OTAN: en el fondo, era ese el motivo…
El Concepto Estratégico de la OTAN busca reposicionar a esta organización en el mundo, bajo diversos motivos.
354 páginas redactadas, entre las cuales se cita 454 veces la palabra Rusia (más citas a lo ruso que páginas), 298 China, 1209 Estados Unidos, y como siempre, a la cola con 333 citas la palabra Europa que no Unión Europea. La cual, UE, solo se cita 21 miserables veces en este documento llamado Concepto Estratégico aprobado en la pasada cumbre de la OTAN en Madrid.
Ya dice mucho de la relevancia del conglomerado político europeo, que su supuesta plataforma de despegue político-militar, OTAN, solo la reconozca 21 veces como actor político, en detrimento incluso de países como Francia (23 inserciones) y Alemania (36).
Dicho esto, que no es más que una mera anécdota, aunque curiosa, el Concepto Estratégico de la OTAN no parece alterar excesivamente los postulados históricos de la Alianza, decía Javier Solana en declaraciones para La Base conducida por Pablo Iglesias.
Ciertamente, este documento está repleto de obviedades, pero eso no le quita un cierto valor. Hay que leerlo para reconocer dónde está el truco.
Solana quitaba valor a este documento estratégico cuando ya de principio, es él mismo un redactado con principios políticos más que militares; cosa que ya representa una primera contradicción.
Dice mucho que un documento que debería estar basado en la seguridad internacional se base en su mayoría en generar argumentos geopolíticos de los “nuevos enemigos del mundo libre”, e incluso se atreva a señalar los malos en el interior de los países libres tales como Estados Unidos o Europa.
En palabras del sociólogo estadounidense residente hasta hace pocos años en Rusia, Benjamín Bratton; “habría que mirar la esfera terráquea en su conjunto para comprender el mundo”. Y a eso es a lo que vamos, a comprender lo que pasa en el mundo desde todos sus puntos de vista, no solo el occidental.
Para empezar este análisis, vale la pena decir que ese argumento autocomplaciente que sitúa a la OTAN en “muerte cerebral” es falso y rotundamente tramposo.
La OTAN, ciertamente, ha pasado una fase de descrédito importante puesto que su principal avalador, Estados Unidos, en estos últimos años de gobierno de Donald Trump, negaba su legitimidad y trasladaba al resto de aliados el grueso de la financiación de esta estructura militar internacional.
Ya se encarga este documento de señalar a Trump y al Partido Republicano como uno de los principales escollos para asegurar una OTAN fuerte bajo el liderazgo estadounidense con argumentos absolutamente insidiosos hacia los trumpistas, situándolos como uno de los principales problemas internos de los Estados Unidos para liderar el mundo:
“Public and Congressional support for NATO seems strong today, but the United States has a century-long history of deep engagement followed by foreign policy retrenchment. If the Trump wing of the Republican party is successful in future national elections, will current supportfor NATO be strong enough to with stand these cyclical pressures; and what does this mean for NATO?”. Pag 144 del Documento Concepto Estratégico de la OTAN.
Esto es sumamente interesante puesto que es la primera vez que el establishment político estadounidense se divide y divide su opinión oficial respeto a la OTAN, y por consiguiente, eso ha afectado a su política exterior hasta día de hoy.
Volviendo al tema. Si nos remitimos a los hechos, tampoco cuadra para nada la existencia de esa posible “muerte cerebral” de la OTAN.
La OTAN quizá no ha tenido un papel preponderante en conflictos como el sirio o el yemení -aunque está y se sabe qué hace- pero su estructura se mueve y no ha disminuido, al contrario. Por ejemplo:
En 2016 bajo los auspicios de la cumbre de Varsovia, la Alianza transatlántica acordó ampliar sus batallones de combate en 1000 miembros en Letonia, Estonia, Lituania y Polonia.
En 2018 una nueva cumbre aprobó la Iniciativa 4×30, la cual permitiría movilizar fuerzas ingentes en el este europeo en tan solo 30 días.
Por otro lado, si miramos al otro polo enfrentado, la supuesta coalición ruso-china, tampoco es uniforme en ningún caso. Es más, desde los medios occidentales se vende ese nuevo “contubernio del mal” que son principalmente China, Rusia o Irán como un elemento compacto y no es ni quieren que sea así ninguno de sus actores.
En primer lugar, la prensa occidental se empeña en hablar de “aliados” para definir esta coalición, cuando en realidad, no dejan de ser una coalición con intereses mutuos.
Eso es así por múltiples motivos; el más relevante quizá sea que China quiere y puede andar sola por el mundo puesto que no quiere alianzas con Rusia por su mala experiencia en la época de existencia de la Unión Soviética, y además, el poder económico como también el diplomático decae en muchos sentidos del lado chino, con lo que le otorga de autonomía política.
Y segundo. El hecho de que Rusia haya decidido emprender un conflicto abierto con Ucrania, es porque busca enfrentar a Europa con la ex república soviética más allá de tener sus razones políticas.
Y eso para el mundo rusófilo se entiende como un movimiento de poder, de autoridad hacia el “mal occidental”, y asegura así un papel preponderante de los rusos hacia sus socios (los BRICS) y especialmente, hacia el poder chino.
Ese poder ruso se exhibe con actos de guerra y con actos internacionales de cierto relieve como el Foro Económico Internacional que se celebra desde 1997.
Parecerá bruto y despiadado, y lo es, pero es la cultura político-militar rusa en esencia lo que impregna este conflicto, y sorprende que algunos mandatarios políticos se hagan los tontos o los ofendidos respecto a esa actitud. Ya son mayorcitos la mayoría.
A todo esto, el documento acordado por los socios de la OTAN no quiere reconocer políticamente la profundidad de elementos potenciales con la que se enfrenta cuando solo habla tan solo de la amenaza rusa y el desafío chino.
Por cierto, mucha tinta gastada, pero para nada el documento explicita una supuesta entrada de Ucrania en la Alianza, será que todo es más complejo que defender a Ucrania de las hordas “postsoviéticas”.