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Chávez superhéroe: la falsa agonía de los símbolos

La imagen de Chávez como superhéroe animado, presentado en un vídeo por el gobernador del estado de Carabobo, Rafael Lacava, ha provocado un estruendoso choque de opiniones que ha involucrado incluso a la propia familia de Hugo Chávez.

Chávez con un cuerpo robotizado y con alas, vuela junto a Maradona después de encontrarse con Nicolás Maduro y con Rafael Lacava. Aunque pudo tratarse en realidad de un experimento, el vídeo presentado por el gobernador de Carabobo encendió un debate que dejó claro cuáles son los lugares prohibidos.

Sobre todo, reveló la vigencia de Hugo Chávez como símbolo. También de cómo tratar de hacer una especie de crossover destinado a un público más joven, no debería ser la excusa para incrustarlo en la industria cultural que él mismo combatió desde lo afirmativo venezolano y latinoamericano.

Se trata de una discusión abierta que despierta la sensibilidad de una mayoría, la cual no se recupera todavía de la pérdida de una de las figuras con más peso en el imaginario colectivo.

La falsa agonía

Podría creerse que la crisis económica y social que originaron la migración devastaron al chavismo, y en parte, es cierto.

La desesperanza se apoderó indudablemente de varios estamentos. No obstante, parece que el pueblo chavista sabe separar el grano de la paja, y suele sacar a Chávez del contexto que les obliga a vivir en Venezuela con severas dificultades, o a salir de allí.

“Chávez vive en el corazón de su pueblo”, aclara María Gabriela Chávez, hija del fallecido presidente de Venezuela. Esta rechazó el contenido del polémico vídeo por considerarlo una falta de respeto.

La polémica

Chávez fue la contrafigura del imperio norteamericano, sacó de las estatuas a Simón Bolívar y reposicionó el latinoamericanismo hasta llevarlo al mainstream.

Por eso es difícil pensar que Hugo Chávez querría verse inmortalizado en la figura de un animado parecido a un “Gi-Joe” con alas. Esta distorsión podría ser la que provocó el estallido entre quienes le recuerdan recitando el poema a Maisanta, de Andrés Eloy Blanco, o el corrío de Florentino y el Diablo, de Alberto Arvelo Torrealba.

“Cuando conviertes la política en un show permanente, un espectáculo desideologizado y pueril, dependiente de la big data , reguetón y algoritmos, llegas a extremos del absurdo y el despropósito, como a veces ocurre con Lacava”, expresó William Castillo Bollé, analista político y viceministro de Nicolás Maduro.

La cúspide del debate llegó cuando la propia madre de Hugo Chávez salió en defensa de la memoria de su hijo, y ha sido en la sombra de la división donde los medios pusieron la lupa.

La excusa de llegar a la juventud

“¿Cómo puedo “desver” eso?”, dice un joven estudiante de medicina admirador de Hugo Chávez, el cual prefiere no identificarse. No le molesta ver a Chávez, pero rechaza verle robotizado y con alas, y observa que es un material audiovisual con poca calidad.

En efecto, para algunos jóvenes de las generaciones que recién llegan a la edad del voto, Chávez es una figura mítica. Para bien o para mal, el expresidente marcó su presente y en parte su futuro.

Para este estudiante del primer año de medicina, Chávez significa fuerza, dignidad y un ejemplo real de entrega al servicio público. Más allá de eso, podría estar en el nivel de figuras como la de Diego Armando Maradona.

Ha sido quizás esta lectura, la que motivó una propuesta controversial como la de Lacava. Desde luego mal lograda, pero pensada sobre la base de aspectos probablemente no indagados lo suficiente dentro de la mente de los más jóvenes.

Un símbolo indiscutible

“Si el diablo se pone cómico, se lo acomodo (un bate) por las costillas”, es una consigna, un meme, una expresión incorporada al catálogo que conservan los venezolanos. Sobre todo, los más jóvenes.

Enfrentar lo que sea, rebelarse y resistir, son aspiraciones del venezolano y se ven en la forma en la cual soportan la realidad que viven dentro o fuera del país.

Son los rastros de la épica que no ha muerto, ni está agónica, sigue allí, más o menos silente.