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Ecuador: Lasso una cotorra secuestrada por su ego

Guillermo Lasso se ha caracterizado por tener un ego más grande que la ignorancia con la que desgobierna el Ecuador.

Guillermo Alberto Santiago Lasso Mendoza, Barón, Conde, Duque y Adelantado del Banco de Guayaquil, Banisi y sus offshores en Delaware y otros territorios infernales de evasión de impuestos, nos resultó un muchacho malcriado atrapado en un decadente cuerpo que ya se resiste incluso a caminar, vive en su jaula de oro y poco le importa el país, el Estado y la nación, estoy seguro que ni siquiera nota la diferencia entre los tres.

Con un orgullo tan grande como su chequera y un ego de tamaño interestelar el Lasso presidente resultó ser diametralmente opuesto al Lasso candidato, lo que hace evidente que es un mentiroso contumaz, y esta ha sido la tónica en este poco más de un año de gobierno, en el que se ha pasado como si aun estuviera en campaña ofreciendo y diciendo lo que va a hacer, lo que está diseñando hacer, lo que sueña hacer, incluso lo que podría hacer; pero en realidad como hacer no hace nada, lo que me recuerda un chiste que va muy acorde con la situación real y actual de Lasso presidente. Vamos a ver (o mejor dicho a leer):

Cuenta uno, que fue a una tienda de mascotas con la clara intención de comprar una cotorra, al llegar, le pregunta al dependiente por una que estaba libre volando por toda la tienda ¿esta por ejemplo cuanto cuesta? Y le responde esa ahhhh esa no es de las baratas, cuesta 500 dólares, mmmm y ¿por qué tanto? Bueno, es que sabe hablar inglés y también lo escribe, mirando para otro lado ve otra (una que estaba columpiándose dentro de una jaula) y hace la misma pregunta y le responde esa es un poco más cara cuesta 1.000 dólares, inmediatamente y sin dar chance a la repregunta, el dependiente agrega: es que esta además de hablar y escribir en inglés, también canta ópera en italiano; finalmente el fulano en cuestión ve una bastante añeja, casi no podía caminar y ya ni volaba (pensó para sí que sería más barata) y dijo finalmente ¿y esta? Le responde entonces el dependiente, te has fijado en la más cara de todas, esa cuesta 10.000 dólares, intrigado el comprador le dice, pero hombre y esta que es lo que hace, el dependiente le responde, la verdad esta no hace nada, pero las otras dos le llaman Presidente Lasso.

El orgullo del banquero es tal, que no admite que alguien pueda hacer las cosas mejor que él, o peor aun no admite que el no ha sabido hacer el trabajo de presidente, pero tiene un ego más grande aun, el mismo que como una droga, lo hace escapar de la realidad de su ineptitud y mediocridad que proyecta en dirección opuesta pensando de en verdad es un éxito como presidente, se cree estadista y además que antes que él no ha habido un presidente que lo pueda igualar y ni habrá, estas dos condiciones, son una especie de jaula o cárcel en la que se ha autoconfinado el “bobo de Carondelet” ,“el zombie del palacio”, “la cotorra que no hace nada”.

Por esto es que hoy en Ecuador no tenemos gobernante, sino apenas un sombrío ser que de cuando en cuando para alimentar su ego se pone la “banda presidencial” y se toma muchas fotos, lo que además alimenta su orgullo, por esto cuando es llamado a cumplir las tareas de presidente, obnubilado como está con su propia imagen, no atina a realizar ni un solo acto digno de un presidente, y todo se circunscribe en decir que lo que sucede en el país es culpa de Correa, quien como el fantasma de las navidades pasadas de Dickens, está ahí para recordarle a cada paso que si se puede gobernar para el pueblo y entregar servicios públicos de calidad y construir obra pública eficiente y administrar un país en medio de la convulsión, y reconstruir sobre los despojos y el desastre que queda luego de un gobierno neoliberal.

Hoy en día, desde su cárcel contempla como el país se destruye cada día, como la sociedad va en picada hacia el abismo oscuro de la destrucción social, como la gente vive con miedo a la delincuencia, y como horrorizada de los asesinatos, las decapitaciones, las violaciones, las masacres en las cárceles, la falta de medicinas en el sistema de sanidad pública, pero mientras tenga dinero que contar entrando a las cajas de su banco, el resto no le interesa pues muy cómodo se columpia dentro de su jaula aunque siendo cotorra no haya aprendido ni siquiera a imitar la voz de los humanos.

Por esto el pueblo está levantado y de norte a sur, de oriente a occidente e incluso allende el mar en la islas encantadas, se escucha un solo grito: “Fuera Lasso Fuera” pero en su locura egocéntrica piensa que son Vivas y Hurras que algún trasnochado le va dedicando por ahí.