The news is by your side.

Llega el esperado (y polémico) Mundial de Catar 2022

Un deporte tan noble, mancillado por su entorno y por un Mundial realizado en la polémica sede de Catar.

Ya está aquí el Mundial de Catar 2022.

¿Era el lugar más idóneo para celebrarlo? Seguramente, no.

Entre cinco naciones finalistas, entre las que se encontraban nada menos que Francia y Estados Unidos, los ilustres miembros del comité designado al efecto, pensaron que París ya tenía demasiado brillo y que, ¿para qué iban a contribuir al desarrollo de este deporte (aunque ya estaba previsto el nombramiento de EEUU) en un país tan atrasado y con tan pocas posibilidades de negocio como el americano?

Por cierto, sin reparar siquiera en la imposibilidad física de disputar el torneo en verano, que luego se vieron obligados a reunirse de nuevo para arreglarlo.

Las hipótesis

Quizás pesó demasiado en estos sabios varones de la FIFA la presión de Platini, antiguo presidente de la UEFA. A su vez, a este le pesaría también la presión de su presidente (por aquel entonces, un millonario que se llamaba Sarkozy). Y claro, Sarkozy tampoco debió poder vencer la presión que suponemos ejercía el consorcio armamentístico francés, pues estaba a punto de cerrar con Catar una operación de venta de no sé cuántos aviones de combate por una cifra ciertamente obscena.

Por cierto, el denominador común de todos ellos, incluso el del presidente de la FIFA por aquellos días, un tal Joseph Blatter, es que todos están inhabilitados o condenados por corrupción. ¡Qué extraña coincidencia!

Ausencia de derechos humanos

En Catar, como bien sabe todo el mundo, brillan por su ausencia los derechos humanos a los que estamos acostumbrados y forman la base de nuestras democracias. Las mujeres han de ir tapadas y tienen, con respecto a sus “dueños” los hombres, un rango muy inferior. Además, la homosexualidad es tratada nada más y nada menos que como un delito.

Como veis, unos impresentables. Pero amigo mío, tienen dinero.

Este ingenuo plumilla, estaba casi seguro de que al menos una de las conocidas estrellas de este deporte daría un paso al frente negándose a legitimar, en cierto modo, con su presencia este medieval régimen. Por desgracia, no ha sido así. O de que algún país de esos del norte (que siempre van un pasito por delante de nosotros) a última hora cancelaran oficialmente su asistencia.

Pero por desgracia, no ha sido así.

Así pues, solo no nos queda más que (sin olvidar todo lo anterior, por favor) tragarnos el sapo y disfrutar en la medida de lo posible del espectáculo, que ya os iré contando, y sin perder la esperanza de que algún gesto de denuncia inesperado nos sorprenda.

Y vale, me mojo un poquito: Brasil, Argentina, Bélgica o Francia (por este orden).

Salud y trabajo.