provocar un estallido social que vino a estallar en el gran paro nacional que hasta el momento que escribo este artículo lleva 15 días de paralización. Esto sumado al incremento de los asesinatos, los motines y masacres en las cárceles, el descontrol de la delincuencia etc; vino a desembocar en un estado de grave conmoción interna en el país, que el Gobierno no ha sabido manejar y mucho menos controlar.

Y es que durante el mes de junio (desde el 13) a través de sucesivos decretos de Estado de excepción y militarización del territorio nacional, a fin de neutralizar el efecto de la protesta social liderada por las nacionalidades indígenas de la sierra, el oriente y las etnias negra y montuvia de la costa; se produjo una desmedida represión que ha dado un saldo hasta ahora de 6 muertos, cientos de detenidos sin causa justa, otro tanto de heridos, varios desaparecidos, y el secuestro del Líder de las nacionalidades indígenas Leonidas Iza Salazar.

Gobernaciones tomadas por los ciudadanos, ciudades – las más importantes- tomadas y paralizadas, represión policial y militar, 6 muertos hasta ahora, gente que desfila en las calles en todo el país al grito de “FUERA LASSO FUERA”

Con esta realidad de desastre, en el seno de la Asamblea se ha planteado la destitución de Guillermo Lasso por la segunda causal contemplada en el Art. 130 de la Constitución, la que se efectiviza con los votos de 92 asambleístas, al parecer un camino largo y una meta difícil de alcanzar, pero se ha iniciado el proceso. El Ecuador entero aspira y anhela que se concrete la destitución de Lasso, aunque la vieja clase política vende sus conciencias en contra de la voluntad popular y pretenden “salvar” al inepto a cambio de algunas “jugosas” prebendas y/o favores.

Si la destitución en la Asamblea no llegase a prosperar y concretarse, más que un triunfo político de Lasso, sería un derrota a las aspiraciones del pueblo, a manos de los mismos que juraron defender al pueblo justamente de un mal gobierno y un nefasto gobernante.

Si este proceso llegare a fallar, es decir, si no se consigue el objetivo deseado –destituir a Lasso- podría intentarse en otro momento político más favorable, mientras tanto, en ciernes y planteado ante el Consejo Nacional Electoral; se tramita un proceso de revocatoria de mandato por incumplimiento del plan de gobierno presentado en la campaña electoral, el que de un modo más lento, pero tal vez más seguro, ya que en este quienes aprueban no son los Asambleístas afines al Gobierno, sino directamente el pueblo, que mayoritariamente por no decir en forma unánime se pronunciría por revocar el mandato al nefasto Guillermo Lasso.

Cualquiera de los dos procedimientos que alcance su objetivo, será motivo de fiesta Nacional, de un pueblo necesitado y deseoso de mejores días que anhela los días del gobierno de la Revolución Ciudadana, en que todo estaba mejor.