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Reinventarse o extinguirse: el dilema de los políticos en Venezuela

La conexión de los políticos venezolanos con un universo electoral desesperanzado, desilusionado e impactado por la crisis, es un reto que muy pocos están logrando.

Los políticos venezolanos están frente a un dilema crucial. Reinventarse o extinguirse. Esto coloca en la palestra una discusión profunda sobre el método en tiempos donde los cambios vertiginosos en el país sudamericano, y en el mundo entero, obligan a revisarlo todo.

Época de cambios profundos

Venezuela ha atravesado un proceso de cambios y transformaciones profundas en los últimos años. Hemos pasado de ser la quinta economía de Latinoamérica en 2011, a prácticamente estar borrados del mapa económico continental. Los motivos pueden deberse al hostigamiento político y económico del Gobierno de los Estados Unidos.

Esta situación obligó a la sociedad venezolana a reinventarse y a adaptarse para sobrevivir a la crisis sociales, políticas y económicas. Además, la mayoría social parece estar al margen de la confrontación, obviando casi en su totalidad el tema político nacional y dedicándose a su cotidianidad.

Es este el contexto actual donde los políticos venezolanos tienen que moverse, sobre todo, con miras a una elección presidencial y a una probable relegitimación de todos los poderes en el año 2024.

Desgaste y despolarización aparente

Toda fuerza política venezolana, sin importar su ideología, ha sufrido transformaciones en estos años de crisis. Tanto tiempo de confrontación dejó cicatrices en una sociedad tan politizada. Además, para nadie es un secreto que los factores de la derecha han sido los menos favorecidos debido a los reiterados fracasos, divisiones y malas decisiones.

Las acciones erradas de la dirigencia opositora llevaron a los partidos de la derecha a estar muy mal valorados ante la opinión pública. Sin embargo, los errores propios en las instituciones del Gobierno, las críticas por autoritarismo a lo interno de la coalición del Gran Polo Patriótico, las denuncias por corrupción, la ineficiencia y el desgaste de la narrativa, impactaron en el chavismo, mermando sus números en los últimos procesos electorales.

Según los datos ofrecidos por la empresa DATINCORP en su último estudio, el 48% de los venezolanos no confía en ningún partido, y el 62% no confía en ningún líder político. Ni del chavismo, ni de la oposición. Son datos que confirman el crecimiento de las fuerzas independientes en Venezuela, es decir, aparentemente existe la despolarización, pero no es así. Aunque esta masa independiente no cuenta con un referente, ni liderazgos únicos, tiene un grado importante de inconformidad contra el Gobierno.

El reto de la reinvención política

La conexión de la dirigencia con un universo electoral desesperanzado, desilusionado e impactado por la crisis, es un reto que muy pocos están logrando.

Algunos usan sus redes sociales, explotan su carisma, juegan con las emociones mostrando mascotas o haciendo eventos musicales, y exprimen al máximo cada acción de Gobierno o cada acción política coyuntural. No obstante, saber qué desea, piensa o le incomoda a las masas para ser persuadidas, convencidas y conquistadas por una idea o tendencia política, se ha convertido en un verdadero rompecabezas para los mejores consultores, analistas o tanques pensantes venezolanos.

Los viejos métodos políticos de convencimiento, la narrativa cliché del legado de Chávez, el espejismo de la invasión norteamericana, la mano de hierro contra la corrupción, la confrontación o el llamado a la violencia callejera, ya no son tan efectivos ni atractivos como en el pasado. Ya no basta con presentar caras nuevas para convencer al electorado. Es decir, la reinvención profunda de la forma de hacer política es una necesidad de supervivencia para todas las fuerzas políticas venezolanas. Esto se acentúa mucho más en los sectores poderosos del chavismo, por ser los que llevan las riendas del Gobierno.