El encanto del mal gusto, Vox y su Viva22
La reunión realizada por Vox en el marco del Viva22, trajo consigo una retahíla de vergonzosas escenas. Desde disfraces cutres sin sentido, hasta proclamas homófobas, misóginas y xenófobas. Sería una escenario de humor si no fuese porque fue realizado por la ultraderecha y las consignas iban en serio.
Viva22, intento de festival mitad grotesco, mitad ridículo, ha servido para reconocer, en parte, al caleidoscópico grupo que hoy día conforma la agrupación ultraderechista Vox, encabezada por Santiago Abascal.
Los voceros
Este fin de semana, el Mad Cool de Madrid se utilizó para llevar a cabo esta jornada verde que llevó por nombre “La Historia que hicimos juntos”. En ella, un Vox sin Macarena Olona, ha logrado sorprender con su estética vulgar, pero muy clara en sus objetivos. Pudo recolocar en el presente temas fundamentales para la derecha española recalcitrante, como lo son sus elementos simbólicos y filosóficos.
Lamentablemente, no sería más que un espectáculo de mal gusto, si no guardara dentro de sí un claro mensaje de violencia en todas las órdenes que es necesario mirar muy de cerca y desarticular.
La programación
Este ha sido un fin de semana cargado de una sinuosa agenda. Desde los vídeos de Donald Trump y Giorgia Meloni, alabando las victorias y planes de Santiago Abascal y su gente, pasando por grupos musicales de media monta. Incluso hasta una variopinta personificación teatral, peligrosamente cercana a lo circense, con el perdón de los payasos. En fin, los responsables de tal despliegue de desatinos deberían aún estar dando explicaciones.
El mensaje
El centro del discurso fue la provocación. Desde la alusión a Primo de Rivera hasta los cánticos profascistas y anticomunistas.
Como en toda puesta en escena, hecha para ser digerida fácilmente y no dejar nada a la imaginación, fue moneda de curso el lenguaje xenófobo, misógino y homófobo.
Para poner un ejemplo ya bastante discutido, las letras de las canciones entonadas durante el festival por el grupo musical Infovlogger y Los Meconios, decían cosas como “vamos a volver al 36”, o “las feministas protestan por una violación grupal; hay 10 más que investigar, me da igual son de Senegal”.
Sus letras también rezaban “somos la resistencia, somos fachas” o “si eres gay, quieres ir a ver el orgullo LGTB, debes enseñar el carnet de buen homosexual”, “os querrán mandar todos al gulag. Bienvenidos a la resistencia”, y pare usted de contar.
En fin, su papel fue liderar un ataque sin razón ni tregua a todo aquello distinto e incomprendido.
El público
Según los datos ofrecidos, el aforo del lugar no llegó a ser mayor al 10 %. Sin embargo, es histórico el crecimiento de estos grupos a partir de pequeños grupúsculos. Es por ello que este tipo de actividades deben tener un seguimiento social y judicial.
Este espacio juntó a activistas y líderes importantes de la ultraderecha europea. La idea fue convertir el evento en una ventana internacional de apoyo al debilitado pero peligroso partido de Vox.
Santiago Abascal
El líder ultraderechista asumió para sí el momento culmen del festival. En sus palabras pudo recoger el sentimiento y lógica de los atavismos de la derecha española. Desde la sombra de la palabra que no termina de ser dicha, hizo referencia a temas sensibles relacionados con la ley de la memoria histórica, las estatuas derrumbadas y los viejos dolores.
Dijo, entre otras cosas “quieren sacar el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera, un hombre que antes de ser fusilado dijo unas palabras que a nadie pueden ofender: ojalá fuera la mía la última gota de sangre española que se vertiera en discordias civiles”.
Agregó “quieren empezar de nuevo a profanar tumbas” y a “desenterrar odios”. Por menos de eso, Vox quería encarcelar a Cubero el mes pasado.
La masa
Vox siempre ha pretendido asumir un discurso populista, dirigido a la masa desde una intención que busca ser potable, cercano, pero a pesar de sus intentos, no lo logra. Abascal y sus ideas son la mejor versión de esto.
Cerrar la heridas no pasa por olvidar y mirar hacia adelante, vaciando pretendidamente la memoria y llenándola de personajes maltrechos y músicos desafinados.
Abascal y su apuesta no ha pasado aún de ser un fin de semana al que hay que analizar.
Un elemento importante ha sido su población objetivo, cuando se plantea “como asidero de quienes no tienen nada”, o por ejemplo, “quieren destruir nuestro patrimonio, especialmente el de los que menos tienen. Quieren destruir la nación, la protección de los más débiles, el asidero de quienes no tienen nada y peor lo están pasando”, hace referencia, a la inagotable cantera fascista, sobre los desamparados, tema complejo y peligroso en manos de estos personajes.
La buena noticia es que este tipo de jornadas también sirven para poder deconstruir a este tipo de partidos populistas ultraderechistas. Es desde este tipo de acciones políticas desde donde se pueden desarmar sus intentos por lograr popularidad y espacio público.