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Cuestionarlo todo: retos para la izquierda en España

Para la izquierda en España, la posibilidad de movilizar las ideas, motivar y convocar a las nuevas generaciones es una de las grandes tareas.

Una de las grandes debilidades que hoy día acompaña a la izquierda, es su poca movilización y capacidad de interesar, implicar y complicar a las nuevas generaciones.

Hasta hace pocas décadas, se asociaba el ser joven con tener ideas revolucionarias, transformadoras. Sin embargo, podemos ver como este escenario ha cambiado sensiblemente.

Podemos verlo por ejemplo, en la conformación de muchos de los movimientos sociales en América Latina y en Europa que hacen de contraparte a gobiernos establecidos.

Es interesante observar cómo la conformación de estos movimientos juveniles, casi de carácter tribal, por lo violentos y compactos que pueden llegar a ser; son generalmente de un carácter efímero y reivindicativo.

Alejados exponencialmente de lo ideológico en la mayoría de los casos, pero revestidos con un profundo carácter conservador abiertamente observables en sus prácticas agresivas y en algunos casos reaccionarias.

Este vaciamiento de la cantera natural de la visión transformadora, es uno de los grandes retos y desafíos por venir.

Hay que abocarse a la tarea de vislumbrar cómo insuflar de energía, solidaridad y fuerza a una generación que adolece de  horizontes de sentido. ¿Cómo retornar a esa realidad humana que significa sentir que era necesario cambiar y cuestionarlo todo? Pregunta que necesita a rabiar de respuestas provenientes de diferentes lugares y lógicas pero con el norte claro hacia dónde mirar.

Otro gran problema de la izquierda de hoy es esta verticalidad lacerante demostrada por ejemplo en los últimos comicios regionales. ¿Cómo construir desde lo colectivo si no hay primero un nosotros?.

Convocar para no permitir la participación creativa es un eufemismo, una entelequia. La izquierda necesita de esa chispa que se traduce en tejido fértil que junta, no que divide.

Y no hablar del discurso. ¿Hacia adonde apunta? ¿Para quien se habla?. Pareciera más bien un diálogo de sordos en dónde no cabe el reflejo del otro diverso pero cercano, tal vez propio.

La palabra y su uso no es inocente y mucho menos en nuestros días. Hay que generar una nueva arquitectura basada en lo nuevo, en lo que viene.

No es solo el uso de las redes, pero también es su uso. Es importante descifrar cómo y de qué habla la nueva generación de hoy, una generación alejada radicalmente de la anterior pero impostergable de asir.

En el caso de los votantes históricos de la izquierda hay otro tanto por hacer. Cómo encontrar esos elementos dadores de ánimo, de acción, cómo devolver la pasión y la sonrisa. La idea fuerza movilizadora, transgresora de lo conocido y  guía de lo porvenir.

Estamos a tiempo, siempre se está cuando la razón es la humanidad.