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La miseria humana

En las últimas semanas, hemos podido asistir a la vandalización de diversos cuadros, con actos llevados a cabo por integrantes de colectivos ecologistas. En su miseria humana, no han sabido llevar a cabo unas protestas lógicas sin insultar al arte.

Para empezar, un pequeño aviso. Os invito a ser participativos y a completar vosotros mismos los puntos suspensivos, cada uno a su gusto y según su nivel de indignación, sobre la miseria humana a la que hemos asistido en los últimos días.

Lo principal

Comunicado de agencias el domingo 23 de octubre: “Activistas climáticos lanzan puré de patata a un cuadro de Monet en Alemania”.

Como ya habréis escuchado en las noticias, dos activistas del grupo alemán de protesta por la protección del clima, “Última Generación”, han atacado hace unas semanas un cuadro de Monet. Lanzaron sobre el mismo puré de patata, en el Museo Barberini de Potsdam. Este ataque se une al sufrido hace unos días, en el que otros compañeros suyos lanzaron sopa de tomate al cuadro Los Girasoles de Van Gogh, en la National Gallery de Londres.

Afortunadamente, en ambos casos las obras estaban protegidas por un cristal.

Tras los ataques, los activistas se pegaron con pegamento a la pared y al lado de sus objetivos.

Algunas declaraciones

Los descerebrados han publicado en Twitter un vídeo exigiendo a la clase política que tome medidas para luchar contra la crisis climática. Esto fue lo que dijeron, al parecer, los dos primeros tras su atentado y mientras llegaba la policía:

“La gente se muere de hambre y de frío. Nos encontramos en una catástrofe climática, y de lo único que tenéis miedo es de la sopa de tomate y del puré de patata en un cuadro. ¿Sabéis de lo que tengo miedo yo? De que los científicos dicen que en 2050 no podremos alimentar a nuestras familias. ¿Hará este puré de patata que escuchéis? El cuadro no valdrá nada cuando tengamos que pelear por la comida”.

Y de nuevo, el 28 de octubre, la policía neerlandesa ha detenido a otros tres activistas tras agredir el cuadro La joven de la perla, de Vermeer. La obra, protegida por un cristal, no ha resultado dañada según fuentes relacionadas con la galería Mauritshuis de La Haya. Podemos ver en Twitter a dos de los asaltantes acercándose al lienzo. Mientras uno de ellos apoya su cabeza en el turbante de la figura de la joven, el otro abre una lata y vierte sobre su compañero un producto rojo. Entonces preguntan gritando al público qué es lo que sienten al ver algo bello destruido, añadiendo que “estamos destrozando el futuro de nuestros hijos”.

¿Cómo los calificamos?

Bien. Este podría ser un buen ejemplo para ilustrar cómo unas supuestas buenas intenciones te pueden llevar a ser un gilipollas.

Pero en este caso, se ve que todavía es posible para algunos dar un paso más y comportarse como un autentico…(término por cierto recogido en numerosas ocasiones, incluso en la obra cumbre de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha).

Es bueno saber que en esta especie a la que nos referimos, y que como ya hemos visto su proliferación actual no es ninguna novedad, cabe distinguir dos categorías bastante bien diferenciadas:

Primero, el que pertenece a la misma sin posibilidad de elección y debido a su origen natural. Este no tiene ninguna culpa de ello y debe merecer todo nuestro respeto y consideración, debiendo evitarse siempre cualquier referencia al tema.

Segundo, tenemos al vocacional, tal y como sucede en estos casos. Con estos son con los que hay que tener cuidado, ya que son los auténticamente peligrosos.
Estos últimos pueden, a su vez, dividirse en dos subclases: aquellos que como consecuencia del carácter de esta especie se comporta como tal contra una persona determinada que concita toda su ira, y por otra parte el que concentra toda su ……….ez de una manera desproporcionada. A veces, sin venir a cuento y contra un grupo considerable de personas, un país entero, e incluso contra toda la humanidad.

A este género pertenecen todos los dictadores que en el mundo han sido muchos líderes políticos actuales y pasados. También algunos periodistas que obviamente no voy a mencionar, y por supuesto estos activistas que, encima, no han previsto (o sí) el efecto llamada que puede suponer su acción para tantos estúpidos como habitualmente nos rodean. Muchos son capaces de cualquier cosa por unos segundos de gloria en las redes o en la televisión.

Conclusiones

No se puede entender, ni siquiera considerando la maldad intrínseca de estas llamadas personas, cómo se puede pretender destrozar una obra de arte. Estas obras son claramente el resultado de nuestra evolución como especie y el reflejo de nuestros más altos ideales, las cuales representan igualmente lo mejor y más elevado del alma humana. Tanto las depositadas en los museos como las que pueda poseer a título individual cada cual, por sencillas y humildes que estas sean, considero que son absolutamente todas Patrimonio de la Humanidad.

Lo dicho, ya están calificados por todos y cada uno de vosotros, aunque en estos casos concretos entiendo que se han ganado que pensemos que les cuadra bastante más, no ya el hablar simplemente de calificativos, sino adjudicarles un escalón más: bastante más correcto creo sería referirnos a epítetos.

Esta es la miseria humana.