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Amalia Avia: el Japón en Los Ángeles

Recorremos la exposición dedicada a la obra de Amalia Avia. Se encuentra en la calle Alcalá 31 de Madrid, y se titula "El Japón en Los Ángeles".

Amalia Avia nació en Santa Cruz de la Zarza, un pueblo de Toledo, en 1926. Pasó su infancia y primera juventud entre Madrid y su pueblo, marcada por el dolor de la guerra.

Como estudiante, tuvo la fortuna de coincidir en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, con muchos ilustres que luego serían para siempre sus amigos. Hablamos de Antonio López GarcíaJulio López HernándezFrancisco López HernándezIsabel Quintanilla, Esperanza Parada, Carmen Laffón, Joaquín Ramo, Enrique Gran, y como no, con el que posteriormente sería su esposo, Lucio Muñoz.

La exposición

En Madrid, en Alcalá 31, nos encontramos con el homenaje a esta mujer. Se presenta bajo el título de una de sus obras que responde simplemente a un viejo comercio de los años 60, en la fría, sucia, triste y gris capital que era Madrid por aquel entonces.

Ambiente que tan bien refleja la excelsa pintora, poco reconocida en su época, y que mucho mejor de lo que lo pudiésemos hacer nosotros retrata Camilo José Cela. Decía que Amalia Avia era la pintora de las ausencias, la amarga cronista del “por aquí pasó la vida marcando su amargura e inevitable huella de dolor”.

No es baladí que, como podréis apreciar, en sus últimas obras se pueda ver ya un poco más de luz y de alegría, reflejo de una sociedad por fin equiparable a la de nuestros vecinos. Estos, afortunadamente, habían conseguido dejar atrás los grises años de la posguerra y de la dictadura franquista, merced a una modélica transición repleta de generosidad y de renuncias, y tan osadamente denostada hoy día por algunos ignorantes que, en aquella época, ni siquiera habían nacido.

Pero vamos a lo nuestro, al arte. Como bien sabéis, este solo puede servir para ayudar a hacer aflorar de cada uno de nuestros corazones, lo más noble de nuestros sentimientos, y por qué no, para unirnos a todos un poquito más.

Imprescindible, para que entendáis la exposición, que previamente conozcáis que Amalia, al contrario de sus compañeros “realistas”, no pintaba jamás del natural, como ella decía lo hacía sobre sus recuerdos. Es por ello que solía hacer fotografías (la verdad sin demasiadas pretensiones), y luego lentamente iba trasladando a un lienzo, más o menos, la imagen de referencia así obtenida, naturalmente cambiando todo aquello que le parecía oportuno.

Vamos allá.

 Carabanchel, 1961

Óleo sobre tabla

Procesión del Cristo de la Fe, 1961

Óleo sobre tablex

Pueblo, 1957

Óleo sobre lienzo

Los traperos, 1960

Óleo sobre tabla

 La mujer del mantón, 1964

Óleo sobre tabla

Puerta del Sol, 1964

Óleo sobre tabla

 La Bobia, 1963

Óleo sobre tabla

El partido, 1962

Óleo sobre tablex

Una foto y su posterior pintura, como antes os comentaba (Amalia casi siempre trabajaba así).

 El penal de Ocaña, 1967

Óleo sobre tablex

 El torito, 1969

Óleo sobre tabla

Calle de San Mateo , 1974

Óleo sobre tabla

Lechería, 1972

Óleo sobre tabla

Cambio de agujas Nº2, 1972

Óleo sobre tabla

El Banco Hipotecario de España, 1977

Óleo sobre tabla

Bueno, pues ya continuamos otro día.

Salud y trabajo.