Tras las declaraciones de la ministra de exteriores de España Arancha González Laya, sobre las elecciones legislativas que se celebrarán en Venezuela el próximo 6 de diciembre, el Gobierno progresista de Pedro Sánchez en coalición con Unidas Podemos abre la puerta a no reconocer los resultados del proceso electoral.
España no reconoció la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela (más de 8 millones de votos), ni las elecciones de 2018 en las que Nicolás Maduro resultó vencedor frente a Henri Falcón y a Javier Bertucci. En ambas ocasiones tanto los observadores internacionales como las auditorías electorales mostraron la transparencia del proceso.
Para el actual proceso, se ha dado un diálogo que ha suscitado la renovación del poder electoral, que se ha llevado a cabo mediante un proceso participado de igual manera entre el gobierno y la oposición, que tras varios años va presentarse en su totalidad, aunque en dos candidaturas diferentes.
Hablamos con Oskar Matute, diputado de EH Bildu, una de las organizaciones que apoyaron la investidura del actual gobierno de España.
¿Cómo valora las declaraciones de la ministra de exteriores de España, Arancha González Laya, por las que expresó que su gobierno no reconocerá los próximos comicios que se celebrarán en Venezuela?
Nosotros no entramos a valorar las decisiones que toman los demás, tratamos de ser muy respetuosos. El Gobierno español, si ha decidido no reconocer los próximos comicios, sabrá por qué motivo lo hace. De todas maneras, no se puede estar predicando una cosa y haciendo la contraria. No se puede pedir elecciones cuando le viene bien a unos y rechazar y menospreciar cuando no les vienen bien.
Quizá el problema de la oposición es que está desunida y confrontada y no tiene las mismas opciones que en el 2015 de ganar las elecciones. ¿Ese es el problema? Entonces las elecciones solo son legítimas cuando pueda ganar la oposición, sino se descalifican.
A nuestro modo de ver, detrás de esas declaraciones está la decisión de la UE. El Gobierno español debería jugar un papel mucho más dialogante con el Gobierno de Venezuela y la Unión Europea. Podría hacer ese puente entre los dos, pero eso requiere de políticas valientes y no alinearse con una de las partes.
¿Considera que existen suficientes garantías como para reconocer las elecciones legislativas que se celebrarán en Venezuela el próximo 6 de diciembre?
En Venezuela hay una disputa de legitimidad por las dos partes. No vamos a ser ilusos, las dos partes están en abierta confrontación. Por un lado está el chavismo y el Gobierno de Maduro que ganó las últimas elecciones presidenciales, y por otro lado está la oposición que ganó las elecciones parlamentarias del 2015, además del autoproclamado presidente Juan Guaido.
Las elecciones al Parlamento de Venezuela se dan cada 5 años según la Constitución venezolana. Las últimas fueron en enero de 2015, donde la oposición se hizo con el control del Parlamento. El Gobierno ha convocado las elecciones en base a la constitución y al propio reglamento. Se pueden hacer diferentes interpretaciones, pero todos deberían trabajar por recuperar la normalidad institucional.
¿Por qué las elecciones son válidas cuando gana la oposición y la comunidad internacional así las aprueba y dejan de ser válidas y legales cuando la oposición no sale bien parada? En esas condiciones no se puede mantener un diálogo entre las partes.
¿A qué intereses responde no reconocer las elecciones que se están llevando a cabo en el marco de los diálogos entre el gobierno y la oposición?
El diálogo entre el Gobierno y la oposición se mantiene de manera fluida. En el 2018, las dos partes llegaron a un preacuerdo en Panamá, con la mediación de 2 ex-presidentes latinoamericanos y un español. La oposición se levantó de la mesa en el último segundo por presiones de EEUU.
La pregunta es, ¿hay voluntad de llegar a acuerdos o lo que se busca es imponer un tipo de acuerdo a una de las partes? En estos últimos meses también ha habido negociaciones, un sector de la oposición quería presentarse, de hecho algunos se van a presentar.
Quizá el problema de la oposición es que está desunida y confrontada y no tiene las mismas opciones que en el 2015 de ganar las elecciones. ¿Ese es el problema? Entonces las elecciones solo son legítimas cuando pueda ganar la oposición, sino se descalifican.
Como una última observación, flaco favor está haciendo la UE alineándose con la misma estrategia de EE.UU. La UE debería dejar de mirar por encima del hombro a otros países y a sus sistemas político -electorales. El eurocentrismo no aporta nada en un tema tan complejo como es la realidad venezolana.